Accidente en el puerto por poco no termina en tragedia
5.2.2023
El viernes 3 de febrero se desplomaron una serie de caños industriales destinados a la construcción del gasoducto Nestor Kirchner, que se encontraban en la dársena de cargas no contenerizadas a cargo de Loginter S.A, del puerto de Dock Sud. De casualidad el evento no terminó en tragedia. Una vez más, las patronales se lavan las manos y los trabajadores exponen su vida.
El día viernes 3 en la localidad de Dock Sud, ocurrió un accidente que podría haber terminado en tragedia. Sobre avenida Debenedetti a la altura del estadio del Club Sportivo Dock Sud, una serie de caños estibados de forma dudosa y sin muro de contención dentro del puerto se venció, rompió el muro que separa el puerto, de Avenida Debenedetti y terminó con toda la carga sobre la avenida.
Estos caños serán utilizados en la construcción del gasoducto Nestor Kirchner, un proyecto al que el Gobierno Nacional apuesta a avanzar para tratar de paliar la crisis por la falta de dólares, agravada por la necesidad de importar gas y es un regalo multimillonario para Paolo Rocca, CEO de Techint.
La construcción en tiempo récord de este gasoducto, que se proyecta para el invierno 2023, también implica la producción récord de caños y el trabajo sin descanso de miles de trabajadores, no solo en Siat, Techint, donde las jornadas son extenuantes, sino en toda la cadena de logística y distribución, donde entra el puerto de Dock Sud, las empresas concesionarias y sus trabajadores.
Si bien no se reportaron ni vecinos, ni trabajadores heridos, lo que queda de manifiesto es que las medidas de seguridad que emplea el puerto son insuficientes y que los negocios millonarios entre empresas, puertos y gobierno no reparan en prevenir accidentes.
Trabajadores del puerto afirman que el inconveniente se desencadenó debido a una maniobra del operario de la grúa al intentar mover la carga con una máquina que no era apta para ese tipo de cargas, “Paolini debería haber mandado una grúa con contrapeso, sabían el peso de los caños”, afirma uno de los trabajadores, haciendo referencia a la empresa encargada de proveer las grúas para maniobrar la carga.
No es novedad para los vecinos de la zona el nivel de vulnerabilidad que tienen al vivir tan cerca del puerto. Las calles aledañas no cuentan con la arquitectura adecuada para el tránsito de los camiones que salen cargados de caños que pesan entre 3700 y 5000 kilos cada uno. A eso se le suma las jornadas laborales extenuantes de trabajadores portuarios que llegan a trabajar hasta 24 horas ininterrumpidas con descansos de 1 hora cada 8 horas, expuestos a este tipo de situaciones.
El puerto de Dock Sud es uno de los dos responsables de descargar los materiales para la construcción del gasoducto antes mencionado. El pliego de licitación de éste, habla de un presupuesto de $220.584.329.956,23 para la construcción del mismo; inversión que no se traduce en mayores medidas de seguridad e higiene para los trabajadores encargados de maniobrar cargas de semejantes dimensiones, es que las vidas obreras no valen para los empresarios y el gobierno, lo que valen sus negocios.
Fernando Luna, trabajador de Shell y Lic. en Seguridad e Higiene aseguraba: “Ante estas situaciones quedan expuestas las condiciones de trabajo a las que las empresas someten a los trabajadores, precarización, tercerización, jornadas sin fin y una larga lista de etc. Es más urgente que nunca discutir que la planificación de la infraestructura nacional no esté pensada en función de las ganancias empresariales, sino en las necesidades de la población y sus trabajadores. La reducción de la jornada laboral es una necesidad urgente, para no dejar la vida trabajando, evitar accidentes y generar empleo, como así también la creación de comisiones mixtas de seguridad, para que los propios trabajadores puedan discutir y prevenir riesgos y desde ya, que los millones que se ahorrará el gobierno con esta obra, no se destinen al pago de la deuda con el FMI, sino para resolver la grave situación económica y social que viven millones, no nos cansamos de repetirlo, nuestras vidas, valen más que sus ganancias”.