Buenos Aires , viernes 18 de enero del 2013
Llevamos 14 días encerrados en el 6° piso del Centro Cultural G. San Martín; sin agua, sin comida y sin baño. El PRO intenta desalojar 2 años y medio de toma y autogestión del único teatro del edificio que resistió a la privatización integral del mismo, la Sala Alberdi.
En el año 2002 se recibieron 92 millones de dólares del Banco Interamericano de desarrollo para llevar a cabo este plan sistemático, que no es más que la continuación del modelo neoliberal de los 90’, arrasando con todo el patrimonio público y exterminando los espacios de expresión popular. Un reflejo muy claro de la falta de democracia y libertad de expresión, que nos priva de todos los espacios donde la diversidad de ideas pueden crecer y manifestarse.
Desde el 2 de enero del 2013, un acampe de 200 personas en la puerta del centro cultural, intenta impedir el desalojo, mientras el edificio se encuentra controlado por 30 unidades de seguridad privada, llámese “Matones”, 10 de infantería y 10 de la Metropolitana. Un grupo de estos matones se encuentran en el 6° piso, en la puerta del teatro, provocando a los asambleístas que permanecen adentro, golpeando el vidrio por la madrugada y amenazándolos. Asimismo, días atrás, cuando los integrantes del acampe intentaban proveerle agua a sus compañeros del 6° piso a través de una soga, una mano cobarde salió de la ventana del 3° piso a cortarla.
El ministro de cultura de la ciudad de Buenos Aires, Hernán Lombardi, está desesperado. Su plan maléfico de desalojar ilegal y extorsivamente a la Sala Alberdi, cerrando el Centro Cultural G. San Martín por vacaciones e impidiendo la entrada de los trabajadores del único teatro que mantiene sus actividades, le está saliendo espantosamente mal. Esto nos alegra y nos fortalece mientras el acampe de abajo crece cada día más con asambleas abiertas de 200 personas y festivales artísticos diarios. Sin embargo, aún no es momento de relajarse, ya que el motivo de la desesperación y el mal accionar del ministro de cultura deviene de una responsabilidad muy grande para con capitales nacionales y extranjeros que tienen intereses millonarios sobre el centro cultural, y esto lo hará ir hasta las últimas consecuencias; y eso que ya encerró a personas sin agua, sin comida y sin baño.
¿Como no desesperarle un teatro autogestionado que brinda 20 talleres y espectáculos a la gorra, dentro de un edificio de 18 pisos enfocado al consumo y al turismo, donde se alquila el espacio público a eventos de empresas privadas?¿Como no desesperarle que la toma de la sala Alberdi represente la lucha contra la mercantilización de la cultura y la cultura de la mercantilización dentro del Ícono más grande de la privatización cultural?¿Como no desesperarle que cuanto más insiste en lograr su objetivo, tanto mayor es el grado de respuesta de la lucha que ahora tiene 40 carpas instaladas en la puerta del Centro Cultural G. San Martín?
Pedimos a toda la comunidad artística que se solidarice con la lucha. Un teatro del pueblo está a punto de desaparecer bajo las garras mezquinas del mercado que todo lo absorbe. Los grandes mercaderes han comprado un fallo para legalizar su nuevo robo, mientras el pueblo sigue dormido en calle Corrientes, y quizá un día ya no tenga espacios para despertarse.
No queremos olvidarnos de hacerle honor a la embajadora de la justicia, la jueza Fabiana Schafrick, otra gran mercader, que por dinero ha sido capaz de ir en contra de su primer fallo, que garantizaba la perpetuidad de la Sala Alberdi como un espacio público que lejos de poder venderse debía ser refaccionado por el gobierno de la ciudad en un plazo de 30 días. Hoy la misma jueza determina el cierre del mismo y el traslado de media docena de sus antiguos talleres a un salón ubicado dentro de un complejo habitacional privado en Chacarita. Un minúsculo cambio de opinión, ¿no?
Como si fuera poco, gravísimos hechos de represión han ocurrido el domingo 13 de enero, aproximadamente a las 22 horas, cuando un grupo de compañerxs que participan activamente del Acampe Cultural fueron interceptados en la esquina de Montevideo y Perón (a la vuelta del acampe) por una patota de 10 matones armados con palos largos, que se bajaron de dos autos, los golpearon y amenazaron con volver. El amedrentamiento también se lleva a cabo por parte de la policía metropolitana, que además de instalar su infantería en la puerta del acampe, ha seguido con un patrullero a una compañera hasta la puerta de su casa.
Lxs compañerxs reunidos en la asamblea del acampe exigimos:
-Que las autoridades Gabriela Ricardes y Hernán Lombardi se hagan presentes y cesen el abuso de poder que están ejerciendo sobre los trabajadores de la Sala Alberdi así como el aislamiento al que están siendo sometidos nuestros compañeros, y con ello que reviertan las medidas discriminatorias con las cuales nos restringen el acceso.
-La expulsión inmediata de los patovicas que custodian la entrada del centro cultural, quienes son los responsables directos de la violencia física ejercida hacia los compañerxs en el acampe y el hostigamiento a los compañerxs que resisten en el sexto piso; cerrándoles los accesos principales y las salidas de emergencia con palos y fierros de manera ilegitima, restringiéndoles el uso del baño e impidiendo subir víveres. Exigimos que se garanticen los derechos humanos de todos los compañeros que sostienen la toma de la Sala Alberdi y que las autoridades del gobierno de la ciudad cesen su accionar represivo y criminalizador.
– Garantía para realizar las actividades, talleres, seminarios y espectáculos programadas por la Sala Alberdi.
– Que reconozcan a quienes autogestionamos la sala como “tutores del espacio”, ya que somos actualmente los protectores de su integridad física y los garantes de su identidad histórica como espacio de producción, divulgación y formación artística.
-Ni desalojo ni traslado de la Sala Alberdi
-No a la privatización de la cultura
-No a la mercantilización del arte