Realismo mágico en Palermo.Vidal cerró su campaña con Larreta y Macri, como si nunca hubiese gobernado
8.9.2021
Por Ulises Valdez
Fue en La Rural, en el barrio que hace poco quedó en el foco de la polémica tras sus declaraciones discriminatorias sobre el “porro” con GPS. Polarizó con el kirchnerismo y intentó evitar la fuga de votos a Milei. Memoria selectiva con un “enemigo fácil”.
María Eugenia Vidal eligió un símbolo para el cierre de campaña de Juntos en la Ciudad de Buenos Aires. “La Rural de Palermo”. Así simbolizó el proyecto político de Juntos: uno donde los “dueños del país” se sientan fielmente representados y donde Palermo sea la contracara con las villas que crecen en la Ciudad y en el Conurbano que acaba de gobernar. Ya lo había expuesto hace pocos días en su definición clasista sobre el “porro”.
El acto tuvo la presencia de las distintas fuerzas que integran Juntos en la Ciudad. Entre los oradores más destacados estuvieron Roy Cortina (PS), Maximiliano Ferraro (CC), Patricia Bullrich, Martin Lousteau (ECO), Martin Tetaz y el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta.
Pero el primero en subir al escenario fue el ex presidente Macri. El conductor lo invitó a acercarse llamándolo “Mauricio” solamente, evitando su apellido. Con el barbijo en la mano, saludó a los presentadores en una aparición que duró exactamente 15 segundos, sin emitir una sola palabra. “No digas nada que pueda ser usado en tu contra” le habrá dicho su abogado.
“Contra la fragmentación” de la derecha, flasheando con 2023
Los oradores destacaron la supuesta “buena gestión de la pandemia” por parte de Juntos, que durante un año fue en realidad una cogestión con el gobierno nacional no solo en la Ciudad sino en provincias como Mendoza o Jujuy. Ya conocemos las consecuencias sanitarias y sociales que tuvo, sobre todo en los sectores populares.
Además de continuar con la polarización con el FDT, los discursos mostraron una preocupación por mostrar “juntos” a todas las fuerzas de la coalición de derecha, que va a PASO en 17 provincias producto de la crisis interna que dejó la pésima gestión macrista. Otro de los ejes fue apelar a que el voto “no se fragmente” en otras opciones. El mensaje, sin nombrarlo, iba dirigido a quienes están pensando en otras variantes de derecha como la de Javier Milei.
Por eso algunos de los oradores combinaron el tradicional discurso macrista con fragmentos donde se pedía que “no nos roben la libertad” y “despojen con más impuestos” a tono con el discurso “libertario”. Fue el caso de Maximiliano Ferraro (CC), que se olvidó de los “abusos de poder” de su jefa Elisa Carrió, que festejó su cumpleaños en plena cuarentena igual que Fabiola Yañez. “Lilita” pegó el faltazo a La Rural.
Los precandidatos apelaron por un lado a la búsqueda de un voto para las legislativas, pero sobreactuaron su proyecto hacia 2023.
Pero los momentos más importantes de la “previa” fueron los que juntaron a Martín Lousteau y Patricia Bullrich, un intento de simbolizar a dos perfiles de la coalición.
Bullrich intentó calmar los ánimos sobre las rispideces entre “halcones” y “palomas” del PRO, que la llevaron a declinar su candidatura. Saludó a propios y adversarios.
Aunque se cortó el sonido de la transmisión durante gran parte de su discurso, se despachó con su perfil de más mano dura, además de atacar a las organizaciones sindicales bajo el argumento de las “burocracias”. Llamó a conquistar mayoría en el Senado y a “volver a ser Gobierno en el 2023”.
La única forma de entender semejante aspiración es, por un lado, la desilusión que ha generado el gobierno peronista a pesar del país que dejó el macrismo. Por otro, el apoyo que siguen teniendo de parte del poder mediático y político, a pesar de los esfuerzos que ha hecho Alberto Fernández por mostrarse confiable con los “dueños del país”, tal como confirman las ganancias de los bancos, la agroindustria y las grandes empresas en estos dos años.
Como si no hubiese gobernado del otro lado de la General Paz
Vidal fue la encargada del cierre, pero antes fue el turno de Horacio Rodríguez Larreta, su socio político fuera y dentro del PRO.
Larreta buscó diferenciar la gestión de la Ciudad de la Nación y la Provincia, apoyándose en la “épica” de haberse mantenido “firme” en una presencialidad escolar que como denunciaron miles de docentes no garantizó condiciones sanitarias seguras. Con poco más que eso, pidió a que apoyen la lista de Vidal y no desaprovechen sus votos en “partidos minoritarios y personalistas” en una clara alusión a los “liberfachos” de Milei.
En las entrevistas previas y el acto, la precandidata de Juntos eligió polarizar con el kirchnerismo, a quien responsabilizó de la situación sanitaria, social y política, lo que definió como “las penurias de la gente”.
En un momento sorprendente, dijo que “soy parte de ese 1.700.000 de argentinos que en 2019 eran clase media y hoy están en la pobreza”. A pesar de la confesión de María Eugenia, con sus conocidos gestos, ninguno de los funcionarios y militantes presentes atinó a armar una alcancía para que al menos pueda pagar el taxi el domingo.
Sorprendente porque lo dijo como si no hubiera sido la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires durante 4 años y además uno de los pilares de la gestión de Cambiemos. Vidal dejó una provincia más empobrecida y desigual: el 38,9% de las personas se encontraban en la pobreza y el 10,6% en la indigencia cuando terminó su mandato. Axel Kicillof profundizó esa situación. De esa realidad se agarró la ahora candidata porteña para hablar de las “penurias de la gente”.
Muchos pensaron que iba a hacer una autocrítica de esos años cuando arrancó planteando que “de nuestras propuestas dimos testimonio con nuestro gobierno”. Sin embargo, no se refería a la gestión macrista de 2015 a 2019, sino a los gobiernos porteños. Gobiernos que, a pesar de ser en la Ciudad más rica del país, profundizaron los brutales contrastes sociales, donde el 27% de los hogares son pobres, ha crecido la población en las villas y barrios más pobres, ha aumentado la desigualdad entre las zonas Norte y Sur, además de tener una fuerte subejecución en áreas como Desarrollo Social, Vivienda y Educación.
Las críticas apuntaron al Gobierno nacional. Es lógico. Como denunció Myriam Bregman, “el peronismo siempre le ha dado los votos necesarios para que primero Macri y después Larreta puedan gobernar tranquilamente esta ciudad”.
Justamente ayer había sido el cierre de campaña de Leandro Santoro (FDT), que igual que el PRO terminó su campaña cada vez más “corrido a la derecha”. En las últimas semanas reivindicó a Berni, dijo estar a favor de las Taser y hasta le hizo guiños a Patricia Bullrich.
Del discurso de Vidal estuvieron ausentes las propuestas. Al mejor estilo de “Mauricio”, redundó en frases motivacionales del breve diccionario “republicano”. Salvo una mención al “primer empleo juvenil”, que es en realidad una reafirmación al monotributismo precario y los beneficios a los empresarios, no hubo propuestas concretas. Quizás hubieran sido fáciles de criticar cuando todavía está fresco el recuerdo del gobierno cambiemita. Ninguna mención a la deuda con el FMI, ni a los salarios ni al problema de la vivienda.
Tal como fue toda la campaña, el cierre del Juntos porteño intentó aprovechar la crisis y las responsabilidades del gobierno para evitar hablar de las propias y reconocer que sus propuestas solo continuarán con “las penurias de la gente”.