26.3.2021
Por Matias Máximo
Comenzó con 15 alumnxs y hoy ya tiene 200 graduadxs. Ejemplo de educación comunitaria con perspectiva de diversidad y de resistencia, el secundario MOCHA CELIS hoy es también un ejemplo para pensar nuevos rumbos para la educación pública.
Cuando a Hamir le dieron el nuevo documento con su identidad de género lo primero que hizo fue ir al Mocha Celis. Sabía que lo entenderían mejor que nadie, que lo iban a festejar igual que él. “Además de una escuela, Mocha para mí es como una familia. Una familia que se elige”, dice a SOY. Sus estudios empezaron en 2014 y todo lo que quería era cerrar una etapa coartada por la expulsión constante de otras instituciones. Entendía que el título le serviría, pero no tenía demasiada esperanza cuando en la marcha del orgullo unas chicas trans le dieron un flyer que decía “terminá el secundario en el Mocha”.
“Quería el título para ampliar el horizonte pero sin certezas de qué iba a pasar conmigo. En ese momento me preguntaba, ¿podré conseguir un laburo siendo así, siendo un chabón trans? Si seguí estudiando fue porque además de pensar en recibirme empecé a hacerme amistades por las que me daba ganas ir”, dice Hamir, que tiene 26 años.
Apenas entró al Mocha una de las materias que le abrieron la cabeza fue PFO (Proyecto Formativo Ocupacional): “Aprendí algo tan importante y básico como hacer un currículum, porque hasta ese momento el mío decía nombre, bachero y punto. Pero además de lo formal de las clases, conocí la empatía y el compañerismo: que te manden un mensajito si faltás o que te pregunten si comiste”. Desde diciembre, a partir del decreto de cupo laboral trans, Hamir es parte del INCAA. Ahora, con título y trabajo, planea seguir estudiando la Licenciatura en Enfermería.
Década ganada
Este año se cumple una década desde el lanzamiento de Mocha Celis y Hamir es una de las 200 personas que ya se graduaron. En la Argentina de cuando empezaron no había Ley de Identidad de Género y tenían anotadxs solo 15 alumnxs, muy lejos del récord al que llegaron en 2021: pasaron de una planta de 150 matrículas a 400 en solo unos meses. ¿Qué hubo en el medio? “Lo que más influyó en la inscripción masiva de este año fue el decreto de cupo trans para el Estado nacional”, dice Francisco Quiñones Cuartas, director de la escuela.
Para Francisco Quiñones Cuartas, su director, también cambió un paradigma: “Cuando empezaron a llegar las compañeras en 2011 no se planificaba más que el día a día. Las decisiones eran dónde voy a dormir, cómo pago el hotel, qué voy a comer. Ahora algunos proyectos tienen otro plazo, de a poco se va modificando esa idea que circula de la expectativa de vida de 35 años que también influye, porque si ese es el promedio decís ‘hay que vivir todo ya’, para qué planificar”.
El decreto de cupo trans 721/2020 fue una de las pocas buenas noticias del año pasado y marcó la cancha desde el Poder Ejecutivo (es uno de los temas que resuenan en el temario de Diputados para tratar antes de las PASO). En su artículo 4 el decreto contempla la exclusión estructural que hace que muchxs abandonen las aulas, por eso establece que para garantizar igualdad real los estudios no pueden ser un obstáculo. De todas maneras aclara que si las personas aspirantes no tienen título “se permitirá su ingreso con la condición de cursar el o los niveles educativos faltantes y finalizarlos”. Sobre este panorama, el problema que enfrenta Mocha es que se triplicaron las inscripciones pero el espacio y sus ya escasos recursos son los mismos.
“La política pública del cupo laboral no contempló en principio el acompañamiento en Educación. Estamos en conversaciones muy positivas para que esta situación cambie y tener un edificio único donde se puedan desarrollar tanto la cursada como las actividades educativas paralelas”, dice Francisco. Además de las materias básicas, Mocha tiene otras que apuntan a la inserción social: entrenamiento laboral, orientación ocupacional, derechos del trabajo, formación en oficios y otros talleres que aumentan la autoexpresión y el autoestima. Es por ello que además de aulas, para el correcto funcionamiento reclaman un espacio de encuentro que les permita un desarrollo pleno.
Desde el Ministerio de Educación respondieron a SOY sobre los planes que tienen para garantizar la demanda de la población T. “Por un lado, como parte de la Unidad de Coordinación para la implementación del Cupo Laboral estamos trabajando en un conjunto de iniciativas que puedan garantizar la terminalidad educativa; pero además, desde el Programa de Educación Sexual Integral venimos trabajando para abordar las condiciones que permitan desarrollar las trayectorias escolares”, dijo Laura Sirotzky, titular de la Subsecretaría de Educación Social y Cultural.
