Trabajadores de salud exigen a Larreta “salarios acordes a las tareas exigidas”

13.4.2020

“Enfermo/as y/o muerto/as no sólo seríamos una fuente de contagio para la población, sino que no le serviríamos a ningún paciente ni a ningún sistema de salud”, afirmaron a través de una carta abierta de la Asociación de Profesionales del Hospital de Niños de Buenos Aires.

En una carta abierta las Asociaciones y Colectivos de trabajadores de la salud en el marco de la pandemia del coronavirus, solicitaron al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y al ministro de Salud, Fernán Quirós, “salarios acordes a las tareas exigidas”, “asignación urgente de presupuesto adecuado” y principalmente licencia para que no concurran a los hospitales los mayores de 60 años.
“Enfermo/as y/o muerto/as no sólo seríamos una fuente de contagio para la población, sino que no le serviríamos a ningún paciente ni a ningún sistema de salud”, afirmaron a través de una carta abierta de la Asociación de Profesionales del Hospital de Niños de Buenos Aires.
Para poder llevar a diario su actividad, los trabajadores de la salud solicitaron equipamiento para cada trabajador y capacitación continua para su uso, para el manejo de pacientes sospechosos y para la puesta en “práctica de protocolos actuales en la situación de emergencia sanitaria”, informó Télam.
Además exigieron licencia especial inmediata sin evaluación para personal que “padece enfermedades crónicas o inmunosupresoras” y que forma parte de los grupos de riesgo y también la “asignación urgente de presupuesto adecuado para enfrentar la situación, provisión de todos los insumos necesarios y el nombramiento del personal faltante, con salarios acordes a las tareas exigidas”.
En esta misma índole, pidieron una licencia especial para trabajadoras y trabajadores del hospital a partir de los 60 años para que puedan “trabajar desde sus casas”.

Acción judicial por acceso al agua potable en barrios populares porteños

11.4.2020

Fue presentada ante la crisis sanitaria del Coronavirus Covid-19 y del dengue por la Cátedra de Ingeniería Comunitaria, el Observatorio del Derecho a la Ciudad, la CTA – Capital, el Frente Territorial Salvador Herrera, el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas y habitantes de Barrios Populares, como Villa 21-24, Barrio Inta, Barrio Scapino, Barrio Cildañez, La Villa 15 – Oculta -, Villa 20. Ahora es la justicia quien debe decidir sobre la acción.

La acción de amparo colectivo es en relación al acceso al agua potable y saneamiento seguro en las villas y asentamientos de la Ciudad (Barrios Populares según Ley N° 27.453) como forma esencial de prevención del contagio del Coronavirus Covid-19 y del Dengue.
Los Barrios Populares son los más castigados por el dengue, ya que ninguno cuenta con acceso formal al agua potable segura. Conviven con agua de servicios precarios muchas veces mezcladas con aguas servidas que permite la permanencia del coronavirus y el acceso al servicio es limitado o nulo imposibilitando la higiene personal. En este contexto las familias deben recurrir al almacenamiento de agua en baldes, cacerolas y tachos donde prolifera el dengue. Frente a esta pandemia miles de familias se encuentran totalmente desprotegidas.
La causa quedó caratulada como “KOUTSOVITIS, MARIA EVA Y OTROS CONTRA GCBA SOBRE AMPARO – URBANIZACION VILLAS”, Expte. N° 3010/2020-0, y radicada en el Juzgado de 1ra. Instancia en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad N° 8.

I. OBJETO DE LA DEMANDA
Que por medio del presente escrito venimos a promover acción de amparo colectivo en los términos del art. 43 de la Constitución Nacional, 14 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CCABA) y Ley 2145, contra el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con el OBJETO de que:

A.1. Se ordene al GCBA a garantizar al 100% de las familias de los Barrios Populares ubicados en la ciudad reconocidos por la Ley N° 27.453 y las villas y asentamientos reconocidos por la ciudad, el acceso regularizado y formal al servicio de agua potable y saneamiento cloacal. Entendiendo que el acceso formal al servicio implica que la empresa prestadora AySA S.A. u otro organismo estatal preste el servicio de agua potable y saneamiento cloacal según los criterios normativos nacionales e internacionales y la prestación del servicio se encuentre regulada por los organismos de control que correspondan.

