Drama educativo en CABA: hay más de 50.000 pibes sin vacantes

23.2.2022

Por Martín Suárez

El déficit crónico que vive la Ciudad cada año se profundizó en este ciclo lectivo, por más demanda de familias que venían del sector privado y la falta de construcción de nuevas escuelas. En nivel inicial, el 54% no obtuvo lugar.

En las próximas horas vuelven las clases en la Ciudad de Buenos Aires. En estos momentos hay familias angustiadas porque sus hijos o hijas aún no tienen un lugar asegurado. O porque lo que le ofrecen queda a 50 o 60 cuadras de su casa. Son más de 50 mil en esa situación.
Pero no se trata sólo de números. Detrás de cada cifra se encuentra una historia de lucha, reclamos, a veces resignación, y un futuro lleno de incertidumbre por el derecho a la educación que no es cumplido, y que la Constitución de la Ciudad lo contempla desde los 45 días de vida del bebé.
Este lunes, el nuevo ciclo lectivo comenzará sin 56.832 chicos que pidieron un lugar y no lo obtuvieron. Entre los tres niveles (Inicial, Primaria y Secundaria), hubo 118.169 solicitudes, y se asignaron 61.337. Esos datos relevó Tiempo a través de fuentes del Ministerio con acceso a la información del sistema online, porque el Ejecutivo porteño se niega a reconocer la carencia de vacantes. Esa falta de estadísticas oficiales suele ocasionar un desfase en la actualización de las cifras que se incrementan año tras año (ver recuadro), a la par de un déficit crónico en la construcción de nuevas escuelas. Y en muchos casos se sigue hablando de «20 mil pibes sin vacantes» cuando en la práctica es un número mayor. A su vez, con las crisis del macrismo y la pandemia, cada vez más gente sale de la privada en busca de un lugar en el sistema público. Pero a pesar de una mayor demanda, la oferta de sitios es la misma cada año. Y si no se lo reconoce, entonces no hay un problema.
El sector más crítico es el infantil. La falta de lactarios y jardines con salas de 3 a 5 años provoca un colapso en el nivel inicial, que es históricamente uno de los más castigados. De acuerdo a la información analizada en ese sector, este año se solicitaron 41.611 vacantes para niñas y niños de 45 días de vida a 5 años de edad, pero CABA asignó tan solo 19.416: el 53,4% de los inscriptos no obtuvo lugar en jardines públicos porteños.
“La falta de vacantes es un tema absolutamente invisibilizado, esta semana ningún medio concentrado le va a preguntar a Larreta por esto, todos van a decir cómo le interesa la educación al gobierno porteño y nada más”, advierte a Tiempo el secretario adjunto del gremio UTE, Eduardo López, y titular de la CTA porteña. “Larreta y Acuña lograron ocultar las vacantes que faltan al establecer un sistema de inscripción online donde solo ellos pueden saber qué cantidad de familias eligieron la escuela pública y cuántos se quedaron afuera –acota–. En vez de construir escuelas decidieron esconder los pibes y pibas que no tienen vacantes”.

Con los chicos no

La Constitución porteña en su artículo 24 ordena al Estado local otorgar vacantes desde los 45 días de vida en adelante, algo que la ministra de Educación, Soledad Acuña, niega regularmente al asegurar que ellos cumplen con la carta magna y que garantizan las vacantes a partir de los cuatro años. Pero de acuerdo a los números del sistema de inscripción on line, hay miles de pibes de primaria y secundaria que tampoco consiguen lugar. Para ambos niveles se solicitaron 76.558 lugares y el Ejecutivo porteño entregó hasta esta semana 41.921, por lo que un 45% del total de inscriptos permanece sin vacante.
“La falta de escuelas afecta principalmente a los sectores populares, haciendo que las familias deban responsabilizarse por sí mismas de ver cómo garantizar el acceso a la educación. Y muchas de las que consiguen una vacante, lo hacen en una escuela que queda lejos de sus hogares, y tienen que tomar uno o dos medios de transporte”, analiza en diálogo con este diario la diputada porteña Maru Bielli (FdT), integrante de la Comisión de Educación de la Legislatura. “Es necesario que se construyan escuelas también atendiendo a criterios de justicia, teniendo en cuenta las vacantes que hoy faltan, cuál es su distribución geográfica, y que se proyecte la necesidad de vacantes en los próximos años”.
Cada ciclo lectivo existe un incremento en la demanda de solicitudes pero, pese a esto, el distrito porteño se niega a construir de manera sostenida edificios escolares. Un informe elaborado por el Instituto de Estudios de Consumo Masivo (INDECOM), afirma que creció casi un 20% la demanda en escuelas públicas y cayó un 40% en privadas: “Las subas de las cuotas trepan hasta un 40% en algunos establecimientos pagos y el éxodo hacia escuelas públicas rondaría el 20%”. Entre marzo de 2020 y mediados de 2021, el aislamiento total o parcial, como consecuencia de la pandemia, afectó los ingresos económicos de muchas familias que no pudieron cumplir con el pago de las cuotas mensuales. Cuando los colegios privados empezaron a aumentar las tarifas, se redujo la matrícula. Y creció la demanda en el sector público que, en el caso de CABA, no aprovechó los meses de aislamiento de los chicos para construir en ese momento más edificios, sabiendo el déficit crónico de vacantes que vive el distrito.
El Ministerio de Educación de la Ciudad implementa siempre la misma estrategia: dos o tres meses después de haber comenzado las clases, reacomoda en diferentes escuelas a miles de niños y niñas que quedaron en lista de espera (muchos de ellos en establecimientos que no eligieron y que les queda lejos de sus casas). Ese «reacomodamiento» ocasiona superpoblación en las aulas. Dónde tiene que haber 20 estudiantes termina habiendo 25, 30 o 35. Ya a mitad del ciclo lectivo, entre mediados o finales de junio, varias escuelas sufren la saturación de sus aulas. Aparecen estudiantes nuevos y baja la cantidad de pibes sin vacantes. Esta superpoblación de aulas también afecta gravemente la calidad educativa.

