El Hospital Fernández ya no tiene camas de terapia intensiva disponibles

20.4.2021

Por Gloria Pagés

Así lo denunció el personal médico de uno de los hospitales más grandes de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en el barrio de Palermo.

“Tenemos todas las camas ocupadas de terapia intensiva, tuvimos que volver a desplegar todas las camas a la segunda ola”, señaló la médica intensivista del Hospital Fernández Luciana Previgliano. Agregó, en diálogo con medios televisivos, que “después de la primera ola pensé que no iba a ser peor esta segunda ola y me equivoqué. Los pacientes son más jóvenes y están más graves. Requieren de una atención en una forma más temprana que la vez pasada. Esta ola es claramente peor”.
La saturación de los hospitales porteños se agrava cada día con el aumento de casos de coronavirus. Este lunes los docentes porteños, en el marco del paro convocado por UTE y Ademys, denunciaron que una maestra, Belén Massei, de la escuela 20 del DE 13, necesitaba de forma urgente el traslado a una unidad de terapia intensiva porque en el Hospital Méndez (que pertenece a la Obra Social de docentes y estatales de la Ciudad) donde se encontraba internada, no había más camas UTI.
Las denuncias se vienen conociendo desde que comenzó la segunda ola. “Los sanatorios Mitre, Otamendi, Anchorena, Alemán, Güemes, Santa Isabel, Italiano, Naval y Policlínico Osplad tienen entre 95 y 100% de ocupación total”, explicaron voceros de la Asociación de Médicos de la Actividad Privada, de acuerdo a lo que publicó Télam el lunes 12 de abril.
Mientras tanto, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, hizo saber este martes en conferencia de prensa que el Gobierno porteño entregó “en calidad de préstamo cerca de 50 respiradores al sector privado”, dejando al sector público semi vaciado y colapsado en medio de una imparable suba de casos.
El inminente colapso del sistema sanitario no es exclusivo de la Ciudad de Buenos Aires. Rosa Reina, referente de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) describió el complejo panorama en hospitales y sanatorios, tanto de la provincia de Buenos Aires como de otras regiones del país. “Por el incremento rápido de la ocupación de camas, esta vez sí creemos que puede haber colapso del sistema”, sentenció.

CABA: no se computan faltas ni quitan vacantes hasta que la Corte Suprema resuelva sobre las clases presenciales

20.4.2021

El juez Guillermo Scheibler ordenó al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta que «se abstenga de computar las faltas o quita de vacantes respecto de aquellos alumnos y alumnas cuyos padres y madres resolvieran la no concurrencia de sus hijos o hijas a los establecimientos educativos», y que adopte «las medidas necesarias a fin de garantizar la escolaridad virtual», hasta que la Corte Suprema resuelva la cuestión planteada por el GCBA respecto a la constitucionalidad del artículo 2º del DNU 241/2021 del gobierno de Alberto Fernández. En este marco, un dato transparentó la situación sanitaria límite de la ciudad: el ministro de Salud porteño Fernán Quiróz admitió que Ciudad le pidió a Nación 50 respiradores prestados, porque los que tenían los prestaron al sector privado. Otro dato pone en cuestión la superioridad que el gobierno porteño otorga públicamente a la educación: trascendió que el Ministerio de Educación frenó ocho obras de infraestructura en jardines y escuelas porteñas a fines de 2020. Amanda Martín, Secretaria Gremial del sindicato docente Ademys, apuntó contra ambos gobiernos: «intentan resolver judicialmente el fracaso de los gobiernos en garantizar la escolarización en plena pandemia».

