10.3.2022
Por La Retaguardia
Trabajadoras de la salud del Hospital Santojanni y de los Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) de su Área Programática conformaron una Comisión de Género y Diversidad. Este 8M hicieron visibles sus reivindicaciones con una acción en las escalinatas del Hospital contra la violencia machista, por la aplicación del cupo travesti trans en salud, reclamando políticas de cuidados integrales y la efectiva aplicación de la ley Micaela.
Cerca de las 8 de la mañana, una decena de mujeres pegaba prolijamente un afiche junto a otro en el pasamanos de las escalinatas del Hospital Santojanni de la Ciudad de Buenos Aires. Las batas o guardapolvos que vestían algunas daban cuenta de que son trabajadoras de la salud. Otras estaban con ropa de calle, pero todas con barbijo. Saludaban a quienes llegaban y se sumaban a la entusiasmada pegatina. Las menos tímidas se acercaban a quienes ingresaban a este hospital público en el barrio de Mataderos, volante en mano, dispuestas a compartir las preocupaciones y reclamos con las personas usuarias del hospital. Hubo quienes escuchaban con atención, y otras incrédulas que tomaban el volante y se refugiaban dentro del edificio rápidamente. Pero todas ellas, con más o menos convencimiento, visibilizaron a las mujeres trabajadoras, leyeron sus consignas y participaron de algún modo de la acción.
La antropóloga Natalia Israeloff, trabajadora del Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) N°7 que pertenece al Área programática del Hospital Santojanni, nos habló de los orígenes de esta organización de trabajadoras: “Junto con un grupo de compañeras formamos, allá por fines del 2019, lo que hoy es nuestra Comisión de género y diversidad, con la finalidad de abordar distintas situaciones de desigualdades, de violencias, de inequidades que se dan en nuestros espacios de trabajo. Somos una comisión donde hay profesionales de múltiples disciplinas, gente de planta, residentes, y estamos haciendo una tarea que consideramos histórica, que es ponerle voz a esas desigualdades cotidianas que se dan en nuestros espacios de trabajo y que muchas veces son naturalizadas incluso por las mismas personas que las padecen”.
Decidieron, para este 8 de marzo, encontrarse en las escalinatas del hospital para hacer un gran empapelamiento y afichada, con una serie de consignas:
– Basta de violencia machista
– Por la efectiva aplicación del cupo travesti trans en salud
– Políticas de cuidados integrales
– Efectiva aplicación de la ley Micaela
Israeloff contó también que no están solas, que son muchas más las trabajadoras de salud de CABA que se han organizado alrededor de las mismas preocupaciones. “Estamos en una red con otros comités, comisiones, espacios de género y de violencias en distintos hospitales y centros de salud de la ciudad de Buenos Aires”.
En una hora ya eran muchas más las mujeres trabajadoras, las integrantes de la comisión de género, mezcladas con quienes fueron sumándose desde adentro del hospital, para ser parte de la asamblea improvisada que comenzó con un no muy prolijo círculo sobre la escalinata, pero que permitió que se escucharan las voces de muchas, de las pioneras, de quienes venían por primera vez, y también se hicieron tiempo para homenajear a aquellas que ya no están pero siguen siendo parte de la lucha.
Viviana Mazur, médica generalista del CeSAC N°7 y referente de IVE-ILE de la Ciudad desde la Coordinación de Salud Sexual, SIDA e ITS, recordó a una de las compañeras que motorizó la creación de la comisión. “Fue Gabriela Elías, iba a decir es pero me di cuenta que tengo que decir fue -aclaró-, una compañera enfermera que estaba padeciendo una enfermedad importante y a lo largo de la pandemia, a pesar de su enfermedad, trabajó muchísimo para garantizar el acceso al testeo y el acceso a las vacunas. Una la veía y la escuchaba y decía: ¿de dónde saca la energía en este marco, en medio de su tratamiento de quimioterapia para poder sostener un montón de prácticas de cuidado?