Lista de espera con ofrecimiento

Los 56.832 chicos y chicas sin lugar este año representan el 48,1% del total de solicitudes. De estos números surge una pregunta esencial: ¿Cuál es la situación de ellos? ¿Están desescolarizados, pasaron a la educación privada, a Provincia, o en el caso de los más pequeños fueron derivados a los Centros de Primera Infancia (CPI) que no pertenecen a Educación sino a Desarrollo Social? Tiempo se lo consultó a la cartera que dirige Acuña y no supieron responder.
Pero el sistema online contiene «trucos» para que el número de familias sin vacantes parezca menor. No reconoce que esos casi 57.000 pibes carecen de lugar, y sostiene que son solo 11.804 quienes están en «lista de espera». Al resto que sigue sin vacantes los distribuye en diferentes categorías arbitrarias ubicadas dentro de su base de datos. Además de «Vacantes asignadas» y «Lista de espera», se suman ocho ítems: el más llamativo es “Lista de espera con ofrecimiento”: aquí figuran aquellas familias en lista de espera a quienes contacta el Ministerio de Educación porteño ofreciéndoles formalmente una vacante que ellas rechazan. Lo que no detalla esta categoría es porqué la decisión negativa de la familia. Son miles los casos en los que se les sugiere un lugar en escuelas muy alejadas, o de jornada simple cuando se pidió jornada completa, depositando la responsabilidad en las familias por su decisión. El resto de las categorías se dividen en: Documentación pendiente, Vacantes pendientes de validación, Deshabilitada, Validación completa, Validación parcial, Validación rechazada y pendiente con validación y Documentación parcial. Más allá de los rótulos, los chicos y chicas englobadas en esas categorías no empezarán mañana las clases en ninguna escuela porteña.
“Mientras éste lunes vamos a ver a funcionarios del Gobierno de la Ciudad en los medios diciendo que todos sus recursos están puestos en garantizar la educación de niñas y niños, ninguna autoridad se acercará a aquellas escuelas que no tienen docentes debido a los constantes errores técnicos que vienen sucediendo en el sistema de designación”, denuncia Florencia Rivero, docente y secretaria gremial de la Unión Argentina de Maestros y Profesores CAMYP. “Habrá miles de niñas y niños que verán los anuncios desde sus casas por no haber conseguido una vacante, debido a la baja constante del presupuesto educativo en CABA que denotan la falta de compromiso político para la construcción de escuelas”. «

«El destrato es terrible»

Brenda Calazanz hace dos años que intenta conseguir una vacante para su hija Azul. “En octubre de 2020 la inscribí para el ciclo lectivo del próximo año, y en 2021 para éste: no hubo caso, siempre quedé en lista de espera para sala de 1 y ahora para la de dos. En ambas oportunidades mandé correos, fui varias veces a la supervisión, a más 10 jardines y nada”. Como miles de familias, sufre el desgaste de seguir insistiendo con trámites posteriores luego de quedar en lista de espera. “No inicié amparo porque no tengo tiempo para ir al Distrito, hacer horas de fila y llevar y traer papeles. Además tengo una beba de 9 meses que me demanda otros tiempos y se me dificulta mucho estar de un lado a otro con ambas”.

El gobierno porteño no solo incumple con el acceso a la educación de miles de chicos, también viola la resolución 3571/15 firmada en 2015 y el Estatuto Docente, que establecen que los maestros de la Ciudad titulares e interinos con 2 años de antigüedad, y suplentes con 3, tienen prioridad en la asignación de vacantes. Es el caso de Florencia Cittadini (foto), docente de media en Lengua y Literatura, y su beba de 3 meses, Alma: “La inscribí ni bien nació para tener una vacante en algún lactario, soy único sostén de familia, no conseguí. Puse cinco opciones y en ninguna me fue otorgada una vacante. Fui a Supervisión y sólo me dieron un número de reclamo, a pesar de ser docente y demostrar la carga horaria que tengo”. Y agrega: “el destrato es terrible, no te dan bolilla y tratan de naturalizar el tema. Me dijeron que es algo que pasa todos los años, que el 70% de la plaza de vacantes en maternales se guarda para los trabajadores de la salud, dado que esos jardines sólo se encuentran en los hospitales. La verdad que no sé si esto es una realidad o no. Hasta les propuse que me venía bien cualquier distrito, porque a mí me es mucho más fácil conseguir a alguien que lleve y traiga a la gorda que conseguir una niñera que esté tantas horas en casa con ella, porque trabajo mucho en la escuela en los turnos tarde y noche. Y no puedo anotarla en privados porque arrancan desde los $ 18.000 para una jornada de tres horitas. Necesitaría una jornada completa, que cuesta hasta $ 37.000.»

Una crisis crónica

Más allá de que desde el Gobierno de la Ciudad se relativice la falta de vacantes y no se entregue información oficial, se trata de una crisis educativa que crece año a año. Y que incluso está judicializada con amparos contra la administración macrista por parte de familias y organizaciones. Otro relevamiento de Tiempo de 2020 demuestra que hace dos años hubo 55.520 inscriptos en inicial y sólo se entregaron 19.950. La asignación de vacantes fue prácticamente la misma que la de 2022, con una gran demanda, seguramente alentada por la crisis económica de la gestión macrista. Al comparar la cantidad de vacantes entregadas en 2019 (19.950) con las de este año (19.416), se aprecia incluso que, más allá de una merma en la demanda de este año (41.611), el gobierno porteño asignó menos vacantes. A pesar de conocer la falta de lugares que tiene el distrito, no creció la oferta de vacantes. En este punto la cartera educativa porteña tampoco supo explicar a Tiempo la disminución de solicitudes: resignación de las familias, transferencia de vacantes a las privadas, o si los chicos fueron derivados a los CPI.
Donde se destaca un crecimiento del déficit es en el nivel inicial. Los datos relevados por este diario en 2021 muestran que la cantidad de solicitudes es menor a la de este año en jardines (37.945) y que sólo fueron asignadas 18.384, es decir, quedó excluido el 51,6% del total de inscriptos: casi dos puntos menos que los pibes sin vacante de éste año (53,4%).

