17.8.2023
POR MANUELA BARES PERALTA
Sebastián Mauro, Doctor en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, docente e investigador del CONICET, conversó sobre los resultados que dejaron estas Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y su impacto tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en el resto del país.
¿Qué puede decir de los resultados que dejó la Ciudad de Buenos Aires en estas PASO?
Sebastián Mauro: El dato de la Ciudad de Buenos Aires es también un dato nacional: la derrota del proyecto político de Horacio Rodríguez Larreta. Él había ensayado un proyecto político que incluía una alianza con gran parte de la Unión Cívica Radical (UCR), ese proyecto incluía a su candidato a vicepresidente, pero además comprendía dejarle el distrito porteño al radicalismo y eso fracasó. Fracasó en el país de una manera muy potente, con mucha diferencia de votos, y en la Ciudad. Esto permitió que Jorge Macri se hiciera con la candidatura que le permitirá al PRO reelegir.
Ahí se frustró el proyecto de Larreta y el liderazgo emergente de Martín Lousteau. Este proyecto que tenía la Unión Cívica Radical de promover la candidatura de Lousteau como Jefe de Gobierno, un proyecto que ya lleva ocho años y que casi le arrebata la Ciudad a Rodríguez Larreta en 2015, se volvió a frustrar por un escaso margen de votos. Nos queda ver qué pasará de ahora en más con el reacomodamiento del PRO.
Una de las grandes conclusiones que dejaron estas elecciones es entonces la derrota del proyecto nacional de Rodríguez Larreta, que se replicó en todas las comunas de la Ciudad. ¿Por qué cree que sucedió?
SM: Así es, perdió en las 15 comunas de la Ciudad. El resultado en general es bastante ajustado, son 150.000 votos aproximadamente, no es una gran diferencia, pero perdió. Perdió con todas las de la ley, perdió él y perdieron sus candidatos. El proyecto político que encarnaba fue derrotado. En este sentido planteaba la incógnita del reacomodamiento porque en la Ciudad va a haber uno fuerte.
Los ocho años de gobierno de Rodríguez Larreta fueron construyendo el camino hacia esta candidatura, ahora todo eso se va a desmontar, cómo se va a desmontar, hacia dónde va a ir, qué renovación va a haber es una incógnita interesante. Todo va a estar sujeto a reacomodamientos, o de disciplina por parte del PRO o de ruptura, quizás, por parte de la Unión Cívica Radical. Habrá que ver qué pasa con eso.
También se prevén cambios en la distribución de los gobiernos comunales que son importantes. Si todo fuera igual, Juntos por el Cambio retomaría dos de los gobiernos de las comunas del sur y Milei aparece como un actor instalado con representantes en todas las comunas. Es un dato interesante para seguir analizando.
¿Puede leerse como un voto castigo por su gestión o por desafiar la conducción de Mauricio Macri?
SM: Hay que leerlo en términos generales, no creo que haya una clave local para entender lo que pasó porque uno ve que en la Ciudad pierde por escaso margen, pero en el resto del país pierde por paliza. Evidentemente, no hay algo local que influya. Me parece que hay algo en relación a lo que esperaba el votante del PRO en esta elección. Larreta se aseguró construir una candidatura que mantuviera la idea, en algún sentido, de continuidad, previsibilidad y estabilidad, y el votante opositor, en general, no está buscando eso sino ruptura.
En algunos de los análisis que se hicieron en las últimas horas, muchos destacaron la foto del inicio de la pandemia donde Larreta, Alberto Fernández y Axel Kicillof se mostraban juntos. Ahí podemos situar el inicio de un problema para con su electorado. Su electorado opositor tendió a radicalizarse con el correr del tiempo del aislamiento y Larreta quedó pegado, aunque después encaró esa fuerte oposición al cierre de las escuelas, a la vuelta del aislamiento. Pero, probablemente, esto ya había sido utilizado por sus opositores para la campaña en contra. Y, en apariencia, una parte importante de los votantes del PRO tendió a ir alineándose con esa postura.
Con esto no quiero decir que mayoritariamente los votantes del PRO sean antivacunas o anticuarentena sino que en la discusión política se fueron repartiendo espacios y Larreta fue quedando desdibujado. Apostó a una avenida del medio, a una muestra de racionalidad y diálogo con el resto de los actores institucionales y, en vistas a lo dramático que fue todo lo que pasó y los años que vivimos, el electorado castigó ese acompañamiento, con excepción de varios oficialismos provinciales entre los que se encuentra Kicillof. Insisto, creo que es más un castigo global, donde cayó Larreta también.