Así lo resolvió este lunes el juez porteño Guillermo Scheibler, en la causa caratulada «Leguisa, Andrea Soledad y Otros c/ GCBA s/ Amparo – Educación» (expediente N° 90772-2021/0). El fallo judicial ordena «al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que: a) se abstenga de computar las faltas y/o quita de vacantes respecto de aquellos/as alumnos/as cuyos padres y madres resolvieran la no concurrencia de sus hijos/as a los establecimientos educativos, y b) adoptar las medidas necesarias a fin de garantizar la escolaridad virtual del colectivo involucrado en autos».
La medida es «hasta tanto la Corte Suprema de Justicia de la Nación resuelva la cuestión planteada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires respecto a la constitucionalidad del artículo 2º del DNU 241/2021«, dispuesto por el presidente Alberto Fernández como medida pública de emergencia sanitaria ante el avance de la segunda ola de la pandemia de Covid-19 en la Argentina.
En tanto, mientras continúa el tironeo político (ahora judicializado) entre Horacio Rodríguez Larreta y el gobierno de Fernández por la suspensión de las clases presenciales, asomó un dato que muestra el nivel límite del sistema de salud de la Ciudad. El ministro de Salud porteño Fernán Quiróz admitió hoy en conferencia de prensa que la Ciudad tuvo que pedir 50 respiradores a Nación, para reponer los que la Ciudad le entregó a los privados: «le hemos entregado en calidad de préstamo cerca de 50 respiradores al sector privado. Por lo tanto le hemos pedido al ministerio de Salud de la Nación en una reunión informal, si nos podían reponer esa cantidad».
Así mismo, el ministro anunció la apertura de turnos de vacunación para mayores de 65 años, además de pedir un esfuerzo «máximo» a la ciudadanía por las próximas «dos o tres semanas» para evitar los encuentros familiares en espacios cerrados: «la situación de la pandemia en la ciudad está muy difícil. Hemos tenido una aceleración muy rápida de la curva de contagios. Pero en la escuela no se producen, por eso mantenemos las clases presenciales», aseguró.
El Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC), que se dedica al seguimiento e intervención en políticas urbanas, denunció el 15 de abril que, contradiciendo los dichos del jefe de Gobierno porteño y de su ministra de Educación María Soledad Acuña, que aseguran poner como prioridad la educación de los y las estudiantes en este contexto, el Ministerio de Educación porteño frenó ocho obras de infraestructura en jardines y escuelas de la Ciudad, en resoluciones que fueron fechadas entre agosto y diciembre de 2020, y recién publicadas este 15 de abril en el Boletín Oficial.
«Las obras frenadas implicaban la realización de trabajos de instalación eléctrica, termomecánica y extensión de la red de agua y de cloacas. Pese a que para entonces – agosto de 2020 – el GCBA declaraba que era esencial la vuelta a las aulas, las ocho disposiciones argumentan que se rescinde el contrato debido a que ‘el contexto de emergencia y de fuerza mayor, motivó una valoración distinta del interés público’ «, denunció Jonatan Baldiviezo, referente del ODC.
«Entre las obras que ya estaban adjudicadas y firmadas, se encuentra la realización de trabajos sumamente necesarios para de ‘Instalación Eléctrica, Termomecánica y Aislación Térmica’ en el Jardín de Infantes Nucleado B – D.E. 19°, ubicado en la calle Mom 2380. Y la ‘Extensión de RED de Agua y Cloaca’, en la Escuela Inicial de Creación – D.E. 5° ubicada en Uspallata 3325; ambas obras con un costo menor a los 5 millones de pesos. El mismo día donde publica estas ocho disposiciones – que hubiesen necesitado un presupuesto de alrededor de 28 millones de pesos-, el GCBA convoca a una licitación para realizar la Obra Pública denominada: ‘Entorno para Homenaje a los Policías de la Ciudad de Buenos Aires caídos en cumplimiento de su deber’, donde se destinarán un poco más de 20 millones de pesos (Resolución N° 103/SSGA/21).11124″, amplió Baldiviezo, para quien «queda claro que en ‘el contexto de emergencia y de fuerza mayor’ que vivimos, evidentemente hay ‘valoración distinta del interés público’ entre el GCBA y la ciudadanía porteña».
Por su parte, Amanda Martín, Secretaria Gremial del sindicato docente Ademys expresó: «Larreta y Acuña son irresponsables. Dado el grave cuadro epidemiológico no se puede volver a las aulas. Intentan resolver judicialmente el fracaso de los gobiernos en garantizar la escolarización en plena pandemia. Larreta no defiende la educación. Lleva adelante junto a la ministra Acuña un recorte histórico de presupuesto para la educación, dejan a miles de estudiantes sin vacantes y con salarios de miseria. En más de un año no se destinó un peso en acondicionar las escuelas o en garantizar el acceso a la educación virtual. Con más de 3000 casos por día, un minúsculo número de docentes vacunados y un sistema sanitario colapsado no hay condiciones para la presencialidad», remarcó.
Saliéndose de la «grieta», Amanda también se refirió al DNU presidencial: «los anuncios de Fernández son insuficientes. No hay medidas para garantizar la continuidad pedagógica en la virtualidad. No se anunciaron medidas que garanticen la conectividad ni los dispositivos. Tampoco hay vacunas ni para la docencia ni para el conjunto de la población». Por lo que sostuvo que desde Ademys proponen «centralizar el sistema de salud«, «no permitir que se lleven la producción de vacunas del país para beneficios empresariales», y «que se asista económicamente a los trabajadores afectados por la pandemia».