A.2. Se ordene al GCBA elaborar e implementar un Plan de Agua Potable y Saneamiento Cloacal para la totalidad de los Barrios Populares de la Ciudad que contemple los siguientes cuatro (4) ejes de acuerdo a lo desarrollado en el punto III.D.v. de la presente demanda y que incorporen de manera integral y transversal la dimensión productiva y del trabajo, la participación comunitaria y la perspectiva de género y diversidad: Diseño de la Infraestructura; Modalidades de Ejecución y Contratación para las Obras; Programa de Control y Monitoreo Ciudadano; y Sistema Tarifario Social Especial.

A.3. Se ordene al GCBA que, en un plazo de 90 días, realice un relevamiento y diagnóstico sanitario en forma participativa que permita detallar la problemática sanitaria en cada uno de los Barrios Populares de la CABA y que deberá incluir:
a. Relevamiento físico exhaustivo de la infraestructura sanitaria de agua potable y cloacal.
b. Identificar en cada barrio todos los conductos principales cloacales y de agua potable operados por la empresa prestadora AySA SA que abastecen formalmente a la red interna. En el caso de los conductos troncales de agua potable que abastecen a las redes internas y opera AySA, el GCBA deberá solicitarle a la empresa prestadora que realice mediciones de presión.
c. Mapeo detallado de la problemática sanitaria utilizando encuestas sanitarias, análisis de la calidad del agua de consumo implementando protocolos físico-químico y bacteriológicos, y determinaciones de presión en las redes internas de distribución de agua corriente.
d. Caracterización del espacio público distinguiendo entre las vías públicas formales, las vías públicas que cumplen con los requisitos de la Resolución N°26/2017 del APLA y las vías públicas que no satisfacen los requisitos de la mencionada resolución.
e. Una propuesta de formalización del servicio de agua potable y saneamiento cloacal para aquellos sectores de los barrios populares donde las características del espacio público no cumplan con los requisitos de la Resolución N°26 del APLA.
A.4. Se ordene al GCBA, finalizada la etapa de diagnóstico, a los 60 días siguientes, presentar un Plan de Obras elaborado participativamente que incluya las siguientes etapas de ejecución:
a. Etapa 1. Regularización de la totalidad de los hogares frentistas a vías públicas formales
b. Etapa 2. Regularización de la totalidad de los hogares frentistas a vías públicas que cumplan con los requisitos de la Resolución N°26/2017 del APLA.
c. Etapa 3. Regularización de la totalidad de los hogares frentistas a vías públicas que no cumplan con los requisitos de la Resolución N°26/2017 del APLA.
d. Etapa 4. Readecuación de la infraestructura interna de la totalidad de las viviendas.
Se solicita que ordene que el Plan de Obras en cada barrio establezca de manera consensuada con la comunidad prioridades de intervención, un cronograma de obras con plazos ciertos de ejecución y presupuesto asignado.

II.- MEDIDA CAUTELAR PETICIONADA
A los efectos de no tornar ilusoria la referida petición, y encontrándose plenamente reunidos los requisitos de admisibilidad, se requiere hasta que se resuelva la cuestión de fondo, el dictado de una MEDIDA CAUTELAR urgente con el objeto de que:

A. Se ordene al GCBA Elaborar un Plan de Contingencia ante posibles emergencias sanitarias que incluya un cronograma detallado para cada Barrio Popular con recorridos, fechas y horarios precisos, previamente acordados con la comunidad y adecuadamente difundidos que garantice, a pedido de los habitantes de los Barrios Populares, la entrega de agua a granel para todos los usos en los barrios o sectores de barrios que no cuenten con suministro continuo de agua corriente; que garantice la entrega de agua potable envasada para consumo directo en los barrios o sectores de barrios que no tengan acceso a agua potable y segura; y que garantice el mantenimiento y destapación de cámaras cloacales y pozos ciegos.

