Obligadas a compartir un baño para 13 personas… ¿cómo podríamos cumplir las normas de prevención?

22.4.2020

La Garganta Poderosa publicó el testimonio de la vecina de la Villa 31, confirmada con COVID-19, desde el Hospital Vélez Sarsfield, que reproducimos a continuación.

“Bueno, ante todo quiero empezar aclarando por qué prefiero resguardar mi nombre, aun cuando todos los registros oficiales ya cuentan con mis datos, porque me encuentro ahora mismo internada. Lamentablemente, hay una inmensa paranoia en los barrios y también mucha falta de información, que se traduce en miedos o en amenazas como las que vengo recibiendo desde que me diagnosticaron coronavirus. Y sí, lógicamente ahora tengo miedo yo también, por mi salud, por el hostigamiento y por la realidad en la que siguen viviendo mis vecinas y mis vecinos de la Villa 31. Para que se puedan imaginar, yo tengo 43 años y vivo en una pieza de 3 metros cuadrados con mi padre y mi madre diabética, que tienen 85 y 84 años. Pero eso no es todo: en el mismo piso viven otras tres familias, obligadas a compartir un baño para 13 personas… ¿Cómo podríamos entonces cumplir las normas de prevención? Y simplemente “un baño” no, un baño que suele quedarse sin agua, frecuentemente.
Sin poder pensar en otra cosa, tengo la sospecha de haberme contagiado en un cajero automático, porque tuve que hacer una cola durante largas horas, una cola peligrosa para mí, porque va mucha gente por día y no se desinfecta permanentemente. Traté de conseguir alcohol más de una vez, pero escasea y cuando conseguimos, vale oro. ¿Quién no quiere cuidarse? Yo me corté dos remeras para usarlas de tapabocas porque no puedo comprar barbijos, necesito esa plata para comer.
El último viernes por la noche comencé a sentir los síntomas y, sin esperar demasiado, me acerqué hasta la salita del barrio, donde me derivaron al Hospital Rivadavia; ahí me hicieron el hisopado, me tomaron la fiebre y me mandaron a un cuarto en el segundo piso, donde estuve hasta el sábado a la noche. Ahí supe que mi análisis había dado positivo y me trasladaron hacia el Hospital Vélez Sarsfield. Ahora estoy internada acá, donde me faltan frutas para comer, pero la atención es buena. Y sí, mi condición es un poco más grave por ser asmática, pero ya no tengo fiebre y me siento mejor.
Hoy, mi mayor impotencia pasa por no poder ayudar a mi familia, que depende íntegramente de mí. Si bien estoy desempleada, hago los trabajos que nuestro hogar demanda todos los días. Y desde el viernes no hablo con ellos, porque no tienen celular. Además, como mi madre sufrió un infarto hace poco tiempo, preferí no decirle que me dio positivo, para que no le diera un síncope; eso la mataría más rápido que cualquier virus. Por eso, mediante mi vecina, le hice saber que sí estoy internada, pero sólo por una dificultad respiratoria.
¿Por qué hablo? Porque me preocupan profundamente mi papá y mi mamá. Si bien ya se les acercaron alimentos y artículos de higiene desde la asamblea barrial de La Poderosa, a esta hora no recibimos todavía ningún tipo de ayuda del Gobierno de la Ciudad, ninguna, aunque la doctora de la salita me dijo que a mi casa llegaría una contribución de comida desde la Secretaría de Integración Social y Urbana. Pues ahora sé que no ha llegado. Es necesario que, al menos, vayan a hacerles el hisopado a mis padres en su propia casa, para no exponerlos, ¡porque todavía no los testearon! Al menos por una vez, nos tienen que escuchar”.

Los médicos porteños insisten en que Larreta no les provee elementos de protección

22.4.2020

La Asociación de Médicos Municipales de la Ciudad de Buenos Aires le reclamó hoy, en una carta enviada al ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, «la provisión, administración y entrega, en tiempo útil y oportuna de todos los elementos de protección personal que exige enfrentar» la pandemia de coronavirus.

