Padres de Lucas González convocaron a una marcha a Tribunales

19.11.2021

Cintia López, la madre de Lucas González, pidió que los policías implicados en el crimen de su hijo “estén presos” y “paguen” por lo que hicieron, mientras que Mario, el padre del adolescente, convocó para el lunes a “una marcha pacífica” con velas y banderas argentinas frente al Palacio de Tribunales.

López reclamó que «estas personas que están libres, estén presas, todos los culpables», en alusión a los policías que balearon a su hijo y aclaró: «Yo no meto a toda la policía en la misma bolsa pero quiero que ellos paguen por lo que hicieron”.
En una rueda de prensa realizada junto a su abogado Gregorio Dalbón, la mujer dijo que iba a hablar “como mamá” y explicó que Lucas “era una criatura, un bebé, un chico de 17 años que todos los días se levantaba a las 5 de la mañana para ir a entrenar”.
“Todas las mañanas me mandaba mensajes para avisarme que ya había tomado el tren o el colectivo, para que le prepare la comida. Después llegaba a casa se acostaba un ratito y se iba a la escuela. Lo habíamos cambiado de turno para que no se le junte con los horarios de entrenamientos”, señaló.
La madre explicó que el día del crimen le mandó un mensaje que decía “hola amor, ¿por dónde andás?” y que le pareció “raro” que tuviera una sola tilde, por lo que lo llamó varias veces y no obtuvo respuesta.
También contó que miraba televisión cuando pasaron la noticia de Barracas y le dijo a su marido que era “por dónde entrenaba Lu”.
“Resulta que al pibe, al ‘delincuente’ que le habían pegado un balazo en la cabeza, era mi hijo”, dijo llorando y agregó: “Mi hijo venía de entrenar, los cuatro venían de entrenar. Él no le hizo nada a nadie”.
“Yo pido por favor, que no me dejen sola, que me acompañen y que por favor estas personas que están libres, estén presas, todos los culpables. Yo no meto a toda la policía en la misma bolsa pero quiero que ellos paguen por lo que hicieron”, señaló la mujer.
Luego, Mario González, el padre del joven, dijo: “Somos gente trabajadora, gente humilde, no somos ningunos delincuentes porque yo tenga una viserita”.
«Ayer volvimos a la casa después de dos días de calvario. En cada rincón de mi casa está mi hijo, que era un chico que hacía deporte, a quien yo me encargaba de comprarle las zapatillitas, botines», dijo llorando el padre, mientras exhibió un tatuaje con el nombre Lucas y la fecha de su nacimiento en el antebrazo izquierdo.
Y remarcó: “Yo quiero que el nombre y apellido de mi hijo -Lucas González- quede limpio, porque era una criatura que perseguía su sueño. Estaba contento porque Barracas iba a jugar una final para ascender a primera división, y él quería competir en la máxima categoría. Le arrebataron el sueño estos asesinos”.
Luego, el padre de la víctima, anunció que se había organizado una movilización para el lunes 22, frente a los tribunales porteños.
“Convocamos el lunes a una marcha pacífica con una vela y banderas argentina, en frente al Palacio de Tribunales. Que esto no pase más, que no pase un Lucas más. A mí no me importa la política, a mí me importa hacer justicia por mi hijo porque ya no lo tengo”, afirmó.

Gatillo fácil en CABA: la violencia policial bajo la sombra de Larreta

19.11.2021

Por Santiago Asorey y José Cornejo (*)

Entre enero de 2017 y diciembre de 2020, el CELS registró 98 personas muertas a manos de agentes de la Policía de la Ciudad y al menos 23 casos entrarían dentro de la clasificación de casos de gatillo fácil.