B. Se ordene al GCBA a garantizar dos (2) litros de agua potable envasada por habitante diariamente en los barrios o sectores de barrio que no cuenten con acceso formal al agua potable y segura.

C. Se ordene al GCBA la entrega de agua a granel para todos los usos (consumo directo, manipulación de alimentos, higiene personal, higiene del hogar, etc) en los barrios o sectores de barrios que no cuenten con suministro continuo de agua corriente debiendo tener como guía para la dotación por habitante las normativas nacionales e internacionales que establecen dotaciones de consumo de agua potable con valores entre 150 y 250 litros por habitante por día y las guías de diseño del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA) que establecen dotaciones de diseño para los proyectos de agua potable de 150 a 300 litros por habitante día[1].

D. Se ordene al GCBA elaborar e Implementar un Protocolo de Actuación para brindar pautas claras de manejo y alerta respecto al agua de consumo a las familias. Este deberá incorporar medidas preventivas que las familias deberían adoptar (hervir el agua, incorporarle lavandina, etc) para reducir el riesgo sanitario. Asimismo, deberá incorporar mecanismos activos de participación ciudadana, cómo, la figura de las promotoras sanitarias.

E. Se ordene al GCBA garantizar de manera gratuita en cada hogar dos (2) garrafas de 10 kilos, 8 litros de lavandina, jabón blanco en pan y detergente para llevar a cabo la higiene del hogar y de los integrantes de la familia por mes.

F. Se ordene al GCBA diseñar e Implementar hasta tanto el servicio sanitario sea regularizado y operado formalmente, un sistema de monitoreo de la calidad, presión y continuidad del agua de consumo en los Barrios Populares, villas y asentamientos. Se solicita que el monitoreo: con una frecuencia bimestral, analice mediante la aplicación de protocolos de calidad fisicoquímicos y bacteriológicos un (1) punto de muestreo por manzana y/o un (1) punto de muestreo cada 50 familias; respecto al monitoreo de la presión, con frecuencia bimestral, realice dos (2) determinaciones de presión en las redes internas del barrio por manzana y/o dos (2) determinaciones cada 50 familias; para evaluar la continuidad del suministro del agua de consumo, realice lecturas periódicas del valor de la presión en un punto prefijado del barrio, como un centro de salud, una institución educativa o un espacio comunitario; lleve a cabo un control, registro y estadística de los indicadores clave del servicio, independientemente de la formalidad o informalidad del mismo; implemente un sistema público de trazabilidad para los camiones cisterna con controles de calidad en los puntos de entrega de agua potable con una frecuencia adecuada.

G. Se ordene al GCBA implementar un Programa de Limpieza periódica de tanques que pueda llevarse adelante por cooperativas y/o organizaciones vecinales con una frecuencia trimestral.

H. Se ordene al GCBA instalar, en puntos prefijados y previamente acordados por la comunidad, tanques comunitarios abastecidos de agua potable con camión cisterna.

I. Se ordene al GCBA abastecer de tanques plásticos domiciliarios de calidad homologada, a la totalidad de los hogares que no cuenten con sistemas confiables de almacenamiento para el agua de consumo.

J. Se ordene al GCBA fortalecer el Sistema de Atención Primaria para mejorar la atención prioritaria y el registro de enfermedades hídricas incorporando la figura de las promotoras de salud.

K. Se ordene al GCBA garantizar económica y técnicamente a través de un programa que la totalidad de las familias puedan ejecutar los núcleos húmedos en sus viviendas y garantizar de esta manera en cada hogar un baño completo y dos (2) canillas.

