6.6.2014
El actual Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha publicado el pasado 18/05/2014 en el sitio https://www.facebook.com/mauriciomacri un comentario respecto de “LA MEJOR EDUCACIÓN DEL MUNDO ESTÁ EN UNA ESCUELA DE VILLA SOLDATI”.
Me resultó muy desafiante la propuesta y al ir avanzando en el escrito me asaltaron algunas dudas a las que no pude encontrar respuesta en el mismo texto.
Tuve que apelar a personas allegadas, distinto material de consulta y un poco de imaginación para entender lo que la lectura no decía en un primer abordaje.
El grupo de directores de escuelas de la Ciudad que eligieron un programa de educación al que consideraron como tres de los mejores del mundo, parece que sólo encontraron modelos foráneos. Lástima que el ingeniero Macri no señala cuáles son los aspectos que convierten a estos programas en los mejores ni por qué se descartaron otros. Incluso por qué se habrán desestimado programas relacionados con nuestra cultura, nuestro pasado, nuestra idiosincrasia. Tal vez asuma que todo lo que viene de afuera es mejor. Recuerdo que algo así se pensaba en las últimas décadas del siglo XIX en nuestro país. Los que pensaban de esa manera, nunca explicaron por qué no valoraban de la misma manera a los dineros que venían de Europa como a los inmigrantes.
Pero no quiero avanzar más en mi reflexión sin antes aclarar que no es la finalidad de este comentario criticar lo que el ingeniero llama “programas de educación” de origen sueco, bostonés o finlandés. Tampoco si la escuela mencionada del barrio de Soldati es merecedora o no de los méritos que se le atribuyen. Sucede que por cierta formación que fui recibiendo en mí país, asumí que no hay saberes absolutos ni hegemónicos ni completos. El tiempo va mostrando cómo se enriquece un saber con el aporte de otras miradas. El saber puede pasar a ser una opinión y así se construye lo colectivo y la misma cultura, claro que junto con otras realidades. Por eso, también me quedé pensando qué pensarán las otras escuelas que también están trabajando estas propuestas y no son individualizadas por el Jefe de Gobierno… Por lo menos deben sentirse incómodas…
En la búsqueda de precisiones sobre estos “programas” no pude entender cuál era el lugar que dan para el que es diferente y no puede ajustarse al “programa”, qué lugar hay para la libertad y la toma de decisiones colectivas, cómo diferenciar “programa” de adoctrinamiento, por qué Finlandia tiene la tasa de suicidio adolescente más alta de Europa… Ahí es cuando recordé que no soy un especialista… Pero esas preguntas me siguen dando vueltas. Incluso porque recuerdo pasajes del Diseño Curricular de la Ciudad de Buenos Aires del 2004, y tantísimos otros documentos que dedican varios párrafos a algunas de estas cuestiones.
También me quedan dudas sobre quiénes viajaron y viajarán para interiorizarse acerca de estos “programas”. Sé de varios involucrados que todavía no viajaron y no les han anunciado viajes a futuro.
Además sería muy interesante saber en qué consisten los “resultados preliminares”, con qué se los compara, dónde radica lo “extraordinario” de esos resultados, quién los midió, cuáles fueron los parámetros. Inclusive qué ve en las aulas para estimar que “transforman el futuro de esos chicos”, ¿no será muy pronto dos años para medir ese futuro?
A mí también me entusiasma pensar que todo lo enunciado pueda ser tan movilizador. Ver la foto de un aula muy bien iluminada a la que parecen funcionarle todos los artefactos. Tienen un proyector (o cañón) y una pantalla que tal vez permita algún tipo de interacción. Hay tres adultos, tal vez docentes, para un grupo que no parece exceder los veinte niños. Mi entusiasmo iba en aumentó hasta que descubrí que la foto no era de la escuela citada sino de una escuela en Jyvaskyla, Finlandia.
Mi desorientación se fue convirtiendo en desanimo porque no pude evitar recordar a la escuela donde trabajo desde hace dos años…. ¡Ay! ¡Perdón, perdón, perdón…!