«Sin recomposición salarial, con ajustes, tarifazos y acuerdo con el FMI no podemos empezar»

21.2.2022

En el marco del comienzo de las clases en la Ciudad de Buenos Aires y la vuelta a la presencialidad en las aulas sin protocolos, tal como anunció Soledad Acuña, ministra de Educación de Horacio Rodríguez Larreta, la Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior (Ademys) lleva adelante este lunes 21 un paro de actividades y a las 12 concentrará frente a la Jefatura de Gobierno porteño en reclamo de «salario igual a la canasta familiar», «recomposición salarial docente con todas las sumas al básico», «actualización mensual por inflación», «ningún cargo por debajo del salario inicial», «concursos y actos públicos transparentes bajo control de la docencia», la «restitución de las Juntas de Clasificación y Disciplina docente con sus funciones históricas y el voto directo de la docencia», la «titularización masiva en media, superior y programas socioeducativos», que haya «protocolos adecuados a la situación epidemiológica y vacunación», y «presupuesto para infraestructura y generación de vacantes genuinas con construcción de escuelas», entre otras demandas.

«Sin recomposición salarial, con ajustes, tarifazos y acuerdo con el FMI no podemos empezar». Con esa consigna central, acompañada del lema «La deuda es con la educación», los y las trabajadoras de la educación de la Ciudad de Buenos Aires nucleadas en la Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior (Ademys) realizan un paro de actividades este lunes 21 y concentrarán desde las 12 frente a la Jefatura de Gobierno porteño.
Los y las docentes porteñas exigen «salario igual a la canasta familiar», «el «recomposición salarial docente con todas las sumas al básico», que haya «actualización mensual por inflación», «ningún cargo por debajo del salario inicial», «concursos y actos públicos transparentes bajo control de la docencia», la «disolución de la Comisión del Registro y Evaluación de Antecedentes Profesionales (CoREAP)» y la «restitución de las Juntas de Clasificación y Disciplina docente con sus funciones históricas y el voto directo de la docencia», son algunos de los reclamos que el gremio porteño difundió en sus redes sociales.
También demandan que haya «titularización masiva en media, superior y programas socioeducativos», los «protocolos adecuados a la situación epidemiológica y vacunación», «presupuesto para infraestructura y generación de vacantes genuinas con construcción de escuelas», «jornada laboral equivalente a un cargo, en defensa de nuestras condiciones de trabajo y el #Estatuto Docente contra la reforma laboral», la «regularización de la Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires (Obsba)», la «plena vigencia de las licencias estatutarias», y el rechazo a «la flexibilización laboral a través del MIA».
Al cierre de esta nota, los y las trabajadoras de la educación nucleadas en Ademys realizaban una conferencia de prensa frente a la Jefatura de Gobierno porteño.

Iron Mountain: “Llegaremos al juicio oral y público y lograremos las condenas de los responsables”

20.2.2022

Por La Retaguardia

Javier Moral es abogado de familiares de las víctimas del incendio que ocurrió hace 8 años en un depósito de la empresa Iron Mountain, en el barrio porteño de Barracas, donde fallecieron diez personas. Moral pasó por el programa Otras Voces Otras Propuestas de Radio La Retaguardia y contó en qué instancia se encuentra el proceso judicial contra los responsables de la tragedia.

El 5 de febrero de 2014 por la mañana se produjo el incendio y derrumbe de uno de los depósitos que la empresa Iron Mountain tenía en el barrio de Barracas, en la Ciudad de Buenos Aires. En consecuencia, diez personas perdieron la vida y otras siete resultaron gravemente heridas. Rápidamente las investigaciones llegaron a la conclusión de que el incendio había sido provocado con el fin de eliminar documentación comprometida para la firma multinacional y hay evidencias concretas de que cuando inició el siniestro no se dieron las alertas correspondientes para contener el fuego.
El abogado de familiares de las víctimas de la tragedia, Javier Moral, contó parte del recorrido legal llevado a cabo para buscar justicia para las personas fallecidas y afectadas por el incendio: “En estos ocho años tuvimos que atravesar el laberinto judicial para pedir justicia para las víctimas y para aquellos que quedaron con lesiones de gran importancia. Estamos en un punto en que el juzgado de Instrucción que lleva la causa procesó a 17 de 23 personas que fueron encontradas, en un principio, responsables para ser llamados a declaración indagatoria. Las defensas apelaron. Nosotros como querellantes apelamos el sobreseimiento de los cinco que el juzgado entendió que no tenían responsabilidad. La Cámara, el organismo superior de ese juzgado, entendió que debían profundizarse las pericias realizadas. Aparecieron restos de combustibles, acelerantes y algunos transformadores que dan la pauta de la contingencia eléctrica con la cual habría empezado ese siniestro que se convirtió en un incendio de grandes características”.
Moral insistió en que “quedó claro a todas luces que (el incendio) fue intencional”. Se basó en “pericias muy exhaustivas” que se realizaron a lo largo de 2021 y que finalizaron el 17 de enero de este año. Esas investigaciones determinaron que el incendio fue provocado con el fin de hacer desaparecer documentación que comprometía a la multinacional: “Hubo peritos de las defensas, de los bomberos, de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Cada uno tuvo un camino diferente para llegar a la misma conclusión. Esto estaba establecido para que se produjera un incendio de una alta voracidad y que redujera a cenizas documentación que luego conocimos como las ‘4.040 cuentas’ o los Panama Papers. Quisieron evitar que apareciera esa documentación”, afirmó.
La mayor cantidad de documentación eliminada en el incendio pertenecía a empresas de un poderío económico inmenso que estaba relacionada al lavado de dinero: “Cuando se presentaron a declarar los directivos de la empresa que administraba el depósito manifestaron que Iron Mountain es una de las 500 compañías más grande del mundo y que, a su vez, el 95% de las compañías que conforman esa lista son clientes de ellos. Había compañías de servicios financieros, bancarios, negocios”, expresó Moral y contó acerca de la evidencia que sí pudo rescatarse del fuego: “Muchas cajas se pudieron salvar. Hay una foto muy simbólica de uno de los bomberos rescatando una caja que tiene un rótulo frontal que dice ‘lavado de dinero’ y hay una que directamente dice ‘coimas’. Esa es la documentación que se pudo salvar”.