“La creación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires retrotrae al país a antes del año 1880”

19.4.2021

Por Julio Fernández Baraibar*

A raíz del debate jurídico por la presencialidad escolar entre el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Gobierno Nacional, el historiador Julio Fernández Baraibar ofrece una lectura crítica sobre la reforma constitucional de 1994 y el status jurídico adquirido por la Ciudad.

Nuestra primera Constitución de 1819 -una Constitución unitaria, una Constitución que deja sin definir el sistema de gobierno, que se puede aplicar tanto a una república como a una monarquía- pretendió ser impuesta contra la voluntad de los pueblos. Y fue derogada por la batalla de Cepeda al año siguiente, porque se trataba de una Constitución que quería imponer formas, sistemas, y conceptualizaciones en contra de las verdaderas relaciones de poder del país. Lo mismo pasó en 1826 con la Constitución rivadaviana, que es también derogada poco después y desaparece, con ella, la figura presidencial del país, al pretender imponer nuevamente criterios que estaban determinados por los privilegios de la burguesía porteña contra el interior del país, que se resistía a esta hegemonía de los porteños.
Hay un periodo largo donde no hay Constitución y, sin embargo, existe una relativa armonía en el país sobre la base de no tocar lo que era, había sido y será hasta 1880, el problema central del país: ¿a quién pertenecían las rentas del puerto de la ciudad de Buenos Aires? Rosas, con su política de alianzas con los caudillos del interior logra mantener un estado de conflicto no beligerante sobre la base de que la renta del puerto continúa en manos de los vecinos de Buenos Aires. Fue necesario el derrocamiento de Rosas por medio de una guerra civil, con intervención extranjera -la de Brasil- para que, en 1853, se dicte esta Constitución que, de alguna manera, nos ha regido desde entonces.
Hubo la necesidad de modificar, por medio de la guerra, las relaciones objetivas de poder para imponer una Constitución que tuvo que ser un acta de rendición de los vencidos en Caseros, para poder incluir a los vencidos a esta nueva república, cosa que fue posible, parcialmente, porque, de inmediato, la provincia de Buenos Aires hizo rancho aparte, no juró la Constitución y mandó al poder ejecutivo de la Confederación a Paraná. Cada uno de los momentos constitucionales del país ha sido producto de los resultados de las relaciones objetivas de fuerza entre los dos bandos en pugna durante todo el siglo XIX, en el antiguo virreinato del Río de la Plata. Al punto tal que la incorporación de la ciudad de Buenos Aires a la Confederación Argentina, en 1860, bajo el gobierno de Mitre, se hace a condición de que los derechos de exportación no fueran considerados como rentas nacionales sino como rentas de la provincia propietaria del puerto. Todo lo que pagaban los productores del país para salir por el puerto de Buenos Aires era sólo y exclusivamente para las arcas de Buenos Aires.