Javier Milei logró un triunfo a nivel nacional que lo posiciona como primera fuerza en 16 provincias. ¿Cómo lee ese triunfo? ¿Sorprendió o fue una profecía autocumplida?
SM: Me sorprendió. Las encuestas decían que estaba en caída. Uno está acostumbrado a que tienen un rol performativo sobre la opinión pública, uno sabe que ese rol se sobre utiliza habitualmente, sabemos que tienen millones de defectos técnicos, pero también uno está acostumbrado a que cuando se acerca la fecha de la elección muchas encuestadoras tienden a volverse un poco más cercanas a la realidad para no quedar demasiado desfasadas. Entonces, era posible tomarse en serio ese posible declive de Milei cercano a las PASO.
Ese declive no fue por lejos. Me sorprende que haya llegado al 30 pero no que sea primero con ese porcentaje. En realidad, si uno mira de 30 a 27 el margen es minúsculo, con dos o tres eventos muy coyunturales la foto podría haber sido la que esperaba Sergio Massa. Que haya sido primero no es lo que más me sorprende, que haya sacado 30 puntos sí y que haya ganado en 16 provincias muchísimo. Esa es la nota de la elección por lejos.
No quiero caer en la caricatura de “es más complejo”, pero lo es, no tiene una única explicación. En estos días, en la desesperación por encontrar claves explicativas, se usaron y se abusaron de argumentos muy interesantes, legítimos y basados en evidencia, pero se los puso como única explicación. Se me ocurren algunas cosas para decir, aunque ninguna termina de ser el único factor explicativo.
En primer lugar, fue una elección efectivamente de tercios. Milei logró llevarse su tercio, cosa que no se esperaba incluso en provincias donde no tenía candidatos o fiscales. Es decir, la gente fue, voto a Milei, encontró la boleta, la puso en la urna y le contaron los votos. Eso habla bien de nuestro sistema electoral, hasta los mayores defensores de nuestro sistema sostenían que si alguien no tenía estructura partidaria no podía ganar una elección. Bueno, alguien sin estructura partidaria, ganó una elección.
¿El triunfo de Milei desmitifica la idea de que para ganar se necesita aparato?
SM: Sin dudas. Además de hablar bien de nuestro sistema electoral, dice algo de los votantes. Milei apareció como el punto de convergencia de distintas cosas. Ni nada es puramente conspirativo ni movilizado por el aparato, ni nada es puramente espontaneidad reflexiva de cada individuo suelto, hay otros factores como redes sociales o medios de comunicación que hacen al clima político y que pusieron a Milei primero en un lugar de visibilidad para que fuera el punto de convergencia de distintas expresiones de descontento muy disimiles entre si y muy diferente a las propuestas del propio Milei.
Creo que hubo una voluntad de distintos sectores de la sociedad, muy diferentes, en ir por esa candidatura entonces no hay una única explicación. Todavía no tengo una evaluación del voto a Milei por edad o clase social. Hay muchas hipótesis dando vueltas en torno a esto, pero no creo que sean la explicación completa. Algunas de esas hipótesis son que el voto se explica porque la mayoría son jóvenes con trabajos informales y disconformes con los resultados de los gobiernos. Hay mucha gente seria que ha rastreado a este electorado y, efectivamente, hay un voto a Milei ahí. En la Ciudad de Buenos Aires, si bien obtuvo mayor cantidad de votos en las comunas más pobres, en las de mayor poder adquisitivo el PRO obtuvo menos votos que en otros años. Podríamos asumir que también saco votos de ahí.
Respecto al resto del país, también podemos inferir que el voto a Milei es transversal a la clase social y a la ideología, es decir, le comió votos tanto a Juntos por el Cambio como a Unión por la Patria. La foto del domingo sorprendió mucho porque los encuestadores decían que no les iba a comer votos a Unión por la Patria. Este dato llevó a muchos a decir que sólo había capturado el voto de los sectores populares, pero esto no es así, ya que en los departamentos del país más ricos vemos que hay un voto masivo por Milei también. Hay una convergencia entre distintas expectativas y sectores donde el vector común podría ser el descontento con los resultados económicos de este gobierno y del gobierno anterior. Creo que la negatividad está presente pero no es muy diferente según la clase social.
Por otro lado, la participación fue mayor a lo que se esperaba en los días previos. ¿Podemos decir que el descontento electoral no se tradujo en menor participación sino en un aumento al voto a Milei?