Alguien propuso un aplauso por Gabriela, fue sentido y extenso, y se hizo difícil de terminar.
Mazur reflexionó también en clave de género acerca de la tarea de las prácticas de cuidado a cargo de las enfermeras “que tienen que ver con su profesión y con la asignación de género desde donde muchas tomamos en relación a la necesidad de trabajar por los cuidados de otros y muchas veces esos cuidados no son reconocidos como corresponde”.
Carla, médica de la guardia de pediatría, desconocía la existencia de la comisión y se acercó por primera vez, “feliz de este espacio, que va a ser un espacio de lucha y de reconocernos entre todas, poder darnos la mano y avanzar”. También transmitió su preocupación por las demandas de las enfermeras: “Quiero visualizar la lucha que necesita el espacio de enfermería. No hay manera de que avancen, desconozco por qué no se suman masivamente a la lucha”. Calificó a la falta de reconocimiento de su profesionalización como “un desastre”, teniendo en cuenta la situación devastadora de la pandemia que “se llevó un montón de enfermeros, que laburaron al 90%”.
“Estamos juntas para combatir un poco por el 8 de marzo, el Día Internacional de las Mujeres. Nos juntamos en el Hospital Santojanni para poder mostrar que hay espacios que están esperando por aquellas personas, mujeres, disidencias sexo-genéricas, que necesitan denunciar y hablar sobre las cosas que están pasando en el trabajo, en sus ámbitos laborales, cosas que tienen que ver con violencia, cosas que tienen que ver con acoso, cosas que tienen que ver con la opresión de género con la que vivimos en esta sociedad”, afirmó Carolina, trabajadora social del Centro de salud N°7, que también es parte de la comisión y sumó a esta jornada su presencia, su alegría y sus convicciones.
Cifras dolorosas
Según un relevamiento sobre situaciones de violencia basada en género en el ámbito laboral que elaboró la comisión, el 76% de quienes respondieron la encuesta identificaron haber sufrido agresiones, maltrato laboral o violencia sexual. Todas eran mujeres. Un 45% recibió maltrato verbal y dos encuestadas recibieron amenazas a agresiones físicas y dos agresiones físicas. El 17% recibió comentarios con connotación sexual y dos trabajadoras sufrieron exhibicionismo. En la mayoría de los casos, las acciones fueron realizadas por personas en roles laborales asimétricos y no se realizaron acciones administrativas o denuncias. A su vez, ante denuncias, en general no se tomaron medidas o se cambió a la víctima de lugar de trabajo. En las situaciones de agresiones sexuales, el 79% identificó que sufría estas acciones por ser mujer.
En relación a la tarea de la Comisión para revertir esta realidad, Leticia Andina, médica generalista y trabajadora del CeSAC 5, detalló: “vinimos a sensibilizar al resto de las compañeras del hospital, intentamos que la comisión crezca y poder ir acompañando los procesos de mejoría del trabajo y, sobre todo, prevenir la violencia, la violencia de género, institucional, aumentar el cupo trans, disminuir las desigualdades en el trabajo respecto a los compañeros hombres y todas aquellas cuestiones que hacen al género en el ámbito laboral y a las diferencias de género en el ámbito laboral, así que es un día recontra importante para nosotras. Es algo que está creciendo, es algo para lo cual hay que sensibilizar un montón y pensarse y ayudar a pensar a otros”.
Acerca del reclamo de aplicación de la ley Micaela en salud, en el hospital y su Área Programática, dijo: “no hay una normativa bajada o concreta de que (la formación en género) tenga que ser obligatoria para todos los funcionarios y funcionarias públicas, desde el director del hospital hasta el último. Lo que hay es un curso auto administrado que “no mueve la aguja” y la realidad es que lo que necesitamos es que se haga en serio, que nos capacitemos todos en la ley Micaela”.
Cuando le consultamos sobre qué temáticas han tenido que trabajar más fuerte estos años, y cuáles eran sus preocupaciones, respondió tajante: “la violencia de género institucional”.