El Gobierno de la CABA recorta raciones de comedores comunitarios

8.5.2020

El Movimiento Resistencia Popular denuncia que el gobierno porteño “decide dejar a 500 personas de los barrios de La Boca, Constitución y Villa 21-24 sin alimento”. Compartimos comunicado

COMUNICADO
En una total falta de sensibilidad el Gobierno de la Ciudad sigue desoyendo las necesidades de los barrios carenciados de la Capital Federal.
En medio de una pandemia mundial el gobierno de Larreta decide dejar a 500 personas de los barrios de La Boca, Constitución y Villa 21-24 sin alimento.
La gente hace ya 40 días que se encuentra completamente imposibilitada de trabajar y la demanda de alimentos crece día a día. Da tristeza ver las largas colas de vecinos que esperan hasta 4 horas por un plato de comida, pero es la realidad. Muchos esperan desde las 10 de la mañana para poder comer a las 14:00 horas. Ahora no tienen ni siquiera esa posibilidad.
Nosotros pagamos los alquileres, los servicios, el gas, nuestros compañeros se exponen para cumplir una tarea social PERO SIN ALIMENTOS ES IMPOSIBLE COCINAR.
Frente a esta total falta de empatía propia de gobernantes millonarios, los vecinos han decidido cortar las avenidas más cercanas en el horario del mediodía, para luego dirigirse a la dependencia de Desarrollo Social.

La curva en barrios vulnerables de CABA no se aplana: ya son 365 los casos de Covid-19

7.5.2020

Por Leandro Sorribas

En el operativo conjunto entre Nación y Ciudad en la Villa 31, resultaron positivos 30 de las 39 personas testeadas. Los casos positivos de coronavirus en los barrios vulnerables de la ciudad de Buenos Aires siguen en ascenso. Solamente ayer se confirmaron 64 nuevos diagnósticos de Covid-19 y ya fallecieron 6 personas.

El día de hoy jueves, donde la Legislatura porteña, decidirá la entrega de súper poderes para Horacio Rodríguez Larreta con la Ley de Emergencia Económica, salen a la luz datos preocupantes que demuestran la desidia criminal del Gobierno de la Ciudad en los barrios vulnerables. Mientras escandalosamente esta ley determina, dentro de otros puntos, la reducción de fondos destinados a las viviendas sociales.
Las denuncias de las organizaciones barriales y de DD.HH. fueron desoídas durante semanas. La falta de agua en la Villa 31 fue el detonante, pero ya el Covid-19 había entrado en los barrios vulnerables a partir de trabajadores de áreas esenciales que sufren la falta de protección sanitaria y deben volver a sus casas en situaciones de hacinamiento.
Los datos son alarmantes y tiran por la borda la teoría del aplanamiento de la curva de contagios. Solo ayer miércoles los casos positivos confirmados fueron 64 en barrio vulnerables, la mayoría se registran en la Villa 31 de Retiro y el Barrio Padre Ricciardelli (ex Villa 1-11-14) del Bajo Flores. Más del 60% de los casos registrados en la Ciudad se dieron en los barrios populares. Y ya alcanzan los 365 casos positivos.
Este pasado martes, los ministerios de salud de Nación y Ciudad mancomunadamente fueron a la Villa 31 a realizar un operativo sanitario, luego de semanas de denuncias de las organizaciones barriales. De una población de más de 40.000 habitantes realizaron solamente 39 testeos, sobre una población de riesgo por su condición precaria de vida, hacinamiento, falta de agua para la higienización necesaria. Un “operativo sanitario” para el marketing con un casi nulo efecto epidemiológico. Así y todo 30 de los 39 testeos dio positivo para Covid-19, una proporción que rompe todo tipo de achatamiento de la curva de contagio.
A esto hay que sumarle que hace semanas los habitantes de la Villa 31 denuncian falta de agua, una necesidad esencial en especial en medio de la pandemia. La falta de agua, sigue sin resolverse, incluso ante un fallo judicial que le exige al Gobierno de la Ciudad una solución inmediata. Mientras entre el Gobierno porteño y la directiva nacional de la privatizada AYSA se tiran la pelota en búsqueda del responsable.
Recién el día de ayer, en una reunión entre las autoridades del GCBA y Malena Galmarini directiva por el Gobierno Nacional en la privatizada AYSA, se pusieron de acuerdo en solucionar el problema del agua en la Villa 31, problema que los vecinos denuncian desde enero de este año sin tener respuestas favorables por ninguna de las dos partes implicadas.
En dicha reunión acordaron un plan, poco creíble, que las obras necesarias para que llegue el agua a las casas tardarían unos 20 días. Mientras se sigue sin dar respuesta inmediata y en todo ese tiempo el contagio podría triplicarse, sin posibilidad siquiera de la higiene necesaria.
Como denunciaron los vecinos de la Villa 31 en el noticiero de nuestro diario: “yo misma hace meses le llevé el reclamo por el agua a la presidenta de AYSA Malena Galmarini y nunca me contestaron”.
Se transforma en una necesidad inmediata, sobre todo en los barrios populares, lo que desde la izquierda venimos exigiendo desde el comienzo de la pandemia, testeos masivos entre la población. Única forma de poder detectar que sectores necesitan asilamiento social, en especial en las barriadas populares donde el slogan #QuedateEnCasa es inviable por el alto grado de hacinamiento y por ser los sectores que necesitan ir a trabajar si o si, o incluso lo que es peor salir a buscar alimentación en comedores populares.
Y para lograr un aislamiento social real, es necesario utilizar los hoteles vacíos de la Ciudad, los mismos que se usaron para contener a los argentinos repatriados, además de las viviendas ociosas que dicho sea de paso se encuentran a metros de la misma Villa 31, en Puerto Madero, barrio de especulación inmobiliaria con cientos de departamentos a estrenar completamente vacíos.
La vulnerabilidad de las viviendas populares es proporcional a la vulnerabilidad laboral, con miles de despedidos que ni siquiera tienen la posibilidad de la changa diaria. Mientras se sigue extendiendo el pago del mísero bono IFE de $10.000, ahora dicen que recién en junio se completaría el primer pago, prácticamente a 2 meses de haber comenzado la cuarentena.
Siempre lo dijimos y ahora es clara para millones, la cuarentena como única medida sanitaria es una medida que excluye a todos los habitantes de los barrios populares de la Ciudad, como así también de las villas del conurbano bonaerense y de todas las grandes ciudades del país.