En la carta, que lleva la firma de Ricardo Solari, Secretario General de la Asociación, y de Jorge Gilardi, su Presidente, se agrega que los elementos de protección «al día de hoy no están disponibles en todos los lugares donde los médicos debemos ejercer nuestra tarea» y denuncian «un errático e irregular déficit en la provisión de elementos de protección personal».
En este sentido, los médicos reclaman «la provisión, administración y entrega, en tiempo útil y oportuna de todos los elementos de protección personal que exige enfrentar la pandemia Covid-19 de acuerdo a los protocolos vigentes».
También piden que «la protección de la salud de los médicos y demás miembros del equipo de salud requiera la realización de los testeos necesarios en forma urgente a dicho grupo».
Los médicos municipales detallan en la carta que ya mantuvieron una reunión con las autoridades sanitarias de la Ciudad de Buenos Aires hace diez días planteando estas necesidades.
«Ratificamos que no aceptaremos que ningún miembro del personal de salud quede expuesto bajo ninguna circunstancia a situaciones de riesgo adicionales a los propios del acto médico», remarcan.
Asimismo, advierten que «de no garantizarse la adecuada provisión de Elementos de Protección Personal (EPP), no se encontrarán reunidos los requisitos sustanciales para llevar adelante» su tarea profesional.