Querellantes y juicio oral y público

“Batallamos arduamente durante tres años para que reconocieran en carácter de querellantes a las familias. Las víctimas habían sido quitadas del proceso penal. Les habían quitado el rol de querellantes para que se evitara el conocimiento de la verdad material mediante una resolución que echó a los querellantes. La Cámara Nacional de Casación Penal les devolvió ese carácter. Después de estas pericias y consumados los procesamientos, el año que viene esperamos tener sorteado un tribunal oral que es el que va a intervenir en el juzgamiento de los imputados. A raíz de ese fallo de Casación, ahora llegaremos a juicio oral y público y lograremos las condenas de aquellos que tengan que ser condenados”, se esperanzó el abogado de las familias de las víctimas.

La demora de ocho años

Entre las maniobras dilatorias de las defensas, los “errores” de la Agencia Gubernamental de Control y el tiempo que llevó reconstruir la documentación, pasaron ocho años sin que los responsables del incendio puedan ser juzgados: “Demoró dos años solamente reconstruir la documentación. Lo que primero se perdió, extraordinariamente, es el expediente de habilitación. De acuerdo a la ley, esta empresa tiene lo que se llama criticidad. No es lo mismo habilitar una empresa que tiene acopio de papeles que un kioskito porque requiere mucho más papelerío. La habilitación se produjo con mucha celeridad. Para los investigadores se dio producto de un acuerdo espurio porque de ninguna manera se podría haber habilitado ese lugar y en esa zona. Dos años se tardaron en tratar de conseguir esos papeles que habían sido desaparecidos justamente por el organismo que procuraba tenerlos, la Agencia Gubernamental de Control. Una vez que se hizo la reconstrucción de la documentación y se hizo la visita ocular, a la que nosotros como querellantes fuimos, quedó claro que había que citar a indagatoria a los acusados. Había cables colgados por todas partes. La demora también fue generada mediante chicanas, apelaciones y planteos que tuvimos que apelar para que la causa no prescribiera”.

Incendio ordenado

Además de las evidencias encontradas en la investigación y las 23 personas indicadas como responsables de haber provocado el incendio, el abogado apuntó a una persona más: “De menor jerarquía, pero vital: el vigilador, que no declaró. No explicó por qué ocho veces desoyó una alerta temprano y permitió una ventana temporal de casi una hora en la que el fuego se expandió. No se explica por qué frente a un sistema que generaba una alerta que le obligaba por protocolo a la persona a ir a revisar si efectivamente se trataba de una falsa alarma o un peligro real, hizo caso omiso. Además, cuando vecinos vieron el humo y llamaron al lugar, les dijo que ya estaban los bomberos cuando los bomberos ni siquiera habían sido notificados. Esto forma parte de un trazado cuya responsabilidad es, a las claras, de funcionarios del Gobierno de la Ciudad”, acusó el abogado.

Peter Pank: “Las noches de los ’90 eran tan intensas que también te podían devorar”

20.2.2022

Por Mariano Nieva

El artista tan prolífico como multifacético, recordó entre otras cosas su trayectoria en el teatro off, la figura icónica de Batato Barea y las interminables noches del under porteño.

Peter Pank es actor, performer, cantante, director de cine y escritor. Entrevistado evocó sus comienzos en la actuación en el colegio de la ciudad de Campana donde vivía, la llegada al Parakultural donde presenció un número interpretado por Alejandro Urdapilleta que le cambió para siempre su manera de concebir el teatro, su vínculo y admiración por Batato Barea que terminará volcando junto a Goyo Anchou con la edición de La peli de Batato (2011), las noches mágicas y salvajes de los ‘90 y todo lo que se viene para él junto a su banda Los Chicos Perdidos, que incluyen la posible edición en vinilo de su último trabajo llamado Nocturno. También se refirió a las nuevas funciones del Kabaret Elektro Pank junto a Emiliano Figueredo y del estreno teatral de Tarzán Boy, una adaptación de su novela homónima que escribió en 2017, entre tantas otras cosas.

Comencemos por el principio. ¿Qué se cruzó primero en tu vida, la música o la actuación?
Peter Pank: La actuación llegó primero que la música. Me crié en la localidad de Campana, provincia de Buenos Aires, y de adolescente durante el proceso militar lo que disfrutaba hacer era dibujar comics. Hasta que en un momento empecé a tener ganas de actuar esas historietas que yo mismo había creado. Y como en la escuela secundaria había unas materias extracurriculares como periodismo, coro y teatro, terminé haciendo un par de pequeñas obras. Recuerdo que en mi ciudad había dos grupos teatrales, el Municipal que hacía un repertorio muy clásico y otro colectivo integrado por gente joven que se llamaba Teathron que actuaban números de café concert. Al tiempo, algunos integrantes de este último grupo fueron a ver las puestas del colegio, me vieron y me invitaron a participar con ellos como apuntador. Acepté, y cuando llegó el día del estreno de su nueva propuesta teatral hubo un actor que hacía un personaje femenino que por alguna razón no pudo asistir. Y como el único que se sabía la letra era yo por mi trabajo de asistente en el libreto, me dijeron ahí mismo: “Ponete el vestido y hacé vos el papel de mujer”. Y así te podría decir que comenzó todo.

