25.9.2021
Por Mariela Pozzi
Esta semana se estrenó la serie “La 1-5/18 Somos uno” de la productora Polka por Eltrece. La primera ficción nacional pos pandemia. El barrio y los personajes pertenecen a una villa porteña. Con detractores y defensores, te contamos por qué levantó polémica.
“La 1-5/18 Somos uno” arrancó el lunes y desató unas cuantas polémicas y contrapuntos en las redes. Sobre la verosimilitud de sus personajes y hechos. Sobre las actuaciones forzadas de sus intérpretes y, una menos extendida, sobre la operación de romantizar la pobreza.
Esta ficción, -que es la primera tras un largo año y medio de parate en la industria del espectáculo, producto de la pandemia del coronavirus-, relata las vidas y relacionamiento entre los habitantes de un barrio, que bien podría ser cualquiera de las villas porteñas o del conurbano bonaerense. Sin embargo las imágenes aéreas y algunas locaciones fueron filmadas en la Villa 31 del barrio de Retiro porteño, llamado Padre Mujica.
La producción, a cargo de Polka, con Adrián Suar a la cabeza, no escatima en gastos para sus efectos “hollywoodenses”, como la explosión del almacén del comedor barrial del primer capítulo. Sin embargo, deliberadamente esta historia no habla de la pandemia y las consecuencias que trajo a los habitantes de las villas, quienes sufrieron agudamente los efectos del coronavirus, por la escasez de empleos, por el hacinamiento de las familias y la crisis habitacional, por la falta de agua potable, por la política de los gobiernos, de dejarlos sin testeos ni control en la propagación del virus por los pasillos.
La productora elige contar algo bastante light, comparando las necesidades de esos barrios, donde faltan laburos y las condiciones de vida son más precarias de lo que muestra Polka.
La historia que deciden mostrar es la relación de las mujeres (organizadas para atender el comedor barrial y enfrentar al “transa” que obliga a los pibes a trabajar vendiendo droga, que a su vez mete en el barrio una bioquímica interpretada por Romina Gaetani) con la Iglesia. Así, Lola, que con una buena interpretación de Agustina Cherri, dirige el comedor comunitario, tendrá como aliados a Lorenzo (el nuevo cura interpretado por Esteban Lamothe) y Bruno (Gonzalo Heredia) en esta tarea imposible de pacificar el barrio. Ella es una maestra que vive hace solo 15 años en la villa, y propone cambiarle el nombre al barrio por el de la educadora Rosario Vera Peñaloza, pero la hostilidad de algunos oriundos (y no tanto), hace que sus planes tropiecen una y otra vez.
Otra historia paralela, con ribetes importantes de culebrón, es la de Rita (excelente interpretación de Lali Gonzalez, actriz paraguaya que ya vimos en 7 cajas) y Sebastián (Luciano Cáceres). Ella, obligada a entregar a su hijo recién nacido, lo encuentra, ya adolescente, adoptado por una familia “rica”, cuyo padre es Cáceres. No falta el novio convicto (el también paraguayo Nico García) que le da órdenes desde la cárcel y promete cambiar.
El rol destacado a los personajes femeninos es una suerte de pretensión forzada por homenajear a las mujeres que, como Ramona Medina, fallecida en pandemia, le ponen el cuerpo todos los días a situaciones muy adversas.
El elenco, muy numeroso, cuenta con actores excepcionales como Leonor Manso, Roly Serrano, Patricio Contreras que deleitan con sus interpretaciones. Pero también Leticia Bredice, Maxi Ghione, Barbara Lombardo, entre otros tantos y nuevas apuestas en la actuación como el humorista Yayo y los cantantes tropicales El Polaco y Ángela Leiva, que empezaron bastante bien.
Lo cierto es que se generaron muchas críticas con las interpretaciones sobreactuadas de algunos integrantes del elenco y hubo un aluvión de memes al respecto. Gonzalo Heredia, uno de los más criticados, salió al cruce con un tweet: “Chicxs dejo de actuar sin problemas si les pagan el colegio y los gastos varios a mis hijxs. Posta.” O Agustina Cherri, defendiendo su actuación: “Lola es un personaje que vi en muchos lugares, trabajo en varios comedores y vi muchas Lolas y estoy contenta con el trabajo que estamos haciendo”.
Es interesante pensar que, más allá de los libretos y guiones cuestionables, e incluso el contenido al que nos tiene acostumbrados la productora Polka, el colectivo de la industria del espectáculo, ha sufrido, como muchos otros sectores de trabajadoras y trabajadores, las consecuencias económicas de la pandemia. Al respecto, el actor Ricardo Darín, un referente del colectivo, declaró recientemente ante la grave situación: “Es realmente muy problemático. Desde el año pasado se han intentado encontrar salidas posibles y se están en permanentemente conversaciones y debates para ver cómo se puede encarar estas discusiones, pero todavía no se encuentra una salida que sea mínimamente lógica”, ante la falta de ingresos para los actores, actrices, guionistas, técnicos, etc. Por su parte, Daniela Valenzuela, representante del sindicato nacional de técnicos del espectáculo ( SINTECES) expuso en mayo pasado ante la Cámara de diputados del Congreso nacional, la precaria situación y completo abandono que están viviendo miles de trabajadores del mundo del espectáculo como los Roadies, sonidistas, Tramoyas, técnicos Backline, Fotógrafos, Backstage, Guardias , montajistas de escenarios transitorios, y estructuras perimetrales, montajistas de gráficas, catering, iluminadores, entre otros. “Todo lo que ha emanado como plan de contención desde el Ministerio ha tenido que ver con redirigir fondos concursables hacia fondos de emergencia, que el año pasado se otorgaron en base a concursabilidad. ¿Cómo puede ser que en un Estado de Emergencia tengamos que competir?… Es humillante”, señaló la dirigente.
Sin ir más lejos, y en sintonía con la escasa intervención estatal para resolver el problema de la crisis económica de los trabajadores y trabajadoras del espectáculo, la productora Polka, la empresa del Grupo Clarín, Adrián Suar y Víctor Blanco, descargó la crisis sobre sus trabajadores y achicó el plantel de la productora en casi un 50 %, pasando de tener casi 300 empleados a contar ahora con 160, no sin un conflicto gremial encabezado por el sindicato Satsaid a mediados de 2020.
La nueva producción que se emite por eltrece de lunes a viernes a partir de las 22 horas, compite en el horario prime time con producciones extranjeras como Dr. Milagro en Telefé y Bake Off Argentina, un reality de pastelería, también en el canal de las pelotas. Si bien, el día de su estreno tuvo picos de 16 puntos de rating, la producción turca de Telefé, viene llevando la delantera en cuestión de espectadores.
Con gran producción y trabajo técnico, algunas buenas interpretaciones entre otras sobreactuadas, con una historia por momentos inverosímiles y naif, pero sobre todo con mucha polémica y debates, así empezó la gran apuesta ficcional que pretende ser un punto de inflexión en la nueva era pos pandemia de la televisión argentina.