Entre enero de 2017 y diciembre de 2020, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) registró 98 personas muertas a manos de agentes de la Policía de la Ciudad en AMBA. Dentro de esa cifra, al menos 23 casos entrarían dentro de lo que se podría considerar bajo la clasificación de casos de gatillo fácil.
En este mismo sentido, la Comisión Especial de Seguimiento y Prevención de la Violencia Institucional de la Legislatura porteña denunció en diciembre que durante 2020 diez personas fueron asesinadas por miembros de las fuerzas de seguridad en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Añadió 14 casos de gatillo fácil cometidos por Policías de la Ciudad en territorio de la Provincia de Buenos Aires.
La flamante Policía de la Ciudad agudizó la práctica. Durante 2017 y 2018, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional ya había advertido sobre la cantidad de muertes de la fuerza porteña. En 26 meses, se habían registrado 43 asesinatos; mientras en los ocho años anteriores, la Policía Metropolitana había registrado 22 muertes.
El gobierno de la Ciudad no puede argüir desborde del personal policial. La tasa de cantidad de agentes policiales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires arroja un promedio de unos 617 agentes cada 100 mil habitantes. Es decir, más del doble de los 300 recomendados por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Las víctimas

El registro de CELS de los 23 casos de gatillo fácil en manos de uniformados porteños son: Jonathan Echimborde (28), Claudia Ovejero (40), Maximiliano Ezequiel Martínez (sin registro de edad), Ana Estefanía Romero (29), Cristian Ramón Toledo Medina (25), Lorena Elizabeth Albarracín (37), Mauro Díaz (36), David Emanuel Asselborn (27), Matías Rodríguez (16), Giselle Noemí Martín (39), Andrés Vieira (35), Rubén Piñeiro (70), María Delia Speranza (63), Alberto Antonio Chirico (71), Jorge Martín Gómez (41), Claudio Hernán Romano (39), Sandra Constante (19), Nahuel Acosta (18), Emiliano Díaz (29), Ricardo Bulacios (20), Maximiliano Gorosito (40), Jonathan Mosqueda (31), además del caso de un hombre de 36 años de edad que no fue identificado.

El primer efectivo de la Ciudad condenado

El agente del cuerpo de Bomberos de la Policía de la Ciudad, Adrián Otero, fue condenado a prisión perpetua por el homicidio de Cristian “Paraguita” Toledo, un joven trabajador de la Villa 21-24, el 23 de octubre de 2018. El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°1 dictó la sentencia por el hecho ocurrido el 15 de julio de ese año, convirtiéndose en la primera condena por gatillo fácil de la fuerza porteña.
Otero había perseguido a la víctima, que se encontraba junto a dos amigos, cuando volvían de bailar a su casa en su vehículo. A raíz de una discusión de tránsito, Otero comenzó a perseguirlos y a disparar contra los tres chicos. Ocho balas impactaron en el auto, una de ellas le causó la muerte a Cristián.

Criminalización de sectores populares

El gatillo fácil no es la única práctica policial vinculada a violaciones a los derechos en la Ciudad. Se han registrado múltiples denuncias en represiones a la protesta social o desalojos, desapercibidos por los medios masivos. Se trata de intervenciones naturalizadas por las fuerzas policiales y las autoridades de la Ciudad. Sería imposible abarcar todas esas situaciones de violencia, pero hay ejemplos notables:
En el Barrio Padre Mugica, a fines de febrero, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), junto a otros organismos de DD.HH., denunció una brutal represión policial, por parte de uniformados de la Ciudad, en un desalojo a una madre con 8 hijos. La acción se realizó pese a que sigue vigente el DNU 66/21 que establece la prohibición de hacerlo.
23 días antes, una marcha frente a la Embajada de Paraguay en Argentina, que reclamaba por las violaciones a los derechos humanos en el país vecino, terminó en una represión por parte de la Policía de la Ciudad y agentes de la Policía Federal. El hecho fue denunciado por la Secretaría de Trabajadores Migrantes y Refugiados/as – UTEP que sostuvo que los uniformados reprimieron y detuvieron a siete militantes.
En esta misma línea, en octubre del año pasado, el Bloque de Trabajadorxs Migrantxs (BTM) denunció que un referente de la comunidad senegalesa fue agredido por agentes policiales de la Ciudad. El hecho sucedió en Flores y la víctima fue un integrante del BTM, Papa Diaw.
La lista es mucho más larga. Criminalización y represión de la protesta social, gatillo fácil, persecución a trabajadores informales e inmigrantes. Todo bajo la dirección de un gobierno que lleva cuatro mandatos del mismo partido.
(*) Editor y director de Agencia Paco Urondo. Esta fue publicada originalmente en el portal Télam

«Tiraron a matarlo»

18.11.2021

Lucas González, un joven futbolista de las inferiores de Barracas Jrs., fue baleado por un efectivo de la Policía de la Ciudad cuando salía de entrenar. Está internado, en grave estado. «Es un caso de gatillo fácil», denunció su mamá.