Sé que para vos llegar al Parakultural fue un momento iniciático y revelador. ¿Qué te pasó cuando pusiste un pie por primera vez en aquel lugar tan importante para la escena under de la época?
P.P.: Fue muy curioso cómo llegué al Parakultural. En aquel momento hacía poco tiempo que vivía en San Telmo y estaba estudiando actuación en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático donde a mis maestros no les gustaba absolutamente nada lo que les proponía. No me dejaban vestir de mujer y si bien era chico y no tenía mucha experiencia ni reconocimiento por venir de una ciudad pequeña como Campana, no era que nunca había hecho nada tampoco. Actué varios años creando mis propias obras que las había visto una buena cantidad de público también. Entonces, una compañera me dijo que lo que hacía encajaría perfectamente con la propuesta del Parakultural por lo cual tenía que conocerlo. Y claro, cuando entré fue un flash porque había encontrado el lugar que estaba buscando. Lo primero que vi allí fue un número interpretado por Alejandro Urdapilleta que se llamaba La Mamaní, donde se tiraba por las empinadas escaleras que había, utilizando un lenguaje totalmente rupturista que me voló la cabeza.

Aunque y a decir verdad, no comenzaste allí tu relación más profesional con el teatro, sino más bien en algo más tradicional.
P.P.: Es muy cierto lo que decís. Empecé a incursionar en el teatro en algo mucho más formal cuando una amiga me propuso sumarme al staff que colaboraba con Cipe Lincovsky, una gran actriz que había sido exiliada y había trabajado con el bailarín Maurice Béjart, y quien necesitaba un asistente en escena para un espectáculo unipersonal de una impronta muy intelectual que estaba haciendo. Hice una temporada con ella donde además nos fuimos de gira al interior, y la verdad es que era muy chico y Cipe, que era todo una señora de la escena teatral, tenía un carácter muy fuerte, lo cual me abrumó .Y por eso decidí al término de la serie de presentaciones pautadas, abandonar el proyecto. Después de ahí comencé a estudiar cine.

Yo soy Batato

¿Cómo conocés a Batato Barea?
P.P.: A Batato no lo conocí en el Parakultural, es más estoy casi seguro que la primera vez que lo vi actuar fue en el Centro Cultural San Martín recitando poemas junto a Fernando Noy, Delia Pardo y Néstor Perlongher. Y tanto me encantó lo que hacía que volví a verlo un par de veces más. Hasta que una noche en Cemento, lugar que frecuentaba con asiduidad porque en esa primera etapa del boliche y antes de convertirse en la Cuna del Rock había mucho teatro, contracultura y artes visuales, Batato hacía una performance donde a los asistentes los cubría con una tela y les adivinaba la suerte. Aunque después me contó Enrique Symns que Batato hacia ese número para tratar de levantarse a los chicos que le gustaban y que cubrirlos con la tela era una estrategia para ver si les podía sacar un beso (risas). Y al finalizar el acto entregaba a cada uno de los presentes una tarjetita con un fragmento de un poema de Alejandra Pizarnik y una leyenda que decía: “Soy Batato” y su número de teléfono.

Imagino que teniendo su número de teléfono lo habrás llamado. ¿O no?
P.P.: Por supuesto. Pasados unos días de su actuación en Cemento, me atreví a llamarlo y comenzamos a hablar sobre la obra de Alejandra Pizarnik que en ese momento no era de fácil acceso porque no había reediciones de sus libros por conflictos con sus derechos, o algo por el estilo. Lo que sí podías conseguir es que alguien te hiciera fotocopias de algunos de sus escritos. Y como Batato tenía una serie de libros y le faltaban otros y yo tenía justamente los que a él no tenía y viceversa, quedamos en encontrarnos para intercambiar ese material. Y a partir de ese momento, empezamos a construir una amistad que hacía que cada vez que yo iba al Parakultural o a Cemento, me lo encontrara y nos quedábamos charlando toda la noche.

Y justamente en una de esas noches, puntualmente en el Parakultural que por entonces sufría de manera permanente el asedio de la policía, el propio Batato impidió que te llevaran detenido. ¿Qué recordás de aquel episodio?
P.P.: Que eso que pasó fue parte de una serie de cosas curiosas que nos fueron uniendo cada vez más. Esa noche que mencionás de la razzia en el Parakultural, era la época en que ya estaba todo mal con el boliche creado por Omar Viola y Horacio Gabin. Y como lo querían desalojar a toda costa, todo el tiempo llegaba la policía y se llevaba a todo el mundo. Esa vez, cuando vi que entraron los milicos, entré corriendo al camarín para avisarles a los actores que allí estaban. Entonces Batato me dice: “No salgas, quedate acá con nosotros”. Mientras en el salón se armó un gran escándalo y Omar Viola les dijo a los agentes que si se llevaban a los artistas él en persona iba a ir al diario Crónica a denunciarlos por haber actuado como en épocas de la dictadura militar. Por eso es que zafamos entre otros/as Alejandro Urdapilleta, Humberto Tortonese, Batato y yo porque mientras me daba sus bolsos decía que era su asistente personal. De todos modos fue muy raro porque mientras me iba con los actores veía como mis amigos se iban detenidos por nada. Solo por haber salido a divertirse disfrutando de una obra de teatro y escuchar rock. Así que nos fuimos caminando con Batato ya de madrugada hasta la parada del colectivo que lo iba a llevar a su casa.