Coronavirus: Reclamos por falta de insumos en hospitales porteños

20.4.2020

En el Ramos Mejía los trabajadores de salud piden barbijos, guantes, camisolines

“Nos están mandando a una guerra sin armas”, advirtió Claudio Gómez, enfermero del hospital Ramos Mejía, en el marco del reclamo que este miércoles por la mañana llevaron a cabo trabajadores de todas las áreas del establecimiento para dar cuenta de la falta de insumos, las malas condiciones de trabajo y la necesidad de incorporar más profesionales al equipo del hospital. “Estamos peleando contra un virus desconocido, necesitamos los elementos necesarios para protegernos”, señaló Gómez. Algunos con barbijos y otros sin, alrededor de las diez de la mañana enfermeros y médicos del hospital se reunieron para manifestarse. “Más insumos y material. Capacitación y licencias por grupo de riesgo”, llevaba escrito uno de los carteles.
“Desde el fin de semana hay 3 pacientes confirmados que tienen el virus, si llegan más no tenemos barbijos para cubrir no sólo a los pacientes sino también a los cuatro turnos de enfermeros que implica su cuidado durante las 24 horas”, aseguró el enfermero del hospital Ramos Mejía. Barbijos N95 y descartables, protectores anti secreciones para los ojos, camisolines, cofias, salas que permitan distancia entre las camas y boxes individuales para el aislamiento, son algunos de los requerimientos que un establecimiento de salud necesita para poder abordar los casos de pacientes que presenten síntomas sospechosos del coronavirus o bien se confirme su diagnóstico. “Se están por inaugurar nuevos consultorios para atender a pacientes febriles en el marco de la pandemia y todavía no han incorporado nuevo personal de enfermería, en lugar de eso, nos informaron que 3 enfermeros de cada turno –mañana y tarde– tendrán que ir a atender a pacientes que se encuentran aislados en camas de hotel”, relató Gómez.
Si bien el hospital cuenta con salas de internación en cada área, su forma “apabellonada” no permite los cuidados necesarios como, por ejemplo, tener los vestuarios junto a la entrada para cambiarse la ropa antes de ingresar. Además, según explican los trabajadores del hospital, “en muchas salas las camas no llegan a estar a más de un metro y medio de distancia, como indica el protocolo para evitar contagios”.
“Apelar a la idea de la vocación es riesgoso: no somos héroes, somos trabajadores precarizados”, advirtió una de las profesionales del centro de salud de atención comunitaria (CeSAC) ubicado en el Bajo Flores, y contó que “todas acá tenemos dos o más trabajos, ya sea en clínicas privadas o en otros sectores públicos, porque no nos alcanza la plata. El bono que nos van a dar ahora justamente habla de esa precarización laboral”. Al igual que otros de sus compañeros, además de ir al CeSAC varios días por semana, ella atiende en un consultorio privado y en el programa de atención domiciliaria de la Ciudad de Buenos Aires. “Nos mandan al epicentro de la pandemia sin las protecciones correspondientes. No necesitamos que nos aplaudan sino que nos traten como personas que somos, con familias, con necesidades, con sensibilidades”, señaló la trabajadora del centro de salud, donde si bien hasta ahora no hubo casos confirmados de coronavirus, “los casos de dengue siguen en aumento, sumado a las problemáticas que nuestro centro tiene por estar cercano a uno de los barrios más vulnerables de la Ciudad”.
La superposición de trabajos es un fenómeno que se repite, no solo en los equipos de trabajo de los CeSAC sino también en los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires. Este miércoles, una de las enfermeras del hospital Ramos Mejía presentó síntomas sospechosos del virus: fiebre y dolor de garganta. Hasta recibir el resultado de la prueba, la trabajadora se encuentra internada y aislada de otros pacientes. Una situación similar ocurrió en el hospital Santojanni, ubicado en Mataderos, donde una enfermera presentó síntomas del virus tras haber atendido a pacientes contagiados en una clínica privada. Después de varios días aislada, la prueba le dio negativo, pero la mayoría de los enfermeros del hospital se encuentran en riesgo por mantener múltiples trabajos en simultáneo. «Lo que muestra la pandemia no es nuevo: en enfermería, el sobrecargo horario y la precarización es algo que ya sucedía desde hace mucho tiempo. Yo, por ejemplo, hoy salgo a las tres de la tarde, a las seis ya estoy corriendo para volver a la guardia», relató Julio, uno de los enfermeros de la Guardia del hospital.
“El riesgo de contagio crece muchísimo al estar saltando de clínica en clínica para poder sobrevivir”, advirtió Celia Benítez, enfermera de neonatología en el Ramos Mejía, que también trabaja como enfermera de terapia intensiva para una empresa de medicina prepaga. “Si vamos a dar la vida por esto, al menos queremos cobrar un salario digno”, señaló. Benítez es enfermera hace ocho años, y ante la medida de aislamiento obligatorio del viernes pasado tuvo que llevar a sus tres hijos, de 7, 9 y 17 años, a la casa de su padre en la localidad de González Catán. “No voy a verlos al menos por un mes, quizás más. Tuve que priorizar su salud sabiendo que yo puedo ser un foco de contagio. Es una decisión muy difícil”, relató.
En el informe de este miércoles del Ministerio de Salud, la Secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizotti, recordó que las personas jóvenes y activas son las que están más expuestas a hacer circular el virus ya que pueden generar un contagio “aunque no sepan que están infectados o no presenten síntomas”. En el ámbito de los trabajadores de la salud, esta condición se agudiza: “estamos en lugares donde potencialmente vive el virus. No podemos estar midiendo los elementos de seguridad según el tipo de paciente que atendemos, deberíamos estar protegidos como cualquier persona que tiene que circular en contexto de cuarentena”, advirtió la trabajadora del CeSAC, y agregó que la semana pasada tuvieron que pedirle barbijos al área de odontología porque en los consultorios de febriles – donde se atienden los pacientes que presentan los síntomas del coronavirus – no quedaban más. “Todas las medidas que tomamos fueron de forma autogestiva, y después los funcionarios de la Ciudad dicen que están orgullosos del sistema de salud que tenemos. No somos soldados de la patria, somos trabajadores”, aseguró. En su centro de salud, días atrás una de las médicas presentó los síntomas y evaluaron cerrar el establecimiento hasta corroborar que no tuviera el virus. “Al final su malestar pasó y comprobamos que no lo tuviera, pero puede pasar en cualquier momento, tenemos que estar protegidos y achicar al máximo la posibilidad de contagio”, señaló.
“Cuando hay una alerta amarilla, cualquier profesional de cualquier sector tiene que estar disponible para atender”, explicó Benítez y detalló que, por eso, todos los médicos y enfermeros que están dentro del grupo de riesgo deberían obtener su licencia. “Si bien el decreto lo indica, en el ámbito de la Ciudad esto queda a decisión de la dirección de cada hospital, y en el nuestro aún hay mujeres embarazadas y trabajadores con enfermedades crónicas que siguen yendo a atender a los pacientes”, señaló la enfermera del Ramos Mejía. En este establecimiento, según Benítez, el 70% de las enfermeras son madres solteras que no cuentan con una ayuda para que alguien cuide de sus hijos: “no solo ponemos en riesgo a pacientes, sino también a nuestras propias familias”, aseguró.

