Grupos parapoliciales que reprimen y un director de policía porteño que se las trae, son los ingredientes de la política macrista contra la inseguridad.
11.06.2009
Mauricio Macri no sólo cuenta con su grupo parapolicial UCEP (Unidad de Control del Espacio Público) que actúa de noche intimidando y golpeando a hombres, mujeres y niños que viven en la calle (producto de la precariedad habitacional de la Ciudad). Este grupo civil que interviene además en desalojos administrativos, sin orden judicial, con una brutalidad y metodología propia de la última dictadura militar, tiene ahora quién lo acompañe.
Se conoció recientemente el nombre (y currículum) del flamante director de la academia de la futura policía de la ciudad, que tanto reclamaba Mauricio Macri: Daniel Pastor, abogado y académico, pero además conocido cuestionador de la intervención de organismos de Derechos Humanos en las causas por el atentado a la AMIA, el crimen de José Luis Cabezas y la represión y asesinatos del 20 de diciembre de 2001.
Por si esto fuera poco, en julio de ese año, Pastor era asesor del Procurador del Tesoro e intervino en el caso por el asesinato de Walter Bulacio. Su estudio jurídico fue contratado por el gobierno de Fernando de la Rúa para que contestara la demanda de CORREPI contra el Estado argentino. A partir de la respuesta elaborada por Pastor, el gobierno de De la Rúa negó que Walter fuera torturado y que su muerte fuese responsabilidad del Estado, y defendió al comisario Miguel Ángel Espósito con los mismos argumentos de su defensa técnica en la causa interna.
Justamente la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) emitió un comunicado en el que afirmaban: “Si cualquier nueva fuerza siempre significará más represión para el pueblo, no cabe duda de la forma en que actuarán los futuros funcionales ejecutores de la represión del Estado que salgan de una escuela dirigida por una persona que avala tales crímenes”.