Lucas González, un adolescente de 17 años que juega en la sexta en división del club Barracas Central, fue herido este miércoles de un balazo en la cabeza que tiró un policía de la Ciudad, todavía no identificado. El joven permanece internado en grave estado. «Lucas está mal, el daño es irreversible. Lo único que me lo puede salvar es un milagro», dijo su mamá, Cintia López, quien denunció que su hijo fue víctima de gatillo fácil.
Según contaron sus familiares, Lucas salía de un entrenamiento a bordo del coche de su padre, un Volskwagen Suran azul, junto a tres amigos que habían ido a probarse en las inferiores del club, cuando lo interceptó un auto de la Policía, “sin identificación de nada”, del que aparentemente se bajaron tres efectivos de civil que iniciaron una persecución, a los balazos.
«Es un caso de gatillo fácil, porque no pueden sacar un arma y dispararle a unos pibes. Esa gente (por los policías) no está capacitada para andar con un arma», dijo Cintia. «Tiraron a matarlo», agregó.
La primera versión policial de los hechos indicaba que efectivos de la Comisaría Vecinal 4C interceptaron el coche para pedirles identificación a los jóvenes, que se negaron y huyeron, lo que desató una supuesta persecución, cerca de la Villa 21-24. El detonante, según la Policía, habría sido la presencia de un arma en el baúl del auto, pero según dejó trascender el juez Alejandro Cilleruelo, a cargo de la investigación, se trataba de una réplica de plástico. “Quisieron plantar un arma para hacer pasar a mi hijo como un delincuente”, aseguró la madre del joven baleado.
Fuentes de la Secretaría de Seguridad porteña confirmaron que “se abrió un sumario administrativo a los policías que participaron del procedimiento, a la espera de la resolución judicial”. “Además, se los apartó preventivamente de tareas operativas, es decir no están en la calle. Una vez que la Justicia se expida internamente se tomará una decisión final”, agregaron.
La versión del tiroteo, a esta altura, ya no se sostiene. El juzgado a cargo de Cilleruelo separó a la Policía de la Ciudad de los peritajes y ordenó que todos los trabajos forenses fueran realizados por peritos de la Policía Federal Argentina (PFA). Asimismo, ordenó el secuestro de las armas reglamentarias de los policías que participaron en el hecho para que se les practiquen estudios de dermotest y así determinar cuál de ellos efectuó disparos.
«No hay esperanza, no tiene signos vitales, está muy mal, hay que esperar, está en manos de Dios», dijo Cintia. Lucas permanece internado en el Hospital El Cruce, de Florencio Varela.
En tanto los tres amigos de Lucas permanecen detenidos y fueron trasladados al Instituto Incháusti. “Mi hijo es un deportista, nunca fue un delincuente, me ocupé toda la vida de que no le falte nada”, aseguró su papá, y agregó: “Le estoy pidiendo a Dios que me lo salve de esta porquería, esto es un infierno lo que estoy viviendo, le pido a Dios y a todos que recen por mi hijo, y que no le pase nada por favor”.
Según una investigación del CELS, entre enero de 2017 y diciembre de 2020, se registraron un total de 98 personas muertas a manos de agentes de la Policía de la Ciudad, de los cuales al menos 23 casos serían de gatillo fácil. «Otra vez la misma historia. La policía de la Ciudad disparó contra unos chicos que volvían de jugar al fútbol en Barracas. Uno de ellos está gravemente herido en el Hospital Penna. No es un confuso episodio, es gatillo fácil», publicó el organismo en sus redes sociales.