La Constitución de 1949

La primera Constitución Argentina que es el resultado de una modificación de las relaciones de poder a favor de sectores nacionales y populares fue la Constitución de 1949, que incorpora el sistema moderno, y casi pionero en ese momento, del derecho social, por un lado, y de la propiedad inalienable del subsuelo, por el otro. Esa constitución fue el producto de la masiva movilización obrera y popular del 17 de octubre de 1945. Sin ese cambio en las relaciones de fuerza, la Constitución del 49 no hubiera sido posible. A tal punto es esto, que se tiene que producir un golpe de estado cuyos resultados aún duran en la historia nacional -el nefasto 16 de septiembre de 1955- para que, de manera ilegítima e ilegal, un decreto militar derogase una Constitución aprobada por una Asamblea Constituyente.
Este es el estado de nuestro derecho constitucional. Todas las reformas posteriores dependieron de un decreto militar que derogó una Constitución legítimamente sancionada. Y a tal punto esto es así que si pasean por el barrio de Congreso, donde vivo, y observan con detenimiento las verjas de hierro forjado que le agregaron al parlamento, verán una breve síntesis, con fechas, de la historia Constitucional Argentina. Mírenla, y si ustedes encuentran mencionada la Constitución de 1949 ahí, yo les pago una cena. ¡En la entrada del Congreso Nacional no figura la Constitución de 1949, la única Carta Magna en la historia constitucional Argentina, que fue producto de unas relaciones de fuerzas a favor de los sectores nacionales y populares!

La federalización de Buenos Aires

El otro elemento que explica y confirma esta concepción que estoy intentando desarrollar es 1880. Las guerras civiles que habían empantanado al país con las consecuencias económicas, humanas y de todo tipo que provocan las guerras, solo finalizan cuando en 1880 las tropas del Ejército Nacional, acaudilladas por Julio Argentino Roca -tropas que los porteños llamaron despectivamente “cuicos”, es decir negros sin valor humano- ocupan militarmente la ciudad de Buenos Aires y libran la batalla de los Corrales, donde mueren 3500 personas, en la zona que hoy ocupa el Parque de los Patricios y el Club Huracán. Solo un hecho militar pudo terminar con el monopolio porteño sobre el puerto de Buenos Aires y, en este caso, modificó nuevamente a favor de los sectores del interior, todavía expresados por Roca, las relaciones de fuerza en Argentina.