Grave: en el Hospital Piñero mantienen en funciones a personal expuesto al coronavirus

19.4.2020

Por Melisa Vittoni

“Con barbijo podemos venir a trabajar y no contagiamos al compañero”, indica el responsable del área desoyendo todo protocolo de actuación frente a posibles contagios.

En los últimos días, los trabajadores del hospital tuvieron la confirmación de que dos médicos, uno que desempeña funciones en la Guardia de Traumatología y otro en el servicio de terapia intensiva, dieron positivos al Covid-19. Sin embargo, las autoridades del hospital no toman las medidas correspondientes para cuidar a quienes nos cuidan.
“Con barbijo podemos venir a trabajar y no contagiamos al compañero”, refieren trabajadores del sector que indicó el jefe del área de terapia intensiva, desoyendo todo protocolo de actuación frente a posibles contagios. Y que muy livianamente justificó, que “hay dos posibilidades: estamos contagiados o no. Si nos contagiamos es desde el jueves pasado, y estamos contagiando sin saber. Hay casi un 30% de positivos que no lo saben”.
Lejos de implementar un aislamiento preventivo para el personal de salud que estuvo en contacto con el médico, y de realizar los test correspondientes para todo el personal expuesto por compartir espacios de trabajo para evitar la propagación del virus de forma intrahospitalaria, indica continuar con las tareas.
Esto es más escandaloso cuando se conoce que la Argentina bate récord a nivel mundial en proporción de personal de salud infectado con Covid-19, superando incluso a España según indica La Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (Fesprosa). Años de desinversión en salud pública, privilegiando al sector privado y el pago de una deuda externa odiosa, se expresan hoy, entre otras cosas, en la falta de personal e insumos necesarios, como los Elementos de Protección Personal (EPP) correspondientes.
Es importante destacar que hace una semana los trabajadores del Hospital Piñero denunciaban que, ante la falta de insumos, debían reutilizar camisolines que son material descartable.
Es evidente que la naturalización de la miseria lleva a las autoridades de los hospitales a poder dar este tipo de respuestas, por eso los trabajadores deben dar un paso al frente y organizarse para conseguir todos los recursos necesarios antes de que la pandemia estalle y sea realmente tarde, como empieza a verse en el Htal. Rivadavia o en el Htal. Eva Perón en provincia de Buenos Aires.
Los recursos están, deben ponerse para la compra de insumos, respiradores y todo lo necesario para garantizar atención de calidad.

Larreta le compró los barbijos a un socio de su hermana

19.4.2020

Por Nicolás Mársico y Gustavo Sosa

Ignacio Sáenz Valiente comparte inversiones con Héctor Magnetto y con la familiar del jefe de gobierno. Por las sugestivas contrataciones directas ya renunciaron dos funcionarios: el subsecretario de Administración del Sistema de Salud y el presidente del Ente de Turismo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires

