En el pico de contagios, Larreta despidió a unos 30 trabajadores de la salud porque «faltan pacientes»

28.7.2020

Las y los médicos, enfermeros y psicólogos se desempeñaban en el centro de aislamiento de Costa Salguero específicamente creado para asistir en la pandemia a personas solas en situación de calle. Mientras los sindicatos de profesionales de la salud denuncian la proximidad de la saturación del sistema, el pretexto que esgrimió el gobierno de la Ciudad fue la falta de pacientes.

A dos meses de su apertura, y en medio de un fuerte aumento de la cantidad de contagios en el área metropolitana, el gobierno de la Ciudad despidió a alrededor de 30 médicos, enfermeros y psicólogos que trabajaban en el centro de aislamiento de Costa Salguero.
Según informó, como fueron cesanteados antes de finalizar el contrato de 3 meses, las y los trabajadores de la salud no cobrarán la doble indemnización.
El gobierno encabezado por Horacio Rodríguez Larreta, asegura que se trata de personal sobrante y a su vez mantiene sólo dos de los cinco pabellones de aislamiento de ese lugar en funcionamiento.
Ayer, la Federación Sindical de Profesionales de la Salud (FESPROSA) señaló que «el sistema sanitario está entrando en un punto de saturación» y remarcó que la ocupación es mucho más elevada que el 65% que se informa.
Por su parte, la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud bonaerense (Cicop) alertó que «No se trata de un problema de ciudad o provincia de Buenos Aires. El Amba se comporta como un todo, por lo que es preciso recurrir a las camas del sector privado y de la seguridad social. Por lo tanto, si el personal de planta, contratado, residente o concurrente es sobreexplotado, el sistema estallará pronto».
El centro de aislamiento fue creado a fines de mayo, tras el pico de contagios que la ciudad todavía padece en la zona de Retiro. El proyecto consistió en 798 camas para pacientes con síntomas leves de Covid-19 que pudieran ser contenidos en el predio Costa Salguero.

Nuevas tumbas para fallecidos por Covid-19 en los cementerios de Chacarita y Flores

27.7.2020

Mientras la cantidad de contagios y de muertes siguen en ascenso, dos de los cementerios más grandes de CABA siguen destinando espacio para los fallecidos producto de la pandemia de coronavirus. Sin embargo, las autoridades afirman que no hubo incremento de muertes con respecto a otros años para esta época.

En las últimas 24 horas, la cantidad de contagios por Covid-19 en el país fue de 4.192 contagios y 46 muertes, dando un total de 162.526 infectados y 2939 decesos hasta el momento. De esos datos, en la Ciudad de Buenos Aires ayer se confirmaron 916 nuevos positivos que suman un total de 53.821 casos y 14 nuevos fallecidos, acumulando un total de 1092 muertes producto de la pandemia en CABA.
Este lunes se dio a conocer la novedad acerca de las secciones especiales en los cementerios más grandes: en el de Chacarita se destinó un nuevo sector con 6000 espacios para sepulturas de fallecidos por Covid y son alrededor de 95 hectáreas ocupadas con este fin. En Flores, el espacio destinado a las víctimas de la pandemia es un poco menor, aunque no menos significativo: 700 nuevas tumbas.
Y aunque las autoridades del Gobierno porteño declararon que la cantidad de fallecimientos no ha variado desde el año 2017 y no se registran incrementos de muertes para esta época del año, lo cierto es que los dos principales cementerios de la Ciudad de Buenos Aires aumentaron la capacidad de sepulturas. Además adecuaron protocolos de seguridad específicos para la recepción de cadáveres, incluyendo el establecimiento de horarios específicos para los traslados, que se hacen directamente desde los hospitales. El personal cuenta con elementos de protección personal para tal fin.
También fue noticia la denuncia que hicieron desde la Asamblea de Residentes y Concurrentes: la capacidad del sistema de salud tanto público y privado está colapsada. Casi el 100% de las camas que se encuentran en las Unidades de Terapia Intensiva están ocupadas por pacientes, de los cuales muchos requieren de tratamientos prolongados.
Es claro que los dichos de las autoridades porteñas no se condicen con la realidad en las instituciones de salud y ahora vemos que tampoco en los cementerios. También queda cada vez más en evidencia que las decisiones tomadas con respecto a la liberación de actividades y las nuevas fases de cuarentena, poco tienen que ver con las necesidades sanitarias de la población.