La reforma constitucional durante el neoliberalismo

La Constitución de 1994 es también, claramente, un resultado de las nuevas relaciones de fuerza. El neoliberalismo, desde 1976, se había impuesto a sangre y a fuego en el país y había logrado transformar radicalmente las condiciones creadas durante los 10 años que van de 1945 a 1955. Básicamente había logrado desindustrializar el país. No se olviden del concepto de Martinez de Hoz: “para terminar con el peronismo, hay que terminar con las fabricas”. Sin fabricas no hay clase obrera, conciencia social ni capacidad política de reaccionar contra la hegemonía oligárquica. Y, en parte, lo lograron. Desindustrializaron el país, diezmaron a la clase obrera, convirtieron a la vieja clase obrera argentina que era orgullo de América Latina, en un ejército de desocupados que todavía no hemos podido reincorporar al trabajo asalariado. Pese a los esfuerzos, es muy difícil, en el marco de las formas adquiridas por el capitalismo en el siglo XXI, volver a generar aquellas condiciones que primaron en la década del 50.
Esta Constitución de 1994 es lo contrario a la Constitución del 49. Es de destacar, por otra parte, que la Asamblea Constituyente de aquel año no tomó como antecedente la Constitución del 49, pese a que la minoría de esta asamblea estaba formada por representantes del partido que había aprobado la Constitución del 49, el partido Justicialista. La Constitución de 1994 surge entre gallos y medianoches, en una conversación personal entre Menem y Alfonsín, y en ella Menem se garantiza una reelección y Alfonsín pretende garantizar para la UCR el gobierno de la ciudad de Buenos Aires. ¿Por qué?
Porque esa Constitución tiene como eje estructural la creación de este ente que es la llamada Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ello implica retrotraer al país a los días anteriores a 1880. Es convertir a la Capital Federal en un anfitrión del gobierno nacional, convertir a la ciudad de Buenos Aires en el lugar donde el gobierno nacional habita, pero no gobierna. Con ello queda expedito el campo para que Alfonsín, cuando el radicalismo era algo, o sino Macri (y hoy Rodríguez Larreta), gobiernen la ciudad capital en contra del gobierno nacional, boicoteando y atacando al gobierno que habita en la misma ciudad.
La solución que habían encontrado a fines del siglo XIX, en la que el gobierno nacional nombraba un jefe de gobierno, un intendente de la ciudad de Buenos Aires y los vecinos elegían un Concejo Deliberante para tratar los temas específicos de la ciudad, no estaba del todo mal. Al darle carácter autónomo, lograron enquistar nuevamente en Buenos Aires a las fuerzas políticas más reaccionarias del país.
Ni hablar del otro punto central en la Constitución de 1994 que es la entrega de los recursos naturales del subsuelo a las provincias, con lo que se desarticuló y debilitó al estado nacional, generando las condiciones para la entrega y desguace de empresas como YPF o YCF. Esta ha sido nuestra historia constitucional.
Durante años ha sido difícil abrir un debate sobre la reforma constitucional. La hegemonía oligárquica y la “tribuna de doctrina” del diario La Nación y su correlato el diario La Prensa, en aquellos años, impusieron una especie de lápida sobre cualquier posibilidad de discutir en asamblea constituyente y soberana una reforma a la Constitución de 1853. Se elevó ese texto, que era producto de las relaciones de poder de 1853, a una especie de Biblia o Corán y eso ha impedido que las fuerzas políticas, de derecha o izquierda, lleven en su mochila el tema de la discusión de una reforma constitucional y cuáles serían los nuevos derechos y garantías, la nueva concepción del estado argentino del siglo XXI.
*Político, historiador y escritor

El jefe de Gobierno Rodríguez Larreta fue denunciado por sedición y atentado a la salud pública

19.4.2021

También fueron denunciadas la titular del PRO, Patricia Bullrich, y la asesora general tutelar de la Ciudad, Carolina Stanley. Advierten que incurrieron en esos delitos al realizar presentaciones judiciales contra lo que dispuso el Presidente.

El jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta, la asesora general tutelar de la Ciudad Carolina Stanley y la titular del partido PRO, Patricia Bullrich, fueron denunciados ante la Justicia Federal por los presuntos delitos de sedición y atentado a la salud pública.
El motivo de la presentación contra los tres dirigentes de Juntos por el Cambio se basa en las medidas judiciales que cada uno de ellos planteó en diferentes instancias para desobedecer el DNU 241/2021, con el cual el presidente Alberto Fernández aplicó diversas restricciones para bajar la circulación social en el contexto de emergencia por la pandemia de coronavirus.
El planteo, que será sorteado por la Cámara Federal y recaerá en un juzgado de ese mismo fuero, fue presentado por la abogada Valeria Carreras y sostiene que Rodríguez Larreta, Stanley y Bullrich incurrieron en conductas tipificadas por el artículo 205 y 230 inciso 2 del Código Penal.
Los tres habrían violado esos artículos «al ponerse de acuerdo para contrariar una disposición nacional a fin de que no sea aplicable en su jurisdicción», dice la denuncia.
El artículo 205 del Código Penal refiere al delito de atentado a la salud pública y prevé penas de 6 meses a 2 años, mientras que el 230 inciso 2 tiene que ver con la sedición, que le corresponde una pena de 1 año a 4 años.
El motivo por el cual Rodríguez Larreta Rodríguez Larreta fue denunciado es por su presentación ante la Corte Suprema y la Justicia porteña para retomar las clases presenciales durante los próximos 15 días en la ciudad, a contramano de lo que dispuso el decreto impulsado por el presidente Alberto Fernández.
A Carolina Stanley, ex ministra de Desarrollo Social durante el gobierno anterior y actual funcionaria de la administración porteña, se la denunció por haber impulsado una acción de amparo que tramita en el Juzgado Contencioso Administrativo Federal Nº 9.
Sobre Bullrich, Carreras manifestó haberla incluido por haber expresado su voluntad de presentar un recurso de amparo contra el DNU 241 para dejar sin efecto no sólo la suspensión por 15 días de la presencialidad en todo el AMBA, sino también «las restricciones horarias a la circulación, las restricciones a ciertos rubros comerciales y deportivos».
La denunciante sostiene que la emisión del DNU 241/2021 se dictó en una “situación extraordinaria” por la pandemia, cuya segunda ola “amerita medidas urgentes” porque el aumento de casos “está colapsando el servicio sanitario y llevándose vidas de compatriotas».
Destacó, además, que las medidas dispuestas en ese decreto son coincidentes en la letra y el espíritu con acciones tomadas ante la pandemia por los gobiernos de Francia, Italia y Alemania.
La autora de la denuncia, además, representa a la querella principal de los familiares en las causas por el hundimiento del ARA San Juan y por el espionaje durante la gestión de Cambiemos, y será sorteada este lunes por la Cámara Federal, tras lo cual recaerá en un juzgado del mismo fuero.