Si el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, pretendía que la responsabilidad por la compra de insumos con sobreprecios para combatir la pandemia fuera absorbida por algún funcionario intermedio, nuevos detalles complican sus deseos. Ximena Vallarino Alfaro Díaz Alberdi, hermana por parte de madre del reelecto referente de Cambiemos, figura como socia de Ignacio Sáenz Valiente, titular de la empresa que revendió los barbijos, en una compañía hotelera que también se benefició con una millonaria contratación directa en el marco de esta crisis sanitaria.
Green Salud S.A. fue la empresa contratada por el Gobierno de la Ciudad para proveer unos 15 mil barbijos de uso quirúrgico a unos 45 millones de pesos. Una simple cuenta muestra que pagó 3 mil pesos por unidad. Esta sociedad, que no produce los barbijos sino que intermedia con la fábrica, tuvo un rápido ascenso como proveedora del Estado: la firma inició actividades en febrero de este año y dos meses después obtuvo la millonaria licitación.
La compañía contratada tiene como director a Sáenz Valiente, abogado del Grupo Clarín y socio de sus principales accionistas en numerosas cuentas en el extranjero. Su nombre también figura en la sociedad Midas Hotel Management SA, lugar donde comparte directorio con Ximena Vallarino Alfaro Díaz Alberdi, hermana del Jefe de Gobierno de la Ciudad.
Curiosamente, en el Boletín Oficial del viernes 17 de abril se publicó la Resolución 67 del Ente de Turismo porteño que realiza la contratación directa de esa compañía para alojar posibles infectados de Covid-19 mientras dure la emergencia sanitaria. Por ese acuerdo se le garantiza un básico de 95.590 pesos por día durante el mes de marzo y de $48.400 durante el mes de abril por la reserva de las habitaciones, a lo que se le suman mil pesos adicionales por día por pasajero en concepto de comida y $54,45 por el uso de toallas y sábanas.
La accionista Alfaro Díaz Alberdi es hija de Cristina Díaz Alberdi, madre de Rodríguez Larreta. La empresa que comparte con Sáenz Valiente se constituyó en 2018, y tiene como objeto “toda actividad relacionada con la hotelería, explotación de hoteles, hospedajes, hosterías”. En el Boletín Oficial del 4 de abril de 2019, aparece la incorporación de Sáenz Valiente como director titular y de Ximena Alfaro Díaz Alberdi como vicepresidenta.
El Gobierno de la Ciudad tomó nota del daño político que le generaba el hecho de que se dieran a conocer estos casos y al día siguiente de que la contratación directa del hotel administrado por la empresa de la hermana de Rodríguez Larreta en sociedad con Sáenz Valiente fuera publicada en el boletín oficial, dos funcionarios presentaron la renuncia. Nicolás Montovio, subsecretario de Administración del Sistema de Salud, responsable por la compra de los barbijos a Green Salud; y Gonzalo Robredo, presidente del Ente de Turismo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que hizo el acuerdo con Midas Hotel Management SA dieron un paso al costado «para que la investigación se pueda llevar a cabo de la mejor manera posible», según informó el gobierno porteño.
El vínculo económico entre los hermanos Rodríguez Larreta y Alfaro Díaz Alberdi es estrecho: esta última integra otra sociedad anónima, PALBRID, junto a Bárbara Diez, la esposa del primero. La empresa detalla como principal actividad la “organización de fiestas, congresos, ferias, reuniones, eventos”.
La constelación de relaciones comerciales de Sáenz Valiente es amplia. El abogado, por caso, es presidente y director de MATHER HOLDINGS LLC LIMITED SA, una offshore con sede en Panamá que tiene como socio a Héctor Magnetto. La firma fue creada el 05/04/2018. Sáenz Valiente también se identifica como director de Telecom y vicepresidente de Cablevisión, ambas del Grupo Clarín, en su perfil de Linkedin.
Los vínculos societarios de Sáenz Valiente se extienden a la línea fundadora del PRO, la fuerza que gobierna la Ciudad. En el Banco Interfinanzas S.A., es miembro del directorio junto a Fabio Calcaterra, hermano de Angelo Calcaterra y primo hermano de Mauricio Macri.

Sobreprecios

Además de los barbijos quirúrgicos por 3.000 pesos cada uno comprados a Green Salud S.A., esta semana se conoció que el gobierno porteño gastó 200 millones de pesos de más al emplear a dos firmas intermediarias para hacerse de seis millones de barbijos de un solo uso. La denuncia, a cargo del Observatorio del Derecho a la Ciudad y la CTA, aclara que en el lapso de una semana el GCBA ordenó tres compras a la empresa Dimez, pero solo la última fue directamente al proveedor, que cobraba $35 la unidad. Antes había pagado por el mismo producto $68 a E-ZAY y $77 a AMICIBRO, que siempre aclararon su rol de intermediación.

Intelectuales hacen duras críticas a la limitación impuesta por gobierno macrista a mayores de 70

El jefe de Gobierno porteño debió salir a aclarar en una carta dirigida a los vecinos de la Ciudad que la medida se trataba de un intento de proteger a los mayores de 70 años. A última hora voceros del gobierno señalaban que se modificaría la decisión, y en lugar de autorización consistiría en una sugerencia. Lo anunciarán este lunes a las 8:00 en conferencia de prensa.