SM: No hay una única razón del voto. Seguro una parte de sus votantes está convencida de lo que plantea y quieren que pueda llevarlo a cabo, pero también hay una gran parte de voto bronca. En relación al voto afirmativo hay una merma de la participación en términos generales respecto a la elección 2019. Este fenómeno existe, está. Creo que Milei logró llevarse todo lo que podía ser voto bronca hacia otras ofertas políticas. Quizás en otras elecciones encontrábamos que la izquierda sumaba otros puntos más o había más partidos de izquierda que se presentaban. Esto no pasó, tampoco que Guillermo Moreno aparezca como una opción.
Pensémoslo así: si el voto al Partido Obrero o a la izquierda trotskista tiene un núcleo de un voto consecuente, leal y que se sostiene en el tiempo y una periferia de votantes enojados, ese segundo anillo es el que Milei les robó. Ese voto es muy circunstancial, es decir, si el proyecto de Milei no le sale, ese voto no va más para ese lado, no se va a consolidar como un voto de derecha. El tema es qué hace con ese voto porque ahora esos puntos adicionales le permitieron ese número.
De esa manera, el voto de Milei no es en su totalidad descontento.
SM: Insisto, no quiero caer en el reduccionismo que estamos haciendo todos que es que el voto a Milei es todo voto bronca. Si no, también se legitima la lectura de que todo está mal y si bien la disconformidad con los resultados económicos existe, tampoco se convalida la lectura que tiene el propio Milei sobre la realidad política. Corrámonos un poco de eso y miremos el gran panorama. Miremos algunas operaciones que permitieron que Milei capitalice todo el descontento que podía haber que era un descontento flotante y que no estaba consolidado en una sola línea.
Estamos viendo que el fenómeno de Milei es el exponente local de un fenómeno que es global. ¿Por qué no pasaría en Argentina lo que pasó en Brasil, Estados Unidos o Europa? Además, Milei se vende como la opción local de eso. Sin ir más lejos, en una entrevista dijo que quería mudar la sede de la embajada argentina en Israel de Tel-Aviv a Jerusalén siguiendo la línea de Donald Trump y Jair Bolsonaro. Señalo esto porque es gratuito salir a decirlo, no le reporta votos ni nada, salvo la intención de mostrar que él es la versión local de Trump y Bolsonaro. Si sabemos que esta opción existe en otras partes del mundo, ¿por qué un votante de acá no va a ir a buscar eso?
¿Y con respecto al aparato?
Antes me referí al aparato político y a los medios como actores que operan en la coyuntura, y hay algo muy notable del desempeño de Milei. Ganó en las provincias donde no hubo elecciones concurrentes a Gobernador, con excepción de Santa Cruz donde se impuso una fuerza provincial que no está vinculada ni a Unión por la Patria ni a Juntos por el Cambio. Después, en la Ciudad le fue mucho peor, sacando quince puntos menos que a nivel nacional, en Provincia de Buenos Aires, Catamarca y Entre Ríos lo mismo. Si bien es contra fáctico, podríamos inferir que si las elecciones de Neuquén hubieran sido concurrentes a Milei no le hubiera ido igual. Eso nos da la pauta que el electorado puede tener ideas distintas de las cosas, una sobre qué vota en las locales, otra en las nacionales, y otra sobre qué busca en el voto.
Me quiero detener en dónde están las mediaciones del voto. Ausente la mediación de los partidos políticos en el territorio pesa mucho más la de los lugares donde Milei aparentemente juega de local. Cualquiera que esté enojado vótelo porque representa eso, después no importa mucho más. Esto es algo a tener en cuenta, cómo socialmente reproducimos las ideas sobre lo que está pasando y cuáles son las vías de salida. Por eso, insisto, en que si sólo ponemos el foco en qué a Milei sólo lo votan los jóvenes excluidos porque todo funciona mal, al final de cuentas, estamos reproduciendo lo que dice él.
A veces hay que buscar las sutilezas y los matices. Una es: no hubo mediación de los partidos o fue mucho menor de la que va a ser en octubre cuando los partidos se jueguen los cargos a diputados nacionales y jueguen de otra manera. Tampoco quiero reproducir la idea de que los gobernadores manejan algo porque vimos con claridad de que no, pero sí creo que los actores locales se van a involucrar de otra manera de cara a las generales. Tendríamos que ver si las dos elecciones fueran en las mismas condiciones sociopolíticas y económicas, cosa que está por verse, la intervención de estos actores podría presentar un panorama diferente de al que vimos.