Quién era Lucas, el joven asesinado por la Policía de la Ciudad

18.11.2021

La joven promesa de Barracas Central fue baleado por la Policía por ser joven, no hay otra explicación por más que la jerarquía policial quiera inventarla. Dolor e indignación en Barracas y Florencio Varela.

La joven promesa de Barracas Central fue baleado por la policía en un confuso episodio.
Lucas González era un joven futbolista que soñaba con llegar a la Primera División de Barracas Central. Tenía 17 años, vivía en Florencia Varela y era el hijo mayor de Cinthia y Héctor.
Lucas jugaba en la Sexta División del Camionero y usaba la camiseta número 10 como su ídolo Lionel Messi. Comenzó su carrera en Racing Club a los 6 años, pasó por Defensa y Justicia cuando cumplió 14, y desde hacía un año estaba en Barracas.
En palabras de su mamá, Cinthia López, Lucas era un deportista que se levantaba todos los días muy temprano para entrenar y después asistía al colegio en horario nocturno para terminar con sus estudios secundarios.
Como cualquier otro día, Lucas terminó de entrenar y salió del club con sus amigos. El plan era festejar que habían quedado en el equipo. Se subió a un auto y todo se derrumbó. Debido a una confusa persecución policial, el joven recibió dos impactos de bala en la cabeza que le provocaron muerte cerebral. Este jueves falleció.
Con expresiones de mucho dolor, sus familiares y amigos se manifestaron en el barrio porteño de Barracas en busca de un culpable. Por su parte, el club para el que Lucas jugaba dispuso tres días de duelo sin actividades sociales ni deportivas y exigió que se haga justicia.
“Lucas era mi sobrino del corazón y acaba de fallecer. Lo único que le pedimos a todos es que respeten la intimidad de la familia, porque estamos destrozados. Les queremos agradecer a todos los que estuvieron y a los que están. Y ahora lo que vamos a pedir es justicia por Lucas. Nada más que eso”, señaló el tío al hablar con la prensa en la puerta del Hospital. Fue el instante en el que la propia familia del chico comunicó la peor noticia.
“Lucas va a seguir en nuestros corazones”, reflexionó el hombre, quien habló con los medios entre lágrimas y notablemente conmovido por la reciente noticia del fallecimiento del joven futbolista. “Queremos justicia por Lucas. No queremos más a toda esta maldita policía”, enfatizó el tío del jugador de 17 años de Barracas Central.
En relación a los policías que le dispararon a Lucas y que en horas de la tarde de hoy fueron separados de la fuerza, el tío señaló: “Queremos que vayan presos, como tienen que ir porque son unos delincuentes. Ellos son los delincuentes por lo que quisieron hacer con los nenes: ensuciar a cuatro nenes que venían de jugar a la pelota y que terminó en esto, en la muerte de Lucas”.
“Queremos justicia, mi compañero no era ningún chorro. Él era un futbolista, se rompía el orto todos los días. Lo único que pedimos es justicia”, comentó un joven a los medios entre lágrimas. Abrazada a él, otro muchacho señaló también llorando: “Lucas era mi hermano, siempre volvíamos juntos y ayer se volvió solo”. “Mataron a un deportista”, dijeron.
Durante el día también trascendió el audio en el que los efectivos policiales comentan lo ocurrido en el operativo. Cintia, la madre del joven, denunció que se trata de un caso de “gatillo fácil”.
“Señor, veníamos recorriendo a la altura de Luna e Iriarte y observamos a este masculino haciendo maniobras evasivas contra el tránsito”, se escucha decir a uno de los efectivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires que le dispararon al joven jugador de fútbol de 17 años.
A continuación, el hombre continúa: “Al colocarnos atrás, notamos la presencia de cuatro masculinos. Entonces, al pasar la altura de Vélez Sarsfield, intentamos detener la marcha y cuando le cruzamos el vehículo para obligarlo a detener, el acompañante esgrime un arma de fuego y colisiona al chofer y al subscripto”.
“Ahí, bueno, continúa el procedimiento”, señala el efectivo de la Policía de la Ciudad en el cierre del breve audio difundido este jueves.