Docentes, profesionales de la salud y organizaciones sociales en la calle contra la ley de Emergencia Económica de Larreta

7.5.2020

Por Alfonso de Villalobos

La movilización rechazó la aprobación de una norma presentada por el ejecutivo que en su versión original permitía escalonar el pago de los salarios y otorgaba facultades especiales al Jefe de Gobierno. Se aprobó con modificaciones que mantienen el congelamiento de haberes y reducciones de presupuestos para obras en barrios carenciados.

Con barbijos y respetando a rajatablas la distancia social recomendada por los autoridades sanitarias un nutrido grupo de representantes de la Asamblea de residentes y concurrentes (jóvenes profesionales de la salud) de la Ciudad de Buenos Aires junto con docentes del sindicato Ademys protestaron en Diagonal Sur y Alsina a metros de la legislatura porteña que amaneció con un fuerte vallado pero escasa presencia policial.
La movilización fue acompañada por partidos de izquierda y organizaciones sociales como el Polo Obrero y el Movimiento Teresa Vive y participaron alrededor de 500 personas que se distribuyeron en la cuadra de Diagonal Sur que va desde la calle Alsina hasta Chacabuco.
Se trató del segundo día consecutivo en el que, con el marco de la cuarentena oficial, se produjeron movilizaciones callejeras por reclamos populares.
El miércoles había sido el turno de organizaciones piqueteras que con la consigna de “Con hambre no hay cuarentena” decidieron movilizar a la avenida 9 de julio con el propósito de conseguir una entrevista con el ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo porque aseguran que hace semanas que no reciben alimentos suficiente para los comedores populares cuya demanda se incrementó exponencialmente como resultado del contexto de crisis. También reclamaron la ampliación del IFE y soluciones para la crisis sanitaria que se vive en villas y barrios populares.
El jueves fue el turno de los gremios porteños que rechazan la ley de Emergencia económica que el oficialismo de la ciudad presentó en la legislatura porteña y que, en su versión original, facultaba al ejecutivo a congelar y hasta reducir unilateralmente los salarios de sus empleados así como realizar los pagos en cuotas de los mismos.
La asamblea de residentes y concurrentes, además, puso el foco en el reclamo que vienen sosteniendo desde noviembre del año pasado con relación al pedido de un reconocimiento salarial para los concurrentes que trabajan en los hospitales públicos sin percibir haberes y, en el actual contexto, se encuentran expuestos al contagio comprometiendo la posibilidad de percibir haberes en las otras actividades laborales que están obligados a sostener.
La movilización se formó parte de una jornada nacional de protesta a la que adhirieron unos 40 de gremios de la salud en todo el país.
Otros gremios municipales, como la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) estaba evaluando su participación en la movilización pero, ante las versiones acerca de la posible eliminación de uno de los artículos, el 19, referido a la cuotificación de los haberes finalmente decidieron no hacerlo.
Amanda Martín, secretaria gremial del sindicato Ademys explicó que “estuvimos presentes en la Legislatura luego de desenvolver una campaña en las escuelas con asambleas virtuales y una asamblea general del gremio con tres centenares de participantes y un petitorio con el propósito de reclamar el retiro de la ley que, entre otras implicancias le da la facultad al ejecutivo de congelar el salario y pagarlo en cuotas así reorientar recursos de la ciudad contra los intereses de los trabajadores. Es algo que están tratando de hacer otros gobernadores de distintos signos políticos.”
Sobre la modificación del articulado y el retiro del polémico artículo 19, que se oficializó en el propio recinto, Martin explicó que, “queda en pie el artículo 17 que congela el salario cuando además tenemos una cuota pendiente en paritarias planteada para el mes de junio. Además el artículo 12 permite el despido de trabajadores contratados en la ciudad que son más de 18 mil”.
Sobre un total de 59 legisladores presentes con el voto positivo de 38 la ley se aprobó con las modificaciones. Sobre la modificación del articulado y el retiro del polémico artículo 19, que se oficializó en el propio recinto, Martin explicó que, “queda en pie el artículo 17 que congela el salario cuando además tenemos una cuota pendiente en paritarias planteada para el mes de junio. Además el artículo 12 permite el despido de trabajadores contratados en la ciudad que son más de 18 mil”.
Sobre un total de 59 legisladores presentes con el voto positivo de 38 la ley se aprobó con las modificaciones.