L. Se ordene al GCBA la formalización y regularización del servicio de agua potable y saneamiento cloacal para la totalidad de las viviendas frentistas a vías públicas formales.
[1] Guías del ENOHSA para el diseño de Proyectos de Agua Potable. CAPÍTULO 2. ESTUDIOS PRELIMINARES PARA EL DISEÑO DE LAS OBRAS. Página 19

Coronavirus en el manicomio (y una crónica antimanicomial)

11.4.2020

por Darío Cavacini

14.00hs. Después del mediodía, en el Borda no quedan ni las sombras en los espejos ni los recuerdos de una libertad que casi no se tuvo. Encadenamientos subjetivos que aún anhelan emanciparse. Desde el pasillo del hall central se acerca un usuario con una mirada ensimismada que promete encenderse en cada ventana que cruza. Me mira sin verme. ¿Sabrá qué pasa afuera? ¿Cómo será el aislamiento de los que ya están aislados hace años? Esos mismos muros que han protegido a los sanos del afuera de los enfermos del adentro, hoy han invertido su orden. Ahora también nosotros estamos encerrados a cielo abierto. Quizás sepamos cómo se siente.

14.15. Un guardia de seguridad deambula por los pasillos vacíos buscando algo para hacer. Nunca falta la seguridad en los manicomios aunque nadie esté seguro de porqué está ahí adentro. Imagino me pedirá una autorización que no tengo. Se acerca extrañado y confiado al mismo tiempo, asiente con la cabeza y sigue su camino hacia ningún lado. Parece que no estar internado ya de por si te da cierta credibilidad, diluye tu sombra. La contracara es que estar internado te saca todo tipo de legitimidad y anula hasta tus posibles verdades/mentiras. Humanos sin Derechos. Los locos son las víctimas individuales por excelencia de la dictadura social, decía Artaud. El alma del manicomio corporizada en una acción.

14.30. Cuando lo demás ralla, lea la biblia. En el Borda hay grafitis maravillosos, es como si toda la belleza maniatada supurase a través de un aerosol. También hay una biblioteca, dos galpones culturales, un almacén y, por supuesto, siempre una iglesia. Si Dios existe en algún lugar, acá seguro que no tanto. A veces, donde se esperan abrazos, se dan ostias y se reciben abandonos. Amar al prójimo como a uno mismo es una buena frase para un libro de autoayuda que nadie lee. La pandemia llegó al cielo: la puerta de la iglesia tiene tres candados y ningún monaguillo.

14.45. Los bancos del manicomio son una paradoja. Una contradicción que arremete a contramano de la lógica. Hechos para compartirse, casi nunca esquivan la soledad. En su desamparo se reflejan las penumbras que hemos intentado ocultar detrás de pulcros guardapolvos blancos. Maderas añejadas, violencias inadvertidas. Cuando alguien es ingresado en estos lugares, corre la misma suerte: Luego de ser vomitado por la sociedad, es tragado por el hospital con el fin de diluir su anormalidad y metabolizado hasta quebrantar su ser particular. Las ternuras son fagocitadas con voracidad y psicofármacos.

15.00. Un usuario lleva una bolsa con quiensabequé que sacó de un container y camina dificultosamente hacia su servicio. El trayecto es largo y no hay sendero. En el fondo del manicomio siempre están los olvidados de los olvidados, los que no caben debajo de la alfombra. Los peligrosos se les dice en la jerga psiquiátrica enamorada de los estigmas y las cosificaciones. Omnipoderes con garras. Nuestros sistemas de representaciones son arcaicos, ficticios y alienantes. Ningún interés debiera tejer clasificaciones que sólo sirven para reducir otras existencias. Ninguna existencia debiera quedar reducida a clasificaciones que sólo sirven a los intereses que las tejieron.