TESTIMONIOS DE AMIGOS Y FAMILIARES

“Estamos sin palabras, estamos destruidos. Es un desastre esto. Esto no puede pasar en un país con democracia”, señaló el padre de uno de los amigos de Lucas. “¿Cuántos Lucas tienen que seguir muriendo?”, señaló. “Son todos pibes estudiantes, laburadores y vienen estos asesinos y te los matan así. No tienen razón de ser. Estamos destruidos”, insistió.
“La Policía te ve con gorrita y te miran mal, te piden el documento solo porque te ven con gorrita, ¿por qué no van a agarrar a los verdaderos delincuentes?”, insistió otro joven amigo de Lucas. El dolor de los amigos de Lucas tras conocerse la noticia de su muerte (Nicolas Stulberg)
Lucas fue baleado en la cabeza por policías de la Ciudad de Buenos Aires en medio de un confuso episodio. La versión oficial indicó que el menor fue herido tras ser perseguido por los efectivos mientras circulaba a bordo de un auto Volkswagen Suran, en el que viajaba junto a dos amigos. Sin embargo, Cintia -su mamá- rechazó esta explicación y denunció en la mañana de este jueves que al chico lo balearon sin ningún motivo. “Fue gatillo fácil”, aseguró la mujer.
De acuerdo con la versión policial, la secuencia comenzó a pocos metros de uno de los ingresos a la villa 21-24, en el barrio de Barracas. En ese momento, policías de la Comuna 4D, a bordo de un móvil no identificable, un Nissan Tiida, observaron el Volkswagen Suran que salía del asentamiento y lo cruzaron. Le dieron la voz de alto para identificar a sus ocupantes pero supuestamente los sospechosos aceleraron.
Fue entonces que comenzó una persecución. Siempre según lo que indicó la Policía, en la intersección de las avenidas General Iriarte y Vélez Sarsfield, frente a la Basílica del Sagrado Corazón, los agentes de civil lograron colocarse a la par del auto en el que viajaba Lucas para detenerlos pero los jóvenes, en respuesta, embistieron contra la puerta del conductor del Nissan y lastimaron a uno de los oficiales.
En ese momento fue cuando se inició el supuesto tiroteo entre los policías y los presuntos delincuentes. Luego, los sospechosos aceleraron el auto y escaparon, pero fueron detenidos a unas cinco cuadras, en el cruce Alvarado y Perdriel. Detuvieron a los jóvenes y notaron que uno de ellos, Lucas, tenía una herida de bala en la cabeza. El chico fue trasladado Hospital Penna, donde está internado. Un cuarto sospechoso, acompañado por su madre, se entregó luego en la Comisaría 4D.
Pero lo que contó Cintia es diametralmente opuesto a la versión oficial. En diálogo con el periodista Ernesto Tenenbaum, en Radio Con Vos, la mujer contó lo que pudieron averiguar por su cuenta. Lucas salió de entrenar con cuatro compañeros más. Ellos (por los compañeros) ayer fueron a probarse en el club porque estaban buscando chicos. Cuando salieron de entrenar pararon a comprar un jugo y en ese trayecto, por lo que sabemos, frenó un auto supuestamente con cuatro policías arriba. Por lo que nos contó el papá de uno de los chicos, ellos pensaron que los iban a asaltar. Entonces aceleraron y en ese trayecto le dispararon a mi hijo”, relató la mamá con la voz quebrada.
Cintia contó que su hijo todos los días se levantaba a entrenar muy temprano y luego iba al colegio en horario nocturno. “Justo antes de ayer había entregado dos trabajos que le quedaban. La verdad que me destrozaron la vida. Yo quiero que los que hicieron esto la paguen”, pidió.
La causa en la que se investiga qué fue lo ocurrió y cómo fue el accionar policial quedó a cargo del Juzgado de Menores N°4, del juez Alejandro Cilleruelo, quien ordenó que las pericias las hiciera la Policía Federal, que los chicos detenidos sean trasladados al Instituto Inchausti y no adoptó temperamento contra los policías: sólo secuestró sus armas y pidió que se les practique un dermo-test para detectar rastros de pólvora.