Una durísima carta fue enviada al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, firmada por un grupo de intelectuales argentinos mayores de 70 años, y que sumaron sus voces a fuertes reclamos en los últimos días generados tras la polémica decisión de Larreta de prohibir la salida de personas mayores de esa edad a la calle, y que se pondría en vigencia a partir de este lunes 20 en la Ciudad. La cantidad de rechazos generados por la decisión obligó al jefe de Gobierno porteño a reconocer que no se sancionaría la salida sino que solamente se intentaba que se desistiera de la decisión para evitar riesgos a la población mayor de esa edad.
En la carta, los intelectuales se dirigen a Rodríguez Larreta «para manifestarle nuestro profundo repudio a la» medida de aislamiento de mayores de 70 años.
«Consideramos que se trata de una medida discriminatoria, ofensiva, persecutoria, que resulta quizás del interés de resarcir a quienes han sido maltratados por las entidades bancarias, que no han sabido manejarse con eficacia», aseguran los firmantes entre quienes figuran Juan José Sebreli, Celso Silvestrini, Fernando Dozo, Enrique Espina Rawson, Marcela Solá, Mauricio Wainrot, Hugo Beccacece, Edgardo Cozarinsky, Cristina Mucci, Silvia Plager, Josefina Delgado, Alicia Ferreirós, Juan Carlos Hiquis, Graciela Melgarejo, Carlos Gutiérrez, Luz Henríquez, Oscar Barney Finn, María Luisa Lerer y María Sáenz Quesada, pese a que muchos de ellos son cercanos a Cambiemos.
«No pensamos que la manera de proteger a nuestra comunidad pase por elegir un grupo que, si bien se ve en situación de riesgo, no solo no es el único (pensamos en personas que están en tratamiento anti cáncer, que padecen asma, epoc, diabetes y otras enfermedades que no reconocen edad) y por lo tanto se convierte, bajo la excusa de una pseudo protección, en objeto de discriminación y mal trato», continúa la nota que se viralizó.
«Los adultos mayores de 70 años sabremos cuidarnos, y de hecho lo hemos estado haciendo desde hace más de treinta días, y aquellos que necesiten de la ayuda del Estado de la Ciudad, sin duda sabrán cómo pedirla. Seguiremos las instrucciones ya difundidas por el gobierno nacional (compra en negocios de cercanías, farmacias, cajeros de bancos), y además aportaremos nuestra experiencia de vida para atenuar los efectos de esta crisis mundial.»
Finalmente recuerdan que «Nombres como los de Primo Levi, Jorge Semprún, Tony Judt, Bruno Betelheim, Thomas Mermall, son solamente algunos de los intelectuales que padecieron persecuciones y pudieron dar cuenta de sus sufrimientos y contribuir al esclarecimiento de ignominiosos crímenes. No quisiéramos revivir ni repetir estas circunstancias, en un país como el nuestro, que desde 1983 ha recuperado la democracia y pelea por su desarrollo. Solicitamos entonces la anulación de esta medida y la recuperación de nuestros derechos de ciudadanos.»
Rodríguez Larreta respondió horas después en una carta pública divulgada a través de su cuenta en Facebook, y reconoció que «la comunicación pública de esta medida no fue clara al mencionar la palabra ‘permiso’. Pero nuestra intención siempre fue, es y será ayudarlos a cuidarse. No buscamos controlarlos ni mucho menos restringir su libertad y su autonomía. Solamente les pedimos que nos llamen antes de salir para que podamos ofrecerles las alternativas que tenemos en la Ciudad para solucionarles sus necesidades, minimizando así las salidas y sus riesgos.»
Y agregó que «hay 35.000 voluntarios del programa ‘Mayores Cuidados’ totalmente dispuestos a ir al supermercado o a comprarles un remedio para que no tengan que salir. Lo mismo los encargados de edificio, que también están dispuestos a ayudarlos.»
La autorización que de acuerdo a la orden del Gobierno porteño deben gestionar los mayores de 70 alcanza a unas 490.000 personas, deberá solicitarse a la línea 147, y tendrá validez para el día otorgado. Contempla excepciones como el cobro de jubilación, tratamientos médicos y vacunación. A última hora fuentes del Gobierno porteño señalaban que finalmente, Rodríguez Larreta anunciaría una modificación: ya no se trataría de una autorización sino que tendría el tono de una sugerencia.

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