Según Sirotzky el compromiso está: “Mocha Celis representa una experiencia sumamente valiosa de construcción pedagógica comunitaria para dar respuesta a esta problemática. Algo que también desde el MInisterio de Educación trabajamos para visibilizar y acompañar, por eso hemos iniciado un Relevamiento de Experiencias Comunitarias, Cooperativas y de Gestión Social, como parte de un camino que nos permita reconocer, valorar, y fortalecer estas experiencias desde el Estado
Otra oportunidad
Virginia viajó de Salta a Buenos Aires a los 13 años buscando transicionar y no morir en el intento. Pasó por varias escuelas, pero siempre se sentía fuera de lugar porque el desprecio se repetía: en el baño le decían ‘este no es para vos’ (sin importar a cuál fuera), cuando tomaban lista le remarcaban el nombre previo al que ella eligió y cada vez que podían burlarse aprovechaban la ocasión. Después de esos intentos sintió que si la maltrataban tanto no le iban a dar nada de lo que ella necesitaba, hasta que en 2011 se enteró del nuevo espacio y decidió probar: “Teníamos un tablón con banquetas y una pizarra de cartulina, estudiábamos rodeadas de máquinas. A una que siempre es coqueta le daba incertidumbres, pero Mocha me hizo sentir cómoda, algo que ninguna otra escuela me lo había dado antes”.
En la primera camada de egresadxs, Virginia recibió su diploma de manos del entonces ministro de Educación Alberto Sileoni y comenzó su vuelo. Eso no significa que haya dejado de ser parte de la Mocha: “Por muchos años pensé que toda mi vida iba a relacionarme solo con personas trans, pero a partir de estudiar empecé a ganar confianza propia y confiar también en otras personas. Creo que recuperé una etapa super linda, la recuperé bien, y aprendí a quererme un poco más. Más allá de haber conseguido un título, reconstruí mi familia a partir de personas que conocí en la escuela”. Al terminar los estudios, y a partir de un convenio entre Mocha y el Ministerio Público Fiscal, Virginia consiguió un empleo formal. El trabajo en la Justicia la conectó con una pasión nueva: empezó a estudiar Derecho.
La escuela te busca
La relación de Maryanne Lettieri con Mocha fue diferente a las demás historias. Cuando la contactaron en 2013 para ser profesora de inglés no entendía por qué tenía que existir una escuela así. “Yo siendo una mujer trans había podido estudiar lo más bien, por eso no me cerraba por qué tenía que haber un espacio que se especializara en personas trans”, dice Maryanne, que cambió su chip mental cuando al año siguiente fue a la entrega de diplomas: “Estábamos en el Ministerio de Educación y escuchar las historias de quienes se recibían me hizo entender por qué no habían seguido en otras escuelas. De toda esa camada el 90 % de las mujeres trans habían entrado con el trabajo sexual como única opción, y después de estudiar algunas tenían otros proyectos laborales, que incluso se habían gestionado a través de la escuela. Ahí fue cuando me dije ‘esto no es solo venir a dar una clase o una materia’”.
La Mocha nunca fue excluyente y además de personas trans suele tener en sus aulas a migrantes y adultxs mayores. En los primeros años reforzó su objetivo invertiendo la lógica institucional: “Nadie va a las zonas de prostitución, ni a zonas carenciadas, ni a barrios populares a buscar estudiantes. En sus comienzos la Mocha lo hacía, porque la comunidad a la que apunta no era de las que se acerca a las instituciones ya que les tiene desconfianza. Ahora eso cambió porque son las mismas compañeras y estudiantes quienes se van pasando la información”.
Con el correr de los años y la experiencia Maryanne empezó a coordinar un espacio de inclusión laboral para el ámbito privado que tiene convenio con el Mocha: Contratá Trans. También se convirtió en la preceptora, así que está al tanto de casi todas las trayectorias de quienes estudian y sabe de las necesidades para seguir creciendo: “La escuela tiene un ritmo muy locomotora y van surgiendo cosas que te involucran cada vez más. Mocha es un bachillerato y por ello le compete al Gobierno de la Ciudad, pero todo lo que asiste en acceso a derechos, a salud, es una demanda de personas que en su provincia no la tienen y terminan en Capital. Por eso también articulamos con el Estado nacional y necesitamos seguir articulando, lograr más recursos porque la demanda está a la vista”.
Covid-19 y Teje Solidario
Con la pandemia Mocha suspendió las clases presenciales y adaptó sus contenidos a WhatsApp, el medio más democrático en cuanto a la posibilidad de conexión. Pero más allá de la currícula, la comunidad T entró en una emergencia sostenida: fueron meses de no poder salir a las calles y quedarse con recursos mínimos, evitar desalojos de hoteles y pensiones y resolver el acceso a comida y medicamentos. Desde la escuela iniciaron una colecta para estudiantes, pero las personas que necesitaban ayuda se multiplicaban cada semana. El Teje Solidario creció a más de mil personas que siguen recibiendo asistencia y así, sin premeditación, nació la Asociación Civil para administrar las donaciones. 2021 también empezó con un proyecto en conjunto a Casa Brandon, la “Escuela de Géneros”, que como agotó sus cupos volando promete una nueva edición.
Si alguien anda con dudas de terminar sus estudios, Virginia tiene un mensaje para dejarle: “Animensé. Es un camino de ida para aprender a conocer sus derechos, relacionarse con otras personas, adaptarse a nuevos espacios. A veces sentimos que los lugares están super cerrados y negados para nosotras, pero también tenemos que hacer que los lugares sean nuestros. Todos los espacios deberían ser inclusivos. Podemos ser parte de un cambio para nuestra generación y para las que vienen”.
Para saber más de cómo inscribirse o ayudar a Mocha Celis:
Mail→ info@bachilleratomochacelis.edu.ar
Facebook y Twitter→ BachiTransMocha
Instagram→ @mochacelis