¿Cómo aparece la idea de hacer un documental sobre Batato?
P.P.: Después de la experiencia que te conté que tuve con Cipe, había dejado el teatro y comenzado a estudiar cine en la escuela de Avellaneda donde también me iba mal porque hacía unos cortos muy experimentales e influenciados por artistas como Andy Warhol o Paul Morrisey, cosa que a mis profesores no les gustaba nada. Recuerdo que me decían que eso no tenía nada ver con el cine argentino porque actuaban travestis y que no entendían qué quería decirles con tanto símbolo y gente en pelotas (risas). Y por ese motivo me reprobaron. Al año siguiente tuve que volver a presentar trabajos y otra vez lo mismo. Me decían que daba la sensación que no tenía la más mínima intención de aprender y por eso me dieron una última oportunidad proponiéndome filmar un documental.
Entonces, se me ocurrió hacerlo sobre Batato, por eso lo llamé y le propuse la idea en la cual yo solamente iba a tomar el té a su casa con una cámara y eso sería todo. Afortunadamente le pareció maravillosa la idea y lo hicimos. Yo lo único que le había pedido al cameraman era que no se centrara tanto en filmarnos a nosotros dos, sino más bien en los objetos que tenía Batato en su casa, sobre la mesa, los libros y las fotos para de este modo tratar de conocer al personaje. Imaginate que cuando se lo mostré a mis maestros, quienes no tenían la menor idea de quién era Barea me volvieron a bochar diciéndome que lo tenía que rehacer de la manera correcta en la que se hace un documental, incluyendo primeros planos al entrevistado, material de archivo, etc.

Entonces, ¿cómo lo resolviste?
P.P.: Un día, una gran compañera que tuve que se llamaba María Celleri, me dijo que el motivo por el cual mis maestros no me querían era porque iba a clases con los ojos pintados. Y que ella me iba a ayudar para poder hacer un trabajo lo más cercano posible a lo que me pedían. Por eso, al encarar la filmación de otra forma logramos que Batato en las casi tres horas que habló para la cámara, se abriera como nunca antes lo había hecho. Porque él por lo general cada vez que iba a un programa de televisión, o le hacían notas, apelaba al formidable clown que era. Al final del rodaje Barea me ofreció como material de archivo unos cuantos VHS suyos donde había obras y cosas que había hecho, con la condición de que al terminar de usarlos se los devolviera. Pero lamentablemente nunca pude hacerlo porque murió a los pocos meses.

Y así nació el corto 14 pavos reales.
P.P.: Exacto, pero dejame agregar además que a partir de la muerte de Batato empezaron a ocurrir una serie de hechos curiosos. Por un lado, que los medios de comunicación que nunca le dieron demasiado espacio, se hicieran eco de su fallecimiento. Y por el otro, que mis maestros de la escuela de cine con quienes había tenido tantos conflictos se acercaran a mí para pedirme disculpas por no saber quién había sido aquel maravilloso artista. Y que recién lo descubrieron por la cobertura que hicieron los diarios y la televisión. Por eso, me dijeron que me tomara todo el tiempo que necesitara para terminar el docu y que ya tenía la carrera aprobada. Entonces, y después de ese lindo gesto de parte de los docentes, pude finalmente terminar el cortometraje que me pedían y que se llamó 14 pavos reales, que lo codirigí con María Celleri y en donde quedó afuera el 90 por ciento del material que tenía de Batato.

¿Finalmente el corto pudo ser exhibido en algún lado o solo quedó en el ámbito de tu carrera de cine?
P.P.: Te cuento que Tino Tinto, otro extraordinario personaje de la contracultura, me ayudó a presentar el documental en un par de concursos. Y sumado al ángel de Batato que lo sentíamos tan presente, es que el corto empezó a ganar premios y a poder mostrarse por todos lados. Y a partir de allí pasé de ser alguien totalmente desconocido a que todos en el under supieran quién era Peter Pank. Situación que me terminó dando una fobia total porque sentía que yo no había hecho nada, y que todo era obra de Batato. Así que decidí desentenderme de todo aquello por completo.

¿En qué momento aparece Goyo Anchou?
P.P.: A Goyo lo conocí cuando yo trabajaba con José María Muscari. Recuerdo que en ese momento estábamos haciendo en Parque Chacabuco una obra que se llamaba Disco y que básicamente era una crítica a ese teatro autorreferencial y de biodrama que estaba muy de moda a principios de los 2000. En una oportunidad, al final de una función viene a verme al camarín Mor, un querido amigo mío, y a decirme que había alguien estaba interesado en filmar una remake de Safo, historia de una pasión (1943) la película de Carlos Hugo Christensen, era Goyo Anchou. Y la idea que tenía para mí era que participara haciendo el personaje que encarnaba Mecha Ortiz filmando en lo que él llamaba “cine de guerrilla”, que consistía en tomar un espacio sin permisos ni autorización de nadie, rodar y después ir armando la peli.

Te preguntaba por Goyo porque después juntos van a encarar el trabajo que terminará siendo La peli de Batato (2011). ¿Cómo es que deciden hacerla?
P.P.: Una vez voy a un BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) a ver una película que se llamaba Tarnation (2003) dirigida por Jonathan Caouette y que trataba de un chico que tenía a su madre esquizofrénica y que la había grabado en súper 8 durante toda la enfermedad para poder reconstruir su historia. Mirándola lloré como un loco porque me hizo dar cuenta de la importancia del material que tenía en formato VHS de Batato en mi casa y que estaba en una caja juntando polvo. Entonces, salí del cine y desde un teléfono público lo llamé a Goyo, quien me había insistido muchas veces para hacer el documental, y le dije: “Tenés razón, creo que llegó el momento de trabajar con el archivo de Batato”.