Masivo paro en la Ciudad para reclamar que se respeten las medidas sanitarias nacionales

19.4.2021

La UTE estima un acatamiento de la medida de fuerza “superior al 90%”. En algunas escuelas la adhesión fue total: docentes de todos los niveles y directivos. Al paro se suma la decisión de muchas familias de no enviar a sus niñes, pese al fallo judicial que habilitó la presencialidad en CABA, en contra del DNU presidencial.

El sindicato mayoritario entre la docencia porteña, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) estimó que el nivel de acatamiento al paro decretado para el día de hoy es “superior al 90%”. El mismo había sido convocado durante el domingo, tras el polémico fallo judicial que habilitó las clases presenciales en el distrito, en contra de lo dispuesto por el DNU firmado por Alberto Fernández en el marco de la segunda ola de coronavirus.
Así lo confirmó a este medio Angélica Graciano, Secretaria General de UTE, quien remarcó que los sindicatos adheridos a la medida de fuerza son seis: Ademys, AMET, CAMYP, UTE, ATE y Sitraju. Estatales y judiciales se sumaron a la medida de docentes porteños: “Paramos para garantizar la salud”. La medida de fuerza también es acompañada por el sindicato de docentes privados de la Ciudad, Sadop.
Desde Ademys consideraron que la fuerza de la medida es “buena” y el impacto “va a ser importante”, pero aclararon que aún no manejan porcentajes porque el paro fue convocado con pocas horas de anticipación y no se hizo el relevamiento previo para medir la intención de parar entre las y los docentes. Según la evaluación de lo ocurrido en las primeras horas de la mañana, sin embargo, calculaban que “la medida es buena, como fue la de la semana pasada”, que pedía la suspensión temporal de la presencialidad ante el aumento de contagios y el riesgo de colapso del sistema sanitario.
A las 18, ese sindicato resolverá en asamblea cómo continuarán las medidas. Más allá de lo que decidan los gremios, habrá que ver qué postura toman las familias. En las últimas semanas, ante el agravamiento de la situación epidemiológica, muchas ya habían resuelto dejar de enviar a sus niños y niñas a la escuela. En algunos casos, con planteos colectivos y juntadas de firmas para presentar ante las autoridades.
Este lunes, en muchas escuelas públicas, el anuncio de Horacio Rodríguez Larreta a última hora del domingo se tradujo en que no hay ni presencialidad ni virtualidad. En los días previos habían sido coordinadas las clases vía zoom para esta semana, pero el paro convocado tras la judicialización del debate en la Ciudad implicó que esos planes se interrumpieran, por el acatamiento de docentes de todos los niveles e incluso de directivos. En una institución primaria de Villa Real, por caso, fue solo “un docente, pero los pibes no van”. En otra de Balvanera, de los 12 maestros de grado pararon ocho y “de los cuatro grados que no paran, más del 50 % de las familias no mandan a los chicos”.

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