“Yo, adolescente”: la juventud post Cromañón

27.7.2020

Por Jazmín Manuel

Yo, adolescente se estrenó, originalmente, en 2019. Dirigida por Lucas Santa Ana y basada en el libro de Nicolás “Zabo” Zamorano, explora las vivencias de la juventud luego de la tragedia de Cromañón. El jueves tuvo su estreno en el canal CineAR y ya se encuentra disponible en la plataforma de streaming CineAR Play.

El 23 de julio se estrenó, de forma gratuita por CineAR, Yo, adolescente, dirigida por Lucas Santa Ana. El film era esperado por muches: hace meses que el título de esta historia está dando vueltas por redes sociales, programas de radio y notas periodísticas. Es, seguro, una de las películas argentinas más publicitadas y de las que más se estuvo hablando durante los meses que lleva el 2020. Basada en el libro de Nicolás Zamorano, quien comenzó a escribir la trama en un fotolog durante el 2005, recorre la historia de Zabo, un pibe de 16 años que atraviesa una etapa de autodescubrimiento y, a la vez, de luto, después del suicidio de su mejor amigo.
A grandes rasgos, es la típica película teen en la que los protagonistas de la trama parecen ser los vínculos sexo-afectivos, les amigues, las fiestas, las drogas y el confuso camino de un joven explorando con su sexualidad. Pero, principalmente, lo que la diferencia del resto es el contexto: la historia transcurre en la Argentina post Cromañón, atravesada por la angustia demoledora de la tragedia aún reciente. Se hacen presentes, a lo largo del film, ciertas referencias a las heridas que esa noche de diciembre de 2004 dejó, no sólo al movimiento musical del país, sino a toda una generación de jóvenes que crecieron con el trauma en sus espaldas.
A la hora de situar la película en su contexto social e histórico, la principal herramienta que se utiliza es la música. Para aquelles que están en sus 20’s y en adelante, la nostalgia es inevitable al encontrarse con escenas donde suenan canciones de Airbag, Árbol y Adicta, entre otras. Incluso, hay una escena que se ubica en un recital de Boom Boom Kid, una de las bandas más importantes del under de la década del 2000.
El film toca temas muy fuertes como la depresión, el luto y la muerte. A lo largo de la historia, se nota que, partiendo del suicidio de un amigo muy cercano, el protagonista se ve atravesado por esta pérdida, en su forma de actuar y de sobrellevar los problemas que afronta día a día. Sin caer en spoilers, se puede decir que la muerte es, en cierto punto, el hilo que conecta todas las piezas de la trama, como un ciclo que se repite.
Más allá de la presencia constante del luto, el tópico que parece tener más peso en la película es la sexualidad: el protagonista mantiene vínculos sexo-afectivos con uno de sus amigos  — con el que parece experimentar —  y una chica —con la que comparte un vínculo más íntimo. Zabo se encuentra en un permanente estado de confusión, experimentación y auto-aceptación. La forma en la que se representa este entramado de relaciones, a diferencia de muchas otras películas o series  — en las que se reafirma la “obligación” de salir del clóset, y se señala constantemente la presión del entorno — , en este film se percibe de una forma más personal. Podemos notar cómo, muy naturalmente, el protagonista se sincera consigo mismo sobre lo que siente y, además, cómo va ganando madurez a lo largo de sus experiencia; resultado de la “prueba y error”, reconociendo con el tiempo sus fallas, y aprendiendo de sus errores al relacionarse con otres.
En resumen, Yo, adolescente es una película orientada a un público juvenil, en la que se verán reflejades aquelles que se encuentran en el secundario, pero que representa, en especial, a quienes fueron adolescentes en la época de Cromañón. Más allá de la presencia de algunos diálogos que pueden percibirse un tanto forzados, no hay mucho que criticar.
La trama representa a toda una generación y visibiliza problemas que enfrentan, en general, les adolescentes; cuestiones que no deben ser subestimadas. Sin ninguna duda, es un film cuyo mensaje no solamente es importante, sino que también es necesario.

