21.3.2022
Por Prensa FOL
A fines de marzo está previsto que comience a funcionar el espacio de educación popular para jóvenes y adultxs para que finalicen sus estudios secundarios las y los vecinos del Bajo Flores, en ciudad de Buenos Aires. Con becas disponibles para estudiantes y títulos oficiales abrirá sus puertas de lunes a viernes, de 18:00 a 21:00.
El próximo lunes 28 de marzo, con una asamblea de presentación, darán comienzo las clases en el bachillerato popular del FOL en el barrio del Bajo Flores, donde la organización tiene un espacio acondicionado a tal fin, y quienes impulsan este proyecto ya vienen de una trayectoria en Bachis populares.
Con el requisito de tener el primario completo y ser mayor de 18 años, las y los vecinos de la zona podrán inscribirse para concluir sus estudios secundarios. En torno a la experiencia de la educación popular en una organización social, charlamos con Migo y Hugo, docentes y militantes del FOL.
Migo comienza historiando sobre los bachilleratos populares y qué características tienen en ciudad de Buenos Aires. “Los bachilleratos populares tienen en Ciudad y conurbano sobretodo una importante tradición. Todo a partir de la crisis del 2001 en adelante, por supuesto hay antecedentes de educación popular que se remontan mucho más atrás en el tiempo en Argentina y Latinoamérica, pero la lucha específica del sector de bachilleratos populares tiene ese punto de emergencia histórica notoria y muy marcada. Surgen como iniciativa en contexto de crisis social económica de una gran pobreza en el país, para reconectar a las personas que habían quedado por fuera de la posibilidad de terminar los estudios secundarios en el ámbito educativo formal existente por las peculiaridades, como puede ser su ritmo de trabajo precario que le impone una falta de posibilidad de control de sus horarios, por cuestiones de índole familiar o de cuidado o de tener hijes, que dificultan poder mantener un ritmo de regularidad en cursadas y demás y también por dificultades económicas, estigmatización inclusive y distintos tipos de problemáticas como consumo problemático de sustancias o alcohol”.
A esa caracterización, Migo le suma a modo de conclusión, que los bachis “surgen como iniciativas destinadas a esas poblaciones en barrios populares, pero además con un objetivo político que es poner en juego un tipo de educación critica que repiense y problematice las prácticas educativas de enseñanza y aprendizaje, las relaciones de poder a la hora de construir conocimiento y que apueste fuertemente por lo colectivo en términos de las prácticas político pedagógicas. Pero además todo esto enmarcado en un horizonte de transformación social y como un aporte más entre otros en la construcción de poder popular”.
Por su parte, Hugo reflexiona sobre los objetivos de la organización social al fomentar estos espacios y afirma “en el FOL venimos hablando de crecimiento cualitativo, venimos hablando de trascender la lucha económica hacia una lucha cada vez más política y debe incluir al conjunto, al colectivo. Creo que el cambio social se puede lograr a través de la construcción de poder popular y este poder popular no puede prescindir de la educación, una de las patas importantes sobre la que se levanta la sociedad”.
“En este sentido podemos hablar de una educación que esté ligada a los intereses de nuestra clase y obviamente que estará en confrontación en contradicción con los intereses del sistema capitalista a través del Estado, lo cual implica que siempre estemos dispuestos a luchar para lograr lo que necesitamos”.
“La educación popular a través de los bachilleratos populares es una forma o un principio para ir construyendo la educación que necesitamos en vista de esa nueva sociedad donde no exista la división social, la explotación, la diferenciación social de todo tipo, la opresión y donde no exista la propiedad privada”.
“Por eso esta educación no puede ser la reproducción de la educación tradicional, de la educación burguesa, que se reproduce cotidianamente a través de las instituciones dedicadas a eso. Por lo tanto pensar una educación al servicio de nuestros intereses implica redefinir muchas cosas y a la vez estamos en el camino con nuestras historias, con nuestra mochila llena de educación burguesa que hemos recibido a través del Estado de este sistema. Por eso el desafío constantemente es un ir aprendiendo. De eso se trata, de que podamos prepararnos cada vez mejor para llevar adelante lo que tanto ansiamos”.
Migo con respecto a las expectativas que tienen con este proyecto plantea que “al abrir este espacio seguiremos ese camino de lucha por su reconocimiento. Hay una organización que coordina y nuclea las reivindicaciones específicas de este sector que es la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha que es un espacio muy importante en esta historia porque ha permitido conquistar reconocimientos del estado para poder otorgar títulos oficiales, salarios para docentes, becas para les estudiantes. En la ciudad de Buenos Aires la coyuntura fue cambiando, sin embargo se siguen abriendo nuevos bachilleratos”.
Las expectativas de Hugo es la de “poder desarrollarnos territorialmente poder llevar a la práctica esas ideas que nos mueven por el cambio social y construir ese poder popular implica un proceso. Como coordinar, articular con otros espacios organizados que estén viendo la salida a la situación crítica por el mismo lado. Como el cambio social no puede provenir de dos o tres personas, sino a través de la mayoría, apuntamos a trabajar sobre la conciencia en el FOL para ir mejorando formas de conocimiento hacia una lucha cada vez más política para transformar la realidad que nos toca vivir, la opresión, la marginación, la explotación, hacia una vida digna en la que podamos contar con todo lo que necesitamos en la manera en la que la necesitamos y para eso hace falta ser constructor y constructora participe de ese cambio”.
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