No les dije que trabajo a cinco cuadras de la escuela mencionada por el Jefe de Gobierno, en el mismo barrio de Soldati y que los niños que asisten a diario provienen de los barrios Fátima, Carrillo, Piletones, Los Pinos, La Paloma, La Veredita, 26 de Junio, Complejo Soldati, Barrio Padre Mujica…
Ya que estoy, les comento: intentamos formar a nuestros alumnos en la educación por la paz. Hicimos dos jornadas por la no violencia y estamos organizando una tercera. Queremos que todos, adultos y niños, podamos aprender a circular la palabra para encontrar en ella la forma de resolver pacíficamente nuestras diferencias, que los niños puedan sentirse cómodos en la escuela para traducir su presencia en alegría y expresión de ideas y sentimientos, que practiquemos el respeto por el otro porque simplemente todos queremos que nos respeten. Estamos trabajando para mejorar aquellos hábitos que permitan a nuestros niños tener una lectura más fluida y nos estamos capacitando para profundizar los distintos niveles de comprensión lectora y enriquecer la lectura silenciosa de nuestros niños… Sin todo esto, no van a poder superar las dificultades de comprensión de consignas y situaciones problemáticas. Y si no fortalecen la autoestima, que la tienen por el subsuelo; no van a poder superar las dificultades para el conteo, las operaciones, la numeración… Y si no corrigen sus problemas motrices no van a poder dominar la geometría, ni el trazo para el dibujo… Y si no calman la ansiedad de consumismo y de marginalidad que produce ese mismo consumismo, no podrán descubrir la belleza de una pieza musical o de simplemente tocar la flauta dulce… No creo que me alcancen las páginas para contarles historias que han mostrado cambios muy importantes respecto de estas cuestiones en estos dos años. No sé si les cambiamos el futuro, pero seguro que influimos fuertemente en su presente, porque vienen a la escuela hasta los días en que la lluvia desalentaría a más de uno porque el desafío porque, además de mojarse, llegar a la escuela significa caminar por el agua embarrada por varias cuadras, inclusive entrar a la escuela es parte del desafío porque hay un pasillo de unos veinte metros que se inunda y hay que pasar pisando el agua o por el pasto/barro. Y no les cuento las veces que hemos reclamado por la reparación de ese pasillo y de las luces y de los enchufes y de las mochilas que desaguan en los inodoros y de las filtraciones y de los cielorrasos y de las rejas y de los tubos y de los desagües y de las ventanas y de las puertas y de la pintura y de los ventiladores y de las estufas y de la delimitación del terreno de la escuela y de treinta alumnos donde pueden entrar veinticinco… Ahí es cuando la foto de la escuela de Finlandia me desilusiona, seguro que no tienen la misma empresa de mantenimiento que nosotros.
Perdón, no quiero aburrirlos, pero no quisiera que mis palabras queden imprecisas y les despierten dudas. ¿Saben qué nos inspira? La Escuela Alegre de María Monttesori, miren las fotos de los edificios y de las aulas en la web… La experiencia de Olga y Leticia Cossetini en Rafaela, Provincia de Santa Fe, en la década de 1930 y la evaluación que de ella hace José Lombardo Radice. Ambas hermanas practicaban la experiencia directa de sentarse en el pasto o mirar un árbol o un pájaro o una plaza, interesar al niño y generar un tema de aprendizaje enriquecido por experiencias estéticas que encuadraban su trabajo entre las primeras educadoras por el arte de nuestro país. El maestro Luis Iglesias que veinte años después nos regalaba la posibilidad de reflexionar sobre nuestra tarea armando un ”Diario de ruta” y sensibilizarnos junto con los niños encontrando en la palabra la fuerza de la expresión. Y en el maestro Francisco Cabrera que nos invitaba a animarnos siempre a más, a respetar principalmente al mundo de los niños y aprender de ellos y con ellos la riqueza pedagógica del juego… Y el Grupo SIMA, primer colectivo docente que reflexionó sobre las prácticas pedagógicas, la fuerza del diálogo en las aulas animándose a darle la palabra y la toma de decisiones a los niños… y tantos docentes que nos han acompañado ensenándonos a no ser indiferentes de lo que pasa en el aula, reflexionar sobre ello, escuchar al compañero, buscar soluciones, armar propuestas conjuntas, retomar aquellos caminos que funcionaron y se abandonan porque son más difíciles frente al autoritarismo que siempre es más contundente…
Perdón…
Me entusiasmé…
¿A ustedes también?
Pablo Martín Villarreal
Director
Escuela Nº 21 – D.E. 19
Mariano Acosta 2976
C.A.B.A.