Desamparo en Santuario Cromañón

26.7.2020

Desde el Movimiento Cromañón afirman que a través de las fotos compartidas por una mamá, se enteraron que el Santuario está siendo descuidado: “Una vez más, con mucho dolor e impotencia, denunciamos al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por el permanente abandono del Santuario”.

Reproducimos comunicado del Movimiento Cromañón:
Hace 15 días atrás denunciamos los intentos del director del Hospital Santojanni por avasallar con el único espacio físico en el área de salud para el seguimiento de las y los sobrevivientes y familiares.
Días después, se denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la demora en la resolución de los juicios civiles y la ejecución de las sentencias. El Santuario, nace de una necesidad común de materializar el sufrimiento, de tener un espacio concreto donde recordar a las pibas y a los pibes fallecidos, pero también del deseo de encontrarnos y abrazarnos. Pese a las diferentes transformaciones que se han ido sucediendo sobre la calle Bartolomé Mitre, siempre siguió siendo nuestro lugar y el espacio sagrado de las pibas y los pibes.
Ellas y ellos viven con nosotres en esa calle. Por esto lo cuidamos, lo limpiamos, lo pintamos, lo llenamos de sentidos. La preservación del mismo tiene nuestro permanente aporte, sin embargo es Obligación del Gobierno de la Ciudad garantizar su limpieza y seguridad permanente, su alumbrado y el buen estado de todo lo que allí se encuentra.
Exigimos que las áreas gubernamentales correspondientes reglamenten y ejecuten todos los puntos que la ley de Reparación Integral a las víctimas sobrevivientes y familiares de víctimas fatales de «La Tragedia República de Cromañón «, nº 6103, prevé para garantizar tales condiciones, así como denunciamos la falta de funcionamiento de la Dirección Asistencia Inmediata dependiente del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat. Esta Ley, sancionada en la Legislatura porteña, obliga a la Ciudad a dar asistencia a las y los sobrevivientes y familiares en materia de salud tanto física como psíquica, realizar los seguimientos correspondientes, difundir por medio de los canales oficiales todo aquello que se decida en función de la atención, asistencia económica , programas para continuar con los estudios primarios y secundarios, capacitación laboral, e inclusión en proyectos de microemprendimientos.
Que estemos denunciando el abandono del Santuario no es un hecho aislado, como hemos mencionado, sino parte de la sistemática ausencia de políticas por parte del Gobierno de la Ciudad que logran no sólo minimizar sino invisibilizar la Masacre de Cromañón, sus causas y sus consecuencias y cómo, a pesar de la ausencia estatal, permanecemos en la calle luchando y recordando en la memoria activa. No alcanza con que vayan con una hidrolavadora a limpiar cada vez que alertamos sobre el estado del Santuario.
Exigimos la permanente custodia, preservación y resguardo del espacio y todo lo que allí se encuentra y hemos construido con tanto esfuerzo y, sobre todo, el compromiso de la dirección de Asistencia Inmediata y el urgente contacto con su director Mariano Goyenechea .
Seguimos luchando por la Patrimonialización del Boliche Cromañón y cuidando nuestros espacios.
LA MEMORIA NO SE NEGOCIA
El Santuario no se toca.
¡Las y los pibes de Cromañón presentes ahora y siempre!
MOVIMIENTO CROMAÑÓN