Rodríguez Larreta consiguió imponer su ley de súper poderes

7.5.2020

Hay preocupación entre los trabajadores de la Ciudad. Tambalean 18.000 contratos debido a la sanción de la ley de Emergencia Económica por el coronavirus.

En medio de polémicas, cruces y denuncias de posible precarización laboral, suspensiones y recortes salariales, la Legislatura porteña aprobó este jueves la Ley de Emergencia Económica y Financiera de la Ciudad, por la que se le otorgan al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta herramientas como la «ilimitada» reasignación de partidas y la revisión de contratos de bienes y servicios, con la excusa de afrontar las dificultades derivadas de la pandemia de coronavirus Covid-19.
En una sesión mixta -virtual y presencial-, la iniciativa fue aprobada con 38 votos positivos de los bloques de Vamos Juntos,(macrismo-larretismo puro), Partido Socialista (manejado por el centrista Roy Cortina), UCR-Evolución (Lousteau), Consenso Federal (lo que queda del lavagnismo) y GEN (Stolbizer), todos socios políticos del jefe comunal.
En tanto, la iniciativa recibió el rechazo de 21 diputados del Frente de Todos, Frente de Izquierda y Autodeterminación y Libertad (Luis Zamora).
El proyecto había sido enviado a la Legislatura hace dos semanas desde el Poder Ejecutivo y durante su tratamiento en la Comisión de Presupuesto recibió señalamientos de bloques opositores y aliados, lo que dilató su tratamiento e hizo peligrar su aprobación, lo que derivó en modificaciones, muchas de ellas que corrigieron la embestida del gobierno porteño contra los salarios municipales.
Durante las casi tres horas que duró el debate no faltaron cruces y chicanas sobre las responsabilidades de los gobiernos, las excepcionalidades dispuestas en momentos de emergencia, quiénes son los actores más perjudicados de la crisis y cuáles son las medidas necesarias para mitigar los efectos económicos y sociales de la pandemia.
El punto más polémico del proyecto original era el que facultaba al gobierno de Rodríguez Larreta a escalonar el pago de los salarios de los trabajadores del Estado local ante una virtual falta de liquidez en las cuentas públicas.
En ese sentido, Claudio Romero (Vamos Juntos) calificó a esa idea como un “error” que fue “subsanado”, pero no dejó de recordarle a la oposición que en la historia de la Ciudad esa medida la habían tomado un gobierno peronista, en 1992 (Carlos Grosso), y un gobierno progresista, en 2002 (Aníbal Ibarra).
El presidente de la Comisión de Presupuesto dijo que fue el propio Jefe de Gobierno quién decidió “retirar el escalonamiento que trajo mucha zozobra” y estimó que cuando se comete “algún que otro error” si se “puede enmendar, no es trágico, sino que habla de la grandeza de haber reconocido que podemos mejorar”.
Sin embargo, desde los partidos opositores señalaron que la ley nada dice de los contratos de locación de servicio, lo que pone en riesgo potencial a “cerca de 18 mil trabajadores”.
También se criticó de manera reiterada que, ante la posibilidad de reasignar partidas por encima de lo indicado en el marco normativo, no existieran mayores controles parlamentarios.
La creación de una comisión especial de seguimiento de la redistribución de fondos es -a los ojos de la oposición- “pomposa”, burocrática e insuficiente.
Sobre ese punto, Cecilia Segura (Frente de Todos) señaló que la estructura de ese organismo pone la mayoría y la presidencia a manos del oficialismo y que se corre riesgo de “que termine siendo una comisión de convalidación de la impunidad”.
La eliminación del tope del 5% para re-direccionar partidas también fue criticada por su compañero de bancada, Javier Andrade, quien señaló que, por ejemplo, la Ley de Emergencia Nacional votada en diciembre último ponía un tope del 7,5%.
Desde la UCR, Francisco Nosiglia dijo “no comprender el ánimo de no acompañar (esta iniciativa), cuando en Nación se gobierna sin presupuesto, sin sesionar en el Congreso, con una Ley de Emergencia de 2019 que delegó más competencias que la de 2002”.
El Frente de Todos explicó su rechazo a la norma no sólo en la “discrecionalidad absoluta” para el manejo de fondos sino que especialmente criticó la falta de políticas económicas que apuntaran a fortalecer a sectores vulnerables, a sectores medios de la ciudadanía porteña y a las PyMEs.
Andrade dijo además que esta crisis puso en evidencia otras carencias “estructurales” generadas por el macrismo, cómo “la pérdida de 500 camas de internación que ahora se está trabajando para recuperar”.
También se destacaron las críticas a la concentración de todos los ingresos en una cuenta pública unificada y en el re-direccionamiento de los fondos del juego que se destinan al Instituto de la Vivienda hacia otras áreas sensibles.
“Los que votan esta ley lo están haciendo para que no haya agua en las villas de la Ciudad”, disparó Gabriel Solano (FIT-PO) quién además apuntó contra la precarización de los salarios, especialmente los del personal de salud, quienes afrontan la pandemia “sin los equipamientos de protección” necesarios.
En cambio, el socialista Roy Cortina afirmó que no se trata de una “ley perfecta para todos pero es absolutamente razonable”, mucho “más sobria que la ley de emergencia nacional”.
Al momento de presentar el proyecto, el ministro de Economía porteño, Martín Mura, había dimensionado la crisis de recaudación con una caída estimada de 80.000 millones de pesos.
La norma aprobada podrá ser aplicada hasta el 31 de diciembre de este año y alcanza a los tres poderes del Estado porteño.