Si bien el material ya estaba, para una producción un poco más ambiciosa en términos de técnica e infraestructura, se necesitan otros recursos económicos. ¿Cómo resolvieron esa situación siendo que era un proyecto totalmente independiente?
P.P.: Luego que se sumó al proyecto Mad Crampi, que venía del cine de terror y con quien yo había trabajado, nuestra idea fue conseguir los subsidios del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) para que la peli sea lo más profesional posible y cuente con la mejor tecnología. Por eso, presentamos el proyecto y lo rechazaron de manera unánime argumentando que carecía de cualquier valor cultural. Pero no nos resignamos y buscando opciones nos enteramos que existía la beca Raymundo Gleyzer. Propusimos la idea y fuimos seleccionados, lo cual fue muy movilizante para mí por todo lo que pasé, y por el recuerdo de Batato y de todos/as los/as amigos/as que ya no están. Lo único que nos sugirieron desde la curaduría del Gleyzer fue que tenía que actuar yo conduciendo la historia porque de alguna manera el docu incluía parte de mi vida. Finalmente, ganamos la beca y con las ideas un poco más claras y el dinero que recibimos comenzamos la preproducción, lo que además nos validó poder volver a presentar los papeles en el INCAA. Entonces, el comité evaluador esta vez nos otorgó la financiación porque se dio cuenta que no éramos un grupo de punks delirantes que nos íbamos a gastar toda la plata que nos diesen en cocaína (risas).

Hablamos de la gestación y el desarrollo de la peli de Batato. ¿Qué nos podes contar del estreno?
P.P.: Una vez terminada la película fue estrenada en el marco del BAFICI en tres funciones en la sala del Hoyts Abasto. Por otro lado, y por internas dentro del propio INCAA, jamás nos dieron la posibilidad de poder proyectarla en el Gaumont como se hace con la gran mayoría de las producciones que salen de ese organismo. Sin embargo, los que curiosamente ofrecieron su sala fue la gente del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) a quienes agradecidos aceptamos llevarla allí. De todos modos, con Goyo y Crampi decidimos que más allá de poder mostrarla en ese espacio tan anti Batato el recorrido de aquí en más de la peli tenía que tener su espíritu. Y por eso es que empezamos a generar funciones en lugares alternativos como Casa Brandon, el Centro Cultural Tierra Violeta y en FM La Tribu entre otros, donde además de ver el docu Goyo y yo incluimos una charla con los asistentes y una performance. Una movida que terminó generando un maravilloso boca en boca que hizo que todos los lugares se llenaran. Finalmente, y luego de varios años de andar armando proyecciones itinerantes, incluso por el interior del país y como la película, que no se había estrenado oficialmente no tenía Código de Calificación, el INCAA tenía que darnos uno. Por eso, debía cedernos un espacio propio para mostrar el documental y así obtener esa certificación. Así que nos dieron la sala, pero en la ciudad de La Plata, lo que seguía demostrando esa resistencia que tenían para con este trabajo sobre Batato.

Perdido por la música

¿Se puede decir que con el Kabaret Elektro Pank comienza de alguna manera tu faceta de cantante?
P.P.: Con el Kabaret Elektro Pank empecé a hacer presentaciones en bares, y como me enseñó Batato, era un espectáculo que entraba en un bolso. Y por eso lo podía llevar a todas partes. La propuesta que hacía era sobre textos de Vera Valdor y la música la había compuesto Amanda Ocho que venía de la banda Cleopatra Paradise que hacían sint pop y música electrónica. Al poco tiempo, lo conozco en un bar de San Telmo a Fabián Jara, quien organizaba fiestas de electro pop en español donde se pasaba Virus, La Prohibida, Fangoria y todo lo que venía de España producto de la movida madrileña. De esta manera, empezaron a surgir conformando una escena nueva, una serie de artistas que empezaron a mostrar su música como Blitto, Gaby Vex, Adicta y muchos/as más, que podían hacer sus propias canciones con una computadora.
En una oportunidad, Fabián me invita a cantar por primera vez en una de esas reuniones que organizaba y que se hacían de manera clandestina en El Dorado. Era la época post Cromañón, que había generado más allá del dolor por la tragedia, una cacería de brujas donde la noche pasó a ser proscripta como en los peores tiempos de nuestra historia. Por eso es que en la poca y precisa publicidad que se podía hacer, se ponía un cartelito que decía simplemente: “Nos encontramos en ese lugar tan A Dorado“, que funcionaba como una contraseña. Recuerdo que en el boliche había una llave maestra de luz ubicada en la puerta y que cuando se advertía que podía venir la municipalidad o la policía, se bajaba esa llave quedando todo a oscuras y en silencio. Solo había que esperar que el peligro pasara para poder continuar.

Y llega el turno de Los Chicos Perdidos, tu actual banda. Aunque hay antecedentes de otros proyectos musicales.
P.P.: Si bien antes había tenido banditas de garage que nunca llegaron a nada, en los ’80 tuve una llamada Comando Travesti donde hacíamos hardcore gay, incluso antes de que todo lo que se conoce como homo core existiera. Con la cual hacíamos unas versiones bien distorsionadas de por ejemplo “Macho man”, tema de Village People. Así que empecé a armar el nuevo proyecto con el bajista de Comando Ricardo Millán y Juampi Malvasio (Electrochongo) a quien conocí en un recital de Blitto un artista que creo que merece ser rescatado y valorado. Entonces juntos armamos Peter Pank y los Chicos Perdidos en 2007. El grupo además de los músicos tenía tres bailarines que eran Juan Palacios, Roco Santino y Hernán Martínez. Y a mí me gustaba el formato de guitarras eléctricas con sintetizadores porque le daba un carácter un poco más rocker a la propuesta.