QUE LO ESENCIAL NO SEA INVISIBLE

26.7.2020

Por Jonatan Baldivieso y María Eva Koutsovitis

La gestión de la pandemia en la Ciudad Autónoma

Existe un mecanismo para evaluar la ética pública de un gobierno y es cómo trata y respeta los derechos de los sectores vulnerables, marginados del acceso a los bienes y servicios que brinda una ciudad. Este mecanismo se despliega más claramente en época de crisis, como la que estamos viviendo actualmente. También las fortalezas y las debilidades de la eficiencia de una gestión se intensifican y la idiosincrasia del grupo político que gobierna muestra su verdadero rostro. Con estas premisas, haremos un racconto desde la distancia de cómo el GCBA y la gestión de Horacio Rodríguez Larreta ha afrontado la pandemia del coronavirus Covid-19 en la Ciudad.
El 30 de enero la OMS declaró a la epidemia del Covid-19, como una emergencia de salud pública de preocupación internacional. El 11 de marzo caracterizó al Covid-19 como una pandemia. El Presidente de la Nación anunció el 19 de marzo el establecimiento del aislamiento social, preventivo y obligatorio a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia. Uno de los objetivos de esta medida era contener la transmisión de Coronavirus a fin de que los Estados (nacionales, provinciales y municipales) pudieran adecuar la infraestructura y la gestión a los desafíos de la pandemia.
En la Ciudad de Buenos Aires, la gestión estableció que existían tres ámbitos sociales y espaciales muy vulnerables, los geriátricos, los paradores y las villas.
Al presente, más de la mitad de los geriátricos tienen casos confirmados, se infectaron 1947 adultos mayores y fallecieron 201. El aislamiento comunitario no funcionó. El fracaso se debió a la precariedad laboral de los trabajadores de la salud, a la falta de controles estatales del cumplimiento de los protocolos y del estado de las habilitaciones, y también a que los protocolos no contemplaron la particularidad de decenas de personas conviviendo en ámbitos espaciales comunes. Al fallar las medidas preventivas, el protocolo propone para la contención del contagio la realización de un hisopado a los siete días de la aparición del caso confirmado sin considerar que esa persona estuvo contagiando en forma previa a la aparición de los síntomas y que mientras se esperan los resultados de los hisopados la cadena de contagios continúa.
Este problema también lo tienen los “protocolos implementados” en los paradores de la ciudad, donde se encuentran alojadas aproximadamente 2000 personas que se encuentran en situación de calle. Con una salvedad, hasta el día de la fecha no existe un Protocolo Integral específico para los paradores. Existen protocolos de ingreso y ante casos sospechosos, pero no uno que regule justamente las medidas de prevención. El juez Scheibler expresó en una sentencia que dicho protocolo resulta “ineficaz para impedir que las personas que se encontrasen en paradores pudieran contagiarse masivamente”, debido a que, «durante el tiempo de incubación del virus, la persona que lo posee no presenta síntomas –por lo que el protocolo aún no se activa— pero ya sería capaz de propagarlo”. En esta misma causa judicial, el gobierno acompañó un protocolo aprobado el 6 de enero de 2020. Resulta admirable el grado de prevención del GCBA, sólo que en su contenido no existe ninguna mención a Coronavirus.
Una vez quebrantada la barrera del aislamiento comunitario, el Covid-19 infectó a 90 de las 92 personas que habitaban en el parador de Retiro. El gobierno sostuvo que aplicó todos los protocolos. Quizás los protocolos están mal elaborados y no consideran el hecho de que cientos de personas están conviviendo hacinadas durante las 24 horas del día en un espacio cerrado. Tal vez la propia existencia del parador es contraria a toda medida de prevención en esta crisis sanitaria y las personas en situación de calle debieron ser alojadas en hoteles, algo más digno y respetuoso del derecho a la vivienda. Dignidad que el gobierno reconoció a los repatriados, pero desconoce a los que viven en la calle. El trato desigual no termina allí. En la ciudad los contagiados con síntomas leves van a hoteles, en cambio a las personas en situación de calle las alojan nuevamente en otro parador, uno especial construido en Costa Salguero. El Código de Edificación aprobado en 2018, redujo de 30 a 18m2 la superficie mínima de una vivienda. Decisión muy cuestionada socialmente. Pero el gobierno no respeta lo que exige a los privados que construyen en la ciudad. A los que están en situación de calle les ofrece un espacio de alrededor de 4m2. Las viviendas colmenas, que existen en otros países y nos escandalizan, por lo menos otorgan esos espacios con intimidad.