Larreta deberá garantizar el agua potable en todos los barrios populares de la Ciudad

7.5.2020

Así lo ordenó el juez porteño Osvaldo Otheguy. El suministro debe alcanzar para satisfacer todos los usos diarios: higiene personal y doméstica, y consumo directo para prevenir el dengue y el coronavirus.

A partir de un amparo presentado por organizaciones sociales, de derechos humanos y sindicales, el juez porteño Osvaldo Otheguy ordenó al gobierno de la Ciudad a garantizar el acceso al agua potable a las 400 mil personas que viven en barrios populares del territorio porteño durante la pandemia de coronavirus y la epidemia de dengue.
La presentación fue realizada por la Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria de la UBA, el Observatorio del Derecho a la Ciudad, CTA Capital, el Frente Territorial Salvador Herrera, el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), que dirige Claudio Lozano, junto a referentas y referentes de Barrios Populares (Villa 21-24, Barrio Inta, Barrio Scapino, Barrio Cildáñez, La Villa 15 – Oculta -, Villa 20).
El fallo le ordena al gobierno de la Ciudad en un plazo de 5 días garantizar la entrega de agua a granel para todos los usos en los barrios donde no haya suministro continuo de agua corriente luego de que los casos de contagios dentro de villas y asentamientos se disparara en los últimos días con especial rapidez en el barrio padre Mujica, donde estuvieron sin agua 10 días.
“La justicia reconoce que no hay acceso al agua potable en los Barrios Populares y que las acciones realizadas por el GCBA son insuficientes”, señalaron los denunciantes y recordaron que el GCBA destina para cada villa, en promedio, un camión de 7.000 litros de capacidad durante 12 horas que a lo sumo abastece a 140 habitantes por día en barrios cuya población supera las decenas de miles de personas. Según los estándares internacionales citados por la justicia, se establecen dotaciones de consumo de agua potable con valores entre 150 y 250 litros por habitante por día.
A partir del fallo y durante la crisis sanitaria por el coronavirus y dengue, la Ciudad deberá también elaborar “un Plan de Contingencia ante posibles emergencias sanitarias que incluya un cronograma detallado para cada Barrio Popular con recorridos, fechas y horarios precisos, previamente acordados con la comunidad y adecuadamente difundidos que garantice, (…), la entrega de agua a granel para todos los usos (…) que no cuenten con suministro continuo de agua corriente”
También le exige a la administración de la Ciudad que elabore e implemente un Protocolo de Actuación para brindar pautas claras de manejo y alerta respecto al agua de consumo a las familias para reducir el riesgo sanitario.

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