Emiliano Figueredo desde hace un tiempo ya, es uno de tus socios creativos y artísticos. ¿Hace cuánto se conocen?
P.P.: Con Emiliano nos conocemos hace muchos años, es un actor enorme y maravilloso que hoy participa en El Siglo de Oro Trans en el teatro San Martín. Una persona muy humilde. Con Emi hicimos una obra que se llamó 1990 Noches para el ciclo de Teatro Bombón que tenían Monina Bonelli y Cristian Scotton en La Casona Iluminada que quedaba sobre la avenida Corrientes, y que es un homenaje a esos ’90 que vivimos con tanta intensidad y que se llevaron también a tanta gente linda como Daiana Diet, Charly Darling, Sergio De Loof y tantos/as otros/as. Quienes aportaron en aquellos años, su cuota de brillo, glamour, desparpajo y que murieron tan prematuramente porque la noche también te devora. Finalmente y a pedido del propio Figueredo decidimos hacer juntos una readaptación un poco más actualizada del Kabaret pero conmigo en el rol de director y él en el de intérprete.

La última, ¿qué nos podés contar de la actualidad de Los Chicos Perdidos?
P.P.: Que durante la pandemia grabamos un EP (Extended play) de tres canciones, al que le pusimos Nocturno y en donde nos metimos con un estilo post punk contagiados por el contexto de la etapa más estricta del confinamiento de la pandemia de COVID-19. Situación que también me llevó a escribir cosas más oscuras. A su vez, Goyo Anchou volvió a trabajar con nosotros filmando un video por las inmediaciones de la cancha de Huracán para el tema “En busca del tiempo perdido”. Y un sello español, Medusa Discos, que se dedica al punk y al garage, me contactó para sacar el disco en vinilo en Madrid. Así que estamos metidos de lleno con todo lo referente a las negociaciones que nos puedan facilitar la edición de nuestro nuevo material.

Agenda

El Kabaret Elektro Pank se volverá a presentar los días 26 de febrero y 19 y 26 de marzo en Feliza a las 23:30 h, Av. Córdoba 3271, CABA.
Tarzán Boy se estrenará el 2 de abril en Espacio Tole Tole a las 21:00 h, Pasteur 683, CABA.
Peter Pank y Los Chicos Perdidos se presentarán el 25 de marzo en El Mandril, Humberto 1º 2758, CABA.

Ajuste en salud: se cayó un techo en Centro de Salud de San Telmo

18.2.2022

Por Franco Capone

El miércoles 9 de febrero se cayó parte del cielorraso durante una consulta. Los trabajadores del CESAC N°15 venían denunciando hace tiempo las malas condiciones edilicias del lugar, exigiendo reformas hasta que llegue la tan ansiada relocalización del centro, ya que las condiciones estructurales no son las adecuadas para la atención.

El centro de salud número 15 ubicado en el barrio de San Telmo, sufrió de manera concreta el ajuste del presupuesto de salud que se viene realizando año tras año. Sus trabajadores venían denunciando hace ya un tiempo las malas condiciones edilicias del lugar donde trabajan, exigiendo reformas hasta que llegue la tan ansiada relocalización del centro, ya que las condiciones estructurales no son las adecuadas para la atención.
“El miércoles 9 de febrero se cayó parte del cielorraso durante una consulta. No es la primera vez que sucede: el consultorio contiguo, que se utilizaba para ecografías, también tuvo un desprendimiento del techo y espera la obra que lo habilite desde hace dos meses”, denunciaron en las redes sociales.
En otro de los posteos en las redes sociales del centro de salud también denunciaban las condiciones estructurales mencionando: “Y finalmente lo que veníamos temiendo sucedió, una profesional del CeSAC con movilidad reducida, se cayó por las escaleras de la entrada”. Durante momentos de la pandemia la dificultosa entrada por la escalera, hizo que tengan que atender en la calle. Estas no son condiciones adecuadas para los trabajadores ni para los pacientes.
Esto no pasa solamente en CABA, donde el gobierno de Larreta viene realizando un ataque sistemático al sistema de salud, con un especial énfasis en el primer nivel de atención. El gobierno nacional viene de realizar un recorte de más del 10% en el presupuesto de salud en 2021, y se proponía en el presupuesto que presentaron en diciembre, un recorte del 20,8 %. Queda muy claro cuál es la verdadera prioridad que tienen desde el gobierno hoy en día. Si no, es más que suficiente leer la carta de Cristina Kirchner dónde plantea: “De esta manera se puede advertir con mucha facilidad que, en el año 2021, la pandemia macrista fue para el Estado Nacional incluso más costosa que la pandemia COVID-19. Pandemia macrista: 1,1% del PBI. Pandemia COVID-19: 0,9% del PBI”.
Refiere de manera contundente que el pago de la deuda fraudulenta con el FMI, tiene una importancia superior al presupuesto que se destinó a la pandemia del COVID para evitar miles y miles de muertes.
No hay tiempo que perder. Desde la Agrupación Marrón en salud (PTS + independientes) vemos sumamente necesaria la organización de los trabajadores del sistema de salud, en conjunto con los pacientes y los trabajadores. Llamando a invertir las propiedades del gobierno, partiendo por el desconocimiento soberano de la deuda a través de la movilización popular como se realizó el 11D y el 8F con cientos de organizaciones en la plaza de Mayo, jerarquizando la inversión en la salud pública, rompiendo con la atención sanitaria según los recursos de la población, no puede seguir existiendo una salud para ricos y otra para pobres, hay que dejar de financiar la salud privada. Los sindicatos de la salud deberían romper la pasividad y llamar a asambleas para discutir un plan de lucha.

Usted es el visitante N°