A pesar de haber individualizado a las villas (Barrios Populares según la Ley N° 27.453) como ámbitos de alta peligrosidad de contagio, el gobierno de la Ciudad demoró más de dos meses y medio desde el establecimiento del aislamiento para la elaboración del “Protocolo de Actuación frente a la Propagación de Covid-19 en Barrios Populares”. Una aclaración menor: el GCBA no estuvo más de dos meses elaborando el protocolo, sino que no pensaba elaborarlo. El juez Darío Reynoso tuvo que obligar al gobierno a confeccionarlo. El 30 de mayo se aprobó la primera versión del protocolo, que hasta el día de la fecha no supera el status de un conjunto de lineamientos generales.
Mientras tanto los Barrios Populares fueron sacrificados. Durante semanas barrios como Carlos Mugica (ex Villa 31-31bis), Padre Ricciardelli (ex Villa 1-11-14), Scapino o Villa 21-24 sufrieron la falta de agua potable. La precariedad de la infraestructura sanitaria en las villas es generalizada y no garantiza que el agua que llega a las viviendas sea potable y segura. Además, los cortes del suministro son recurrentes. Por esta razón, advirtiendo que el gobierno continuaba con la misma asistencia sanitaria que ya era deficitaria en pre pandemia, la Cátedra de Ingeniaría Comunitaria (CLIC) logró que la Justicia, en una sentencia histórica, ordenara garantizar agua potable a las 400.000 personas que viven en las villas. Desde el 6 de mayo, a casi dos meses de la orden judicial, el gobierno no acompañó ni un escrito informando al juzgado que cumplió la medida judicial. Decidió endilgar responsabilidades a AYSA y al Estado Nacional. En un posicionamiento insólito, Rodríguez Larreta sostuvo que la ciudad no tenía ninguna responsabilidad con el 15% de su ciudadanía. Esta semana un juez federal le recordó que los habitantes de las villas también son ciudadanos/as de la ciudad y que son su responsabilidad y que, por lo tanto, la causa judicial debe tramitar ante jueces de la ciudad.
La correlación es directa entre el corte de suministro de agua y el incremento de contagios. El Ministro de Salud, Fernán Quirós, informó que estudios con testeos serológicos IgG, para medir la cantidad de personas con anticuerpos de coronavirus, detectaron que el 53% de los habitantes del barrio cursaron la enfermedad.
El incumplimiento de sentencias judiciales en estos temas no es novedoso. El 18 de febrero de 2011, la Justicia ordenó elaborar un plan de obras para disminuir el riesgo eléctrico de la Villa 21-24 realizando las reparaciones urgentes que resultaran necesarias. Pero el gobierno no cumple la medida judicial. Mientras tanto murieron personas electrocutadas en el Barrio. Ni la pandemia modificó el respeto oficial por la vida. Hace semanas que la Villa 21-24 sufre cortes continuos de luz en distintos sectores del barrio por varios días.
A cuatro meses del aislamiento, la ciudad aún no tiene protocolos para inquilinatos ni para edificios residenciales. La pandemia hace todo lo posible para poner en el centro del debate de la Ciudad la emergencia habitacional, pero sigue sin hacer mella en la mirada negacionista del gobierno. ¿Será porque su atención está fija en no permitir que la pandemia frene los negocios inmobiliarios? Tanta es la concentración del gobierno de Rodríguez Larreta en los temas inmobiliarios, que la Legislatura, a instancias del bloque oficialista, estuvo sin sesionar durante un mes porque la Justicia Federal ordenó que no se altere la situación de hecho y de derecho de inmuebles ferroviarios ubicados en Villa Crespo y del predio conocido como Triángulo de Salguero. La Legislatura que estaba apremiada por votar las leyes que autorizaran negocios inmobiliarios en estos terrenos quedó sin agenda de discusión durante un mes.
Detallamos solo algunos capítulos de lo sucedido en la Ciudad durante esta pandemia, para que lo esencial no sea invisible a la memoria y para que a posteriori de los discursos observemos que en la Ciudad hay un ejercicio del arte de la política orientado a transformar lo público en privado y una manifiesta práctica de sacrificio de los sectores populares.

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