Según se especulaba, pareciera ser que Juntos por el Cambio no hizo una buena elección. ¿Considera que el porcentaje de votos que alcanzaron está más cerca de ser su piso que su techo?
SM: La conjetura es que Juntos por el Cambio tiene un electorado dividido, es decir, los votantes de Patricia Bullrich son más cercanos a Milei y los de Larreta a Massa. Tiendo a creer que puede posicionar a Juntos por el Cambio en un tobogán hacia abajo porque los votantes moderados asustados por el efecto Milei pueden tender a irse corriendo hacia Massa o lo que sea y los votantes radicalizados de Bullrich pueden optar por Milei. Lo dijo el propio Milei en una entrevista hace unos días.
Esa tendencia es posible pero no estoy del todo seguro que se vaya a cumplir así. Primero porque Juntos por el Cambio tiene necesidad de que no pase. Cabe destacar que su electorado es bastante leal o se ha vuelto bastante leal, sino no se explicaría el triunfo de Macri sobre Lousteau. ¿Cuál es el atributo que tiene Macri que lo vuelve un candidato más aceptable que Lousteau si no es la idea de que lo de Larreta fue una traición hacia el partido? SI no fuera por esto, sería muy difícil.
Con esto quiero decir que hay un electorado bastante fidelizado que va a tener presión para quedarse adentro y que el electorado más radicalizado tiene menos barreras para cruzarse con Milei, que el electorado moderado para cruzarse con Massa porque ahí juega la lógica peronismo-antiperonismo. El electorado de Larreta puede ser más moderado, pero también es más consecuentemente no peronista, por lo que tendría que haber una amenaza muy fuerte para optar por Massa. Supongo que Bullrich va a mantener una buena parte del voto, pero si hay que apostar creo que no es una candidata para pasar a una segunda vuelta. lo más probable es que se desgaste, erosione y queden Milei y Massa polarizando la elección. Repito, considero que va a perder menos votos de los que creemos.
Es la segunda vez que Lousteau está tan cerca de ganar, pero pierde en la Ciudad. ¿Puede significar una ruptura del radicalismo dentro de Juntos por el Cambio o va a terminar por disolverse dentro de la alianza electoral?
SM: El radicalismo quedó atrapado en esa interna, decidió jugar dentro y fueron derrotados fuertemente. Optaron por no buscar el voto junto a Juan Schiaretti, lo cual es bastante razonable teniendo en cuenta que Schiaretti lleva varias elecciones orientándose hacia la intrascendencia. La moneda está girando en el aire en todos los países da región y en Argentina. Estamos cerca del inicio de otra etapa que no sabemos cuál es, estamos hacia el final de algo y lo que está por venir es difícil verlo, por lo que es necesario que pongamos entre paréntesis todo.
Dicho esto, la UCR tiene condiciones para rearticularse porque están un poco mejor de lo que estaban cuando los agarró Mauricio Macri. Antes de aliarse con él estaban peor de lo que están ahora. Esto no quita que el golpe es durísimo para ellos porque estaban muy cerca de ganar la Ciudad pero ahora ya está. Lousteau no va a ser candidato una tercera vez, y si lo es no va a tener mayor relevancia. Ahora les tocará rearticularse y, cuando eso pasa, se abren procesos internos de crítica, no sólo a Lousteau en el distrito porteño y a sus promotores sino a Gerardo Morales en Jujuy.
Pensemos que, en Jujuy, Morales dejó un delfín en un contexto muy delicado de manifestaciones y represión violenta, y además con la ventana abierta a grandes inversiones y cambios fuerte en la economía jujeña. Todo eso lo va a capitalizar el gobernador nuevo, no Morales. ¿Cuánto tiempo le va a durar ese gobernador a Morales? Ese tipo de reconversión va a pasar en varios lugares del país. ¿Qué va a salir de eso? Desconozco. Quizás mucho de lo que se juegue sea lo que pase a nivel nacional y cuánto pueda la UCR acercarse al partido que termine gobernando en el próximo mandato.
Además, Juntos por el Cambio perdió a nivel nacional en Jujuy frente a Milei por un porcentaje bastante amplio de votos
SM: Uno hubiera esperado que la izquierda dé el batacazo con el clima de represión, movilización y odio contra el propio peronismo que hay en Jujuy. Es lógico que el voto no haya ido ni para Juntos por el Cambio ni para el peronismo. Esto muestra una erosión de capital político no fuerte. Si el gobernador de Jujuy me llamara y me pediría un consejo, le diría que salga de ahí. El gobernador nuevo tiene todo para ganar porque lo malo le quedó al saliente, es decir, a Morales.