Balearon a un chico de 17 años que salía de entrenar de un club en Barracas

18.11.2021

Lucas González, un pibe de 17 años que salía de entrenar en Barracas, fue baleado por policías de la Ciudad y esta mañana se confirmó que tiene muerte cerebral. «Es un caso de gatillo fácil», denunció su mamá.

Lucas González, un adolescente de 17 años que juega en la sexta división del club Barracas Central, fue herido este miércoles de un balazo en la cabeza que partió del arma de un policía de la Ciudad, todavía no identificado. El joven, que estaba internado en el Hospital El Cruce, tiene muerte cerebral. «El daño es irreversible», dijo su mamá, Cintia López, quien denunció que su hijo fue víctima de gatillo fácil.
«Es un caso de gatillo fácil, porque no pueden sacar un arma y dispararle a unos pibes. Esa gente (por los policías) no está capacitada para andar con un arma», dijo Cintia. «Tiraron a matarlo», agregó.
Según contaron sus familiares, Lucas salía de un entrenamiento junto a tres amigos que habían ido a probarse en las inferiores del club, cuando lo interceptó un auto de la Policía, “sin identificación de nada”, del que aparentemente se bajaron tres efectivos de civil que iniciaron una persecución, a los balazos.
La primera versión policial de los hechos indicaba que efectivos de la Comisaría Vecinal 4C interceptaron el coche para pedirles identificación a los jóvenes, que se negaron y huyeron, lo que desató una supuesta persecución, cerca de la Villa 21-24. El detonante, según la Policía, habría sido la presencia de un arma en el baúl del auto, pero según dejó trascender el juez Alejandro Cilleruelo, a cargo de la investigación, se trataba de una réplica de plástico. “Quisieron plantar un arma para hacer pasar a mi hijo como un delincuente”, aseguró la madre del joven baleado.
Fuentes de la Secretaría de Seguridad porteña confirmaron que “se abrió un sumario administrativo a los policías que participaron del procedimiento, a la espera de la resolución judicial”. “Además, se los apartó preventivamente de tareas operativas, es decir no están en la calle. Una vez que la Justicia se expida internamente se tomará una decisión final”, agregaron.
Según una investigación del CELS, entre enero de 2017 y diciembre de 2020, hubo al menos 23 casos de gatillo fácil por parte de la Policía de la Ciudad.
La versión del tiroteo, a esta altura, ya no se sostiene. El juzgado a cargo de Cilleruelo separó a la Policía de la Ciudad de los peritajes y ordenó que todos los trabajos forenses fueran realizados por peritos de la Policía Federal Argentina (PFA). Asimismo, ordenó el secuestro de las armas reglamentarias de los policías que participaron en el hecho para que se les practiquen estudios de dermotest y así determinar cuál de ellos efectuó disparos.
«No hay esperanza, no tiene signos vitales, está muy mal, hay que esperar, está en manos de Dios», había dicho Cintia esta mañana sobre la salud de su hijo.
En tanto, los tres amigos de Lucas, que estaban detenidos en el Instituto Incháusti, fueron liberados. “Mi hijo es un deportista, nunca fue un delincuente, me ocupé toda la vida de que no le falte nada”, aseguró su papá, y agregó: “Le estoy pidiendo a Dios que me lo salve de esta porquería, esto es un infierno lo que estoy viviendo, le pido a Dios y a todos que recen por mi hijo, y que no le pase nada por favor”.
Según una investigación del CELS, entre enero de 2017 y diciembre de 2020 se registraron un total de 98 personas muertas a manos de agentes de la Policía de la Ciudad, de los cuales al menos 23 casos serían de gatillo fácil. «Otra vez la misma historia. La policía de la Ciudad disparó contra unos chicos que volvían de jugar al fútbol en Barracas. No es un confuso episodio, es gatillo fácil», publicó por su parte la CORREPI en sus redes sociales.

Usted es el visitante N°