15.15. Los pabellones del manicomio están inundados de vacío y el ruido en el silencio se me torna insoportable. Pichon Riviere lo llamaba abandonismo. Los días con lluvia parecen intensificar esas soledades desencontradas hasta de sí mismas. Como si el agua clarificara los años sin abrazos. No se puede mitigar el sufrimiento teniendo los pies desnudos. Nadie se levanta sin un otro. ¿Cómo alguien puede recuperarse en el desamparo? Es menester subvertir todo de una vez, romper las certidumbres y suturar las prácticas para que no surjan de los poderes hegemónicos. Tendremos que apelar a la rebelión de los desteñidos.

15.30. Otro grito pintado en una pared lo ahoga todo: ESTAMOS. Están (lo sabemos perfectamente y desde siempre) pero hemos hecho grandes esfuerzos para invisibilizarlos sin culpa. Los raros, los feos, los solos, los débiles, los tímidos, los locos. Los que no producen porque no pueden o simplemente porque no quieren comprar todo lo que nos venden. Habrá que reconocer, algún día, que aquellos que llamamos otros, no son más que el reflejo de lo que queremos ocultar de nosotros mismos. La otredad es nuestro espejo más nítido. Ojalá, después de esta pandemia, no deseemos ser más esta humanidad y los muros de nuestros manicomios internos también caigan, ladrillo por ladrillo.

Sobrevivir entre la pandemia y la desigualdad

10.4.2020

¿Cómo sobrevivir al aislamiento obligatorio para enfrentar una pandemia? Cuando #quedateencasa se vuelve un peldaño difícil de alcanzar en la pirámide de desigualdades sociales, la recreación en el encierro se vuelve un privilegio al que aspiran unos pocos. Los educadores y educadoras populares que desarrollan su labor en el Club Popular “El Dari”, apuestan a seguir tejiendo y fortaleciendo las redes barriales y comunitarias que hace ya muchos años se vienen construyendo en los distintos territorios. Y en este punto se torna indispensable que sea la niñez y la adolescencia la que comience a tener un papel protagónico a la hora de pensar la política.

Allá por el 2014 asumimos la responsabilidad desde el Frente Popular Darío Santillán de proyectar y llevar a cabo espacios de niñez y adolescencia, entendiendo la necesidad de repensar un concepto y una práctica emancipadora que los incluya, pero no solo como un colectivo con derechos específicos, sino también como un cúmulo de subjetividades que pueden y deben incidir en procesos de carácter político para apuntar a la transformación social.
Nos encontramos construyendo día a día con las niñeces y las adolescencias desde el juego, el arte, la recreación, con la asamblea como método de construcción horizontal, para cuestionar y cuestionarnos, para salir de las trincheras, para fogonear la rebeldía y acompañar la participación de los pibes y pibas en los barrios. Hoy, en medio de la emergencia sanitaria, económica y social, con una cuarentena obligatoria que se extiende hasta el 13 de abril, nos encontramos con la imposición de no poder desarrollar nuestras tareas de la cotidianeidad y ante esta disyuntiva nos parece indispensable posicionarnos y visibilizar las problemáticas a las que hoy se enfrentan las niñeces y la adolescencia.

¿Cómo acontece el “Quedate en casa” en los barrios?