Creo que como pasa esto en Jujuy, va a pasar en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Qué va a hacer Jorge Macri con los radicales? ¿Por qué tendría que respetar esa alianza si puede tener otras? El macrismo en su conformación histórica es con el peronismo, no con el radicalismo. Mauricio Macri no tiene su carrera como promotor de políticos con los radicales sino con los peronistas y cuando fundó el PRO lo hizo con peronistas, no con radicales. ¿Por qué tendría ahora que ir por ese lado? Quizás va por el otro.
Por eso, creo que va a haber fuertes reconversiones que dependerán mucho de cómo se llegue a la elección nacional, de quién la gane y de qué perspectivas tenga quién las gane de hacer algo después. Varias candidaturas presidenciales que hay en carrera son muy difíciles verlas como viables a un gobierno estable, de cuatro años, que ordene la economía y la sociedad. Ninguno va a ganar con mayoría sino con minoría. Es muy difícil ver cómo se van a acomodar las fichas porque necesariamente para gobernar este país se van a tener que reacomodar distinto a cómo están ahora.
Si tomamos como referencia los números de las PASO, la conformación en la que quedaría el Congreso se tornaría muy dificultosa para cualquier partido político que le toque gobernar. ¿Tenemos algún antecedente en nuestro país?
SM: Sí, estos años. Ahora va a haber un crecimiento de los actores de derecha muy fuerte, pero, en cualquier caso, ninguno va a tener una mayoría o un aval para llevar adelante una política. Lo que uno ve a futuro es que van a existir alianzas y es más fácil que las haya entre actores de derecha o que pretendan una liberalización de la economía con reformas en contra de derechos adquiridos como los laborales. Uno cree que esa agenda va a tener más posibilidades de avanzar que la otra, pero lo que es más fácil prever es el bloqueo de todos los actores y nadie ganando por tanta legitimidad como para gobernar por decreto. No sólo legitimidad social sino con tanto enraizamiento en las instituciones del Estado y la sociedad civil, como para pretender hacer reformas de largo alcance de manera autoritaria y no tener resistencia de la sociedad.
Eso es lo que a mí me hace pensar que, después de ocho años de estar en estas condiciones, o de doce si pensamos en el último gobierno de Cristina, y con una economía que requiere cambios, va a ser muy difícil que los actores puedan avanzar sin un reacomodamiento. Ahora, cómo va a ser ese reacomodamiento y qué éxito van a tener es muy difícil anticiparlo. Sí no veo es una agenda ambiciosa del progresismo en el corto plazo. Lo que es seguro: bloqueos con mayor capacidad de articulación por parte de una agenda reaccionaria pero también con una enorme resistencia para imponer esa agenda.
Dentro de ese panorama, ¿Mauricio Macri fue el gran ganador de Juntos por el Cambio?
SM: Sí. Primero porque le ganó a Larreta con dos candidatos que no parecían tener el capital político personal para ganarle, como Jorge Macri y de Patricia Bullrich. Jorge no es un líder de popularidad y Bullrich, si bien tiene muchos años en política, nunca fue considerada una líder política de primer nivel -en el sentido de una candidata presidencial potable-, siempre fue un elenco político.
Si miramos su trayectoria desde que se fue del peronismo, siempre tuvo un partido minoritario que se aliaba con otros, cuando iba sola sacaba un 2%. En 2005 cuando fue sola, le fue muy mal y cuando fue aliada de otros mejoró su performance electoral. Siempre fue la aliada de otro, como fue el caso de Gustavo Béliz, Fernando De La Rúa, Ricardo López Murphy, Elisa Carrió y, después, Mauricio Macri. Convertir a Bullrich en una candidata presidencial, que le gane al Jefe de Gobierno de la Ciudad, es un logro enorme del liderazgo de Macri, tanto dentro de su propio partido como en la sociedad.
Después, el gesto de querer arrogarse parte del triunfo de Milei ya es un poco excesivo, es difícil creer que sea cierto. Pero, sin dudas, el triunfo de Bullrich se debe al liderazgo de Macri. Insisto, ratificarlo en las urnas es muy difícil teniendo al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y a la Unión Cívica Radical en contra.