En territorios donde no hay acceso a viviendas dignas (con cloaca, servicios básicos, conexión de internet, cable, teléfono de línea, o los “datos móviles” del celular para poder acceder a diferentes plataformas), contexto que envuelve la vida de millones de personas, el #YoMeQuedoEnCasa no es algo sencillo de llevar a cabo. Sobrevivir a una situación de aislamiento obligatorio decretada a nivel nacional se torna imposible e insostenible en muchos de los casos. La mayoría de los pibes y pibas que asisten a nuestros Clubes viven hacinados en casas pequeñas o cuartos, donde la posibilidad del metro de distancia entre convivientes es realmente imposible, donde la convivencia sin salir a la calle no puede sostenerse. Familias ensambladas, más de una familia en un mismo hogar, más de una casilla en el mismo terreno, muchos niños de diversas edades aburridos, adultos mayores y padres colapsados por la crisis económica, muchas personas con distintas necesidades insatisfechas y en convivencia, en varios de los casos, con varones violentos. La imposibilidad de los niños de poder salir de sus casas, asistir a la escuela, ver amigos e inclusive asistir al Dari les lleva a no poder expresar sus sentires con otras personas, a no tener un espacio de escucha o distensión de las situaciones que viven en sus hogares. Nuestros pibis juegan en la calle, en la vereda, con vecinos, juegan con pelota, andan en bici, a la rayuela, la mancha, la escondida y la plaza. No son niños y niñas de ‘’tik tok’’, instagram, netflix, ni de las grandes tecnologías, y no porque no quieran, simplemente porque no tienen el acceso. Porque con suerte hay uno o dos dispositivos móviles en la casa, porque pagar internet o plataformas digitales es plata con la que su familia no cuenta, porque la exclusión llega también ahí, a la recreación. Porque es ahí donde la recreación en el encierro se vuelve un nuevo privilegio al que aspiran unos pocos. Éstas son algunas aristas que nos permiten vislumbrar cómo muchas de las barreras ya impuestas de antemano por un sistema que excluye, se agudizan más en contextos de crisis mundiales. De eso nos proponemos reflexionar, de la recreación en tiempos de encierro.

¿Qué les queda a las barriadas populares? ¿cuidado o represión?

Las imágenes de un niño de 12 años, apaleado brutalmente por la policía bonaerense frente al Hospital Fiorito de Avellaneda, la resolución del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que convierte un Centro Socioeducativo en un centro de detención para adolescentes que “no cumplen la cuarentena” o los distintos reportes de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), demuestran cómo es el “cuidado” de las fuerzas represivas: con coerción, persecución, amedrentamiento y detenciones arbitrarias. “Quedarse en casa” pareciera algo fácil de cumplir si tenemos la suerte de pensarlo acobijados entre 4 paredes, pero en las barriadas populares se hace aún más visible el rol represivo que cumplen las distintas fuerzas de seguridad. En el medio del hacinamiento, los pibes y pibas buscan alternativas para ser niños y se escapan a la puerta de su casa. Pero si salís a la vereda te mete adentro la policía, por intermedio de gritos e insultos, y no de buena manera como se viralizó al surfista de Floresta que volvía de Brasil. A la pibada la policía los entra, literalmente “a patadas en el culo”. Entra en los pasillos de la villa empuñando armas y disparando al cielo, o directamente a las casas. La intimidación y el mensaje es claro: que el miedo que les da salir sea más fuerte que sus ganas de jugar un ratito para pasar el mal momento.
Asusta el rol de la policía y la gendarmería, pero asusta también el mensaje que legitíma su accionar. En donde es mucho más fácil levantar el teléfono y denunciar a tu vecino, que salir a preguntar si necesita algo, donde se vuelve más simple castigar que concientizar o invertir esa plata en salud o estrategias y herramientas para cumplir de manera comunitaria la cuarentena y generar un cuidado colectivo.

Juguemos en la calle mientras la yuta no está… ¿y el riesgo? ¿Qué riesgo?

En los lugares donde no llega la información correcta, donde no hay plata para el jabón, la lavandina o el alcohol, ls pibes están constantemente en riesgo, saliendo o no saliendo a la calle. Están en sus casas donde, si mamá o papá no sale a laburar, no hay forma de poder comer, ¿cómo pensar en comprar alcohol en gel o lavandina cuando la olla está vacía? ¿Cómo puede un niño o niña que no recibe alimentación todos los días generar una rutina de higiene capaz de enfrentar una pandemia?

¿Y entonces, a qué se juega?

Con todos estos elementos, sumando la limitación que demuestran los espacios educativos formales que no logran dar respuestas integrales a todas estas problemáticas anteriormente mencionadas, ni ofrecerles las herramientas para poder crear sus propios juegos con otros materiales que no impliquen un valor que no pueden costear, y ni hablar de los docentes precarizados y sobrepasados a los que se les exige por demás, utilizando métodos que no han sido probados anteriormente como es la educación virtual -y que en muchos de los casos tampoco cuentan con la tecnología necesaria para llevarlos adelante- nos es imprescindible calar en lo más hondo de nuestra creatividad para generar y contagiar propuestas que incluyan.
Entonces, la tarea y el compromiso que surge para nosotrss, los y las educadoras populares, es ponernos al servicio de la Recreación Popular, en pensar juegos, dinámicas y actividades que podamos compartir, que no sean excluyentes y que los contengan en su realidad. Charlar con las familias sobre el juego en estos tiempos que corren de peligro -del coronavirus, el dengue y de la policía-, y pensar conjuntamente nuevas maneras de comprender la recreación. Mantenernos en contacto lo más que podamos para que puedan expresar cómo están viviendo la situación actual que nos toca atravesar.
Seguir tejiendo y fortaleciendo las redes barriales y comunitarias que hace ya muchos años se vienen construyendo en los distintos territorios. Visibilizar las distintas realidades contadas por ellos mismos. Además, debemos asumir el compromiso de ser críticos, de formarnos siempre con los pies en el barrio, de discutir política, de no caer en análisis simplistas y de cuestionar todo lo que deba ser cuestionado porque es de esta forma que podremos generar una praxis crítica que ponga en jaque el estado de las cosas y nos permita seguir prefigurando aquella sociedad que tanto anhelamos.
Por último, creemos que estamos en un contexto complejo, pero que nos da la certeza de que el agotamiento de un sistema capitalista, imperialista y patriarcal es inminente, y nuestra tarea no es sólo denunciar sino crear y construir un nuevo mundo donde quepan todos los mundos. Y en este punto se torna indispensable que sea la niñez y la adolescencia la que comience a tener un papel protagónico a la hora de pensar la política. Debemos seguir dando batalla para (de)construir, (re)crear y difundir pensamientos, pedagogías y experiencias que permitan contribuir a que florezcan procesos de construcción de poder popular de niñeces y adolescencias mucho más libres.

Coronavirus: médicos y enfermeros de hospitales porteños piden licencias y recursos

8.4.2020

Por Diego Fernández Romeral

«Obligan a ir a trabajar a hombres y mujeres mayores de 60 años con enfermedades previas, o jóvenes que tuvieron contacto con personas que llegan del exterior”, denuncian.

En el sistema de salud público de la Ciudad de Buenos Aires, el escenario desatado por la pandemia de covid-19 genera situaciones que van en contra de cualquier protocolo. “La falta de personal hace que hoy obliguen a ir a los hospitales a trabajadores de la salud que son población de riesgo: hombres y mujeres mayores de 60 años con enfermedades previas, o jóvenes que tuvieron contacto con personas que llegan del exterior”, asegura Carlos Magdalena, Jefe de Neurofisiología y Epilepsia del Hospital de niños Dr. Ricardo Gutiérrez. “Nosotros somos los que estamos más cerca del virus, y en vez de cuidarnos, nos dejan sin respuesta”.
Magdalena, de 62 años, padece de asma bronquial e hipertensión arterial, “algo por lo que hasta la barbarie de la dictadura me tuvo que excluir de la Guerra de Malvinas”, señala. Al formar parte de los grupos de mayor riesgo frente al virus, envió una carta a la Comisión Covid-19 –creada recientemente por el Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires y la Asociación de Médicos Municipales para manejar las licencias–, para pedir que se le permita cumplir tareas a distancia.
“A la mayoría ni siquiera nos contestaron, o te mandan una carta llena de eufemismos que solo suma confusión. No están otorgando licencias médicas, cajonean los pedidos. Y si no tenés la licencia aprobada luego te pueden descontar los días. Y a mí eso también me destruye. No puede ser que haya una comisión discrecional para manejar nuestras vidas”, explica. Además, durante la semana pasada, en el Hospital Gutiérrez Magdalena registró falta de insumos y corroboró que la situación se extendía a la mayoría de los hospitales porteños.
“Hoy en la Ciudad no tenemos los elementos de protección personal para hacer frente a la pandemia. Vamos a estar en la primera línea de batalla y nos quieren mandar con una gomera”, asegura Gabriela Nakamura, enfermera del Centro de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) Nro. 11, dependiente del Hospital Ramos Mejía. “Necesitamos barbijos, alcohol en gel, guantes, camisolines, y el hospital dice que no tiene, que no nos puede mandar. Si esto sucede hoy, en el distrito más rico del país, no me quiero imaginar lo que pasará cuando llegue el pico. Nos quedan insumos para unos días. Apenas se terminen no vamos a poder atender a nadie más”, detalla.

Sin licencias ni recursos

Entre los colegas de Magdalena, un joven médico que prefiere no revelar su identidad -“por las represalias que seguro va a haber”– se pone como ejemplo de otra situación incierta en este contexto. “Mi pareja llegó a Ezeiza este lunes repatriada desde Canadá, con una escala de cuatro horas en Santiago de Chile. Convivimos en un mono ambiente, lo cual es evidente que no permite aislamiento alguno entre nosotros dos. Por este motivo decidimos cumplir ambos la cuarentena. El viernes me llamaron desde la oficina de personal para obligarme a ir el lunes. Si bien por ahora ambos somos asintomáticos, lo que se está haciendo es forzar a ir a los hospitales a convivientes de viajeros sin siquiera hacer los test necesarios”, explica.
La condición de trabajadores esenciales que hoy tienen los profesionales de la salud puso aún más de manifiesto las condiciones precarias en las que venían desarrollando sus tareas. “Los compañeros te dicen que te vayas, que te inventes lo que sea”, cuenta Magdalena. Entre sus colegas se replican casos de mujeres embarazadas, personas mayores de sesenta años, diabéticas, hipertensas, con cáncer, HIV, con problemas cardíacos y respiratorios que, sin licencias, siguen concurriendo a sus lugares de trabajo.
“Ningún hospital baja los datos de cuántas personas están pidiendo licencias. Lo que sí sabemos es que hoy hay un promedio de edad de 60 años, la mayoría con enfermedades a cuestas. Es una población envejecida donde son muchísimos los que tendrían que tener tareas domiciliarias”, explica Nakamura.

El reclamo de enfermeras y enfermeros

“Enfermería es un recurso humano faltante a nivel mundial. En Ciudad venimos con una pelea fuerte hace dos años para que nos reconozcan en la carrera profesional de salud. Seguimos siendo consideradas administrativas, con un promedio de 20.000 pesos menos de sueldo”, detalla Nakamura.
Las últimas noticias que ella recibió de sus compañeras, a través de los grupos de WhatsApp que comparten, es que muchas estaban siendo retiradas de los hospitales para ser llevadas a los hoteles donde el Gobierno de la Ciudad pone en cuarentena a quienes regresan de países en riesgo. “No sé qué negocio tienen con los hoteles, pero las enfermeras que están allá terminan haciendo de camareras, llevándole la comida a los que están en las habitaciones”, asegura.
Magdalena repite que lo que hoy se necesita es cuidar a quienes corren riesgo y garantizar los insumos de trabajo. “Si hay una situación de sobresaturación como es el de Italia o España, yo voy a ir a trabajar, por una ética que a mí me mueve. Pero esto es completamente distinto. Nos obligan a ir a trabajar para no tomar nuevo personal, en situaciones donde nuestras vidas corren mucho peligro y además podemos aumentar el contagio. Nosotros preferiríamos cambiar los aplausos, que emocionan un montón, por condiciones dignas de